En Guatemala confluyen los bosques y las voces de los pueblos indígenas. Empezando porque el vocablo “Guatemala” se derivaría del náhuatl “guauhtemallan”, que significa “tierra de árboles”. Además, porque la tierra, la montaña, los animales, los árboles y el respeto a la naturaleza -todos relacionados con bosques- tienen grandes significados en la tradición de los pueblos indígenas de la región e involucran dimensiones históricas, sociales, culturales y materiales.
En la actualidad, los pueblos indígenas y las comunidades locales en Guatemala continúan jugando un rol fundamental en el cuidado de los bosques. De los 3,7 millones de hectáreas de bosque en el país, pueblos indígenas y comunidades contribuyen significativamente a la conservación forestal sostenible de 1,58 millones de hectáreas de tierras comunales.
Este territorio incluye: más de 500.000 hectáreas gestionadas por comunidades basadas en el uso ancestral; 300.000 hectáreas de bosques municipales comunales; 400.000 hectáreas de concesiones forestales comunitarias en la Reserva de la Biosfera Maya; y terrenos más pequeños que incluyen propiedades de cooperativas, sitios sagrados y tierras públicas con derechos de acceso local.
Esa gestión se traduce en protección ante la deforestación. En Petén, donde se encuentra la Reserva de la Biosfera Maya -el área protegida más grande de Centroamérica-, el manejo de concesiones forestales por parte de pueblos indígenas y comunidades ha mostrado reducciones prometedoras: solo 0,4 % anual de deforestación frente a un 5% anual en la zona de amortiguamiento de la Reserva y 1 % anual en el resto del país.
Además de proteger los bosques, el manejo forestal a cargo de pueblos indígenas y comunidades locales les generan ingresos y medios de vida. Un caso exitoso son las comunidades en Petén que producen madera de manera sostenible y, con certificaciones y mejoras en sus procesos, exportan madera a Europa, Asia y Norteamérica. El sello de “Madera justa” certifica su producción sostenible y un comercio equitativo para las comunidades productoras.
Mayor empoderamiento y apoyo
La falta de reconocimiento formal sobre tierras comunales ha obstaculizado la expansión de modelos de forestería comunitaria, como las de Petén, a más regiones en Guatemala. Los pueblos indígenas y comunidades locales han asegurado tenencia de la tierra en solo el 12 % de los bosques que gestionan y protegen. Se necesita además un mayor reconocimiento de los modelos de manejo forestal colectivo para fomentar dicha expansión.
Con el objetivo de fortalecer sus capacidades, un nuevo proyecto piloto busca empoderar a pueblos indígenas y comunidades locales para que, además, aumenten los beneficios que obtienen de su gestión sostenible de bosques y recursos naturales.
El proyecto es parte del Mecanismo Dedicado Específico (MDE) para pueblos indígenas y comunidades locales, una iniciativa global que apoya su participación en el esfuerzo internacional por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de la deforestación y la degradación forestal.
El MDE ya apoya a comunidades forestales en Perú, Burkina Faso, México, Brasil e Indonesia, entre otros países, para la titulación de tierras indígenas, el desarrollo de medios alternativos de vida e ingresos, la recuperación y conservación de recursos naturales, la consolidación de la educación ambiental y el fomento de oportunidades económicas y empoderamiento de mujeres indígenas.
En Guatemala, el MDE complementará a la Estrategia Nacional para el Abordaje de la Deforestación y Degradación de Bosques en Guatemala y otras iniciativas para promover el reconocimiento de los modelos tradicionales y colectivos de manejo y conservación forestal.
Otra iniciativa aprobada recientemente también apoyará a quienes protegen los bosques en el país. Guatemala firmó un acuerdo de pago por reducción de emisiones con el Fondo Cooperativo para el Carbono de los Bosques (FCPF, por sus siglas en inglés).
Este acuerdo permite al país tener acceso a hasta US$52,5 millones para recompensar esfuerzos para reducir 10,5 millones de toneladas de emisiones de carbono debidas a la deforestación y degradación de bosques, en el marco del mecanismo REDD+.
Estos fondos financiarán el programa guatemalteco de reducción de emisiones y beneficiarán directamente a comunidades, asociaciones, actores privados, cooperativas e individuos que protegen, recuperan y preservan los bosques. Esto asegura que los participantes, en particular pueblos indígenas y comunidades locales, sean reconocidos y recompensados de manera justa por su importante rol en la reducción de emisiones.
Son dos iniciativas en Guatemala con apoyo directo para quienes ya cuidan y viven de los bosques, que son fuentes fundamentales de bienes y servicios ecológicos, reducen la vulnerabilidad a inundaciones y deslizamientos de tierra, proveen oportunidades económicas y mejoran la integridad y productividad de la tierra. Los bosques aportan además agua potable, regulación climática, reducción de la contaminación y lugares culturales y sagrados, que son beneficios para toda la humanidad.
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