Infraestructura: No todos los caminos conducen a inversiones "verdes"

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Infraestructura, energía, medio ambiente y desarrollo en América Latina

Estoy en una sala de conferencias en Panamá y la habitación está tan fría que daría lo mismo que estuviese nevando.

Mis dedos están tan entumecidos que casi no puedo escribir y esto me hace reflexionar acerca de la sicología de morirse de frío en un clima tropical…me pongo a pensar acerca del uso excesivo de energía mientras el precio del barril de petróleo se sitúa en los US$86 y la temperatura de la Tierra sigue subiendo.

En vista de que esto no es sólo una cuestión de sentirse cómodo, ¿se trata entonces de una declaración sobre nuestros derechos para consumir energía? ¿O más bien es una cuestión relacionada con nuestro control sobre el medio ambiente, o sobre la riqueza?

El uso de la energía como símbolo de poder

Cualquiera sea la razón, los residentes de Ciudad de México y Managua comparten estos hábitos con sus pares en Miami o Manila.

El uso de la energía se expresa como un signo de poder. Y esto también se aplica al uso de los automóviles.

Hace ciento cincuenta años, Walt Whitman escribía en su poema Song of the Open Road:

Oh, camino público…
me expresas mejor que lo que podría expresarme yo mismo,
desde ahora, ¡libertad!, deteniéndome, investigando, recibiendo y contemplando,
con cortesía, pero con innegable voluntad,me despojaré de las trabas que pretendan retenerme.

Este poema épico sigue siendo una celebración de las oportunidades únicas que brindan los caminos.

La tasa de motorización más elevada del mundo

A lo largo de las Américas, la relación entre libertad personal y movimiento físico—especialmente del tipo proporcionado por un automóvil en un camino abierto—se ha vuelto parte de nuestro ADN.

La región de América Latina y el Caribe tiene la tasa de motorización más elevada del mundo—similar a la de China con 5% al año pero a diferencia de China, la mayoría de nuestra población ya vive en una ciudad.

Dado que el 78 por ciento de la población de la región es urbana, esto significa que los municipios de la región se encuentran congestionados, contaminados y empeorando. También lo están las arterias que conectan a las ciudades.

Gran demanda de energía

En términos de generación eléctrica, la región de ALC sigue siendo relativamente limpia, basada mayormente en la energía hidroeléctrica y el gas natural. Sin embargo, dado que la demanda de energía en ALC crece a un ritmo histórico de 1,5 veces su crecimiento económico, se aprestan grandes inversiones en generación eléctrica... y el número de grandes ríos posibles de embalsar es limitado.

Una mayor eficiencia energética, así como economías de escala derivadas de los mercados regionales, podría reducir este crecimiento, pero el crecimiento (i.e. con energía) ecológico (i.e. con energía renovable y tecnologías de baja emisión) requerirá replantear la práctica habitual en la región, subsidiar el precio de los combustibles en boca y los precios de la electricidad a los consumidores.

A falta de un impuesto al carbono, también podría significar mayores incentivos regulatorios y tarifas de alimentación que reflejasen los beneficios totales de una generación de energía más limpia.

En nuestras dos últimas discusiones, analizamos la relación entre infraestructura y crecimiento y entre infraestructura e inclusión social—y encontramos que en ambos casos esas relaciones se correlacionan de manera positiva.

¿Y qué hay de la infraestructura y el medio ambiente? ¿Podemos crecer de manera ecológica con la ayuda de la infraestructura o la inversión en infraestructura siempre deriva en mayores emisiones, mayor deforestación, mayor degradación ambiental?

Más transporte, en ciudades más sanas

De hecho, existen inversiones en transporte urbano, en generación energética y en transporte de mercancías que equilibran necesidades económicas, sociales y ambientales—y éstas se dan cada vez más en América Latina y el Caribe.

En toda la región surgen nuevos Sistemas de Transporte Rápido—no solo en Bogotá, Santiago y Ciudad de México, también en Colombia, Chile, Brasil y en las ciudades secundarias de México, así como en Perú.Costa Rica puede llegar a ser el próximo país.

Una investigación de pronta aparición del Instituto de Recursos Mundiales sobre el transporte urbano en la Ciudad de México muestra cómo la expansión del Metrobús —carriles exclusivos para autobuses y servicios del Área Metropolitana—ayudó a revertir una tendencia de 15 años en cuanto a una dependencia cada vez mayor de autobuses contaminantes, frenando el crecimiento de las emisiones.

Las personas y el medio ambiente se benefician de un mejor transporte urbano, y cuando las ciudades se hacen más sanas, seguras y menos congestionadas, la inversión y el crecimiento económico probablemente crecen.

Hasta ahora, con frecuencia lo que ha faltado es la integración de estos proyectos de transporte urbano al planeamiento del uso territorial—aquello que densifica las ciudades, limita la expansión periurbana y brinda una mayor escala a la prestación de servicios urbanos.

Para ser verdaderamente transformadoras, estas inversiones requieren de una mayor previsión e integración en el paisaje urbano.

Aire más limpio para el Cono Sur

En cuanto al transporte de mercancías, la calidad ecológica de una inversión refleja los incentivos y opciones que los despachadores enfrentan a la hora de transportar mercancías.

Cuando se enfrentan al precio verdadero de los combustibles, incluyendo los costos de contaminación, las empresas optan por sí mismas por opciones más eficientes.

Las mercancías pasan de pequeños camiones a otros más grandes, y de éstos a trenes e hidrovías.

La ampliación de la Hidrovía en los ríos Paraná-Paraguay les permitirá a más barcos y barcazas movilizar productos agropecuarios a lo largo de cientos de kilómetros. Eliminará cientos de camiones de las rutas del Cono Sur—y el carbono del aire.

Siendo realistas, la inmensa mayoría del transporte de mercancías en la región seguirá moviéndose por camión, por lo que será necesario que la industria camionera se vuelva más ecológica durante el proceso de crecimiento. Esto significa garantizar el cumplimiento de las regulaciones para caños de escape, incentivos para la modernización de la tecnología camionera, y capacitación para los conductores.

El Banco Mundial está ayudando al gobierno de Brasil a elaborar una estrategia para hacer más ecológica a la industria camionera... un ejemplo regional que se expandirá en años venideros.

Uff.

En estas tres entradas de blog hablamos sucintamente del Triplete, y encontramos que las inversiones en infraestructura pueden, en potencia, (1) fomentar un crecimiento que sea (2) inclusivo y (3) ecológico.

Pero, como aprendí al escribirlo y de los comentarios, también debemos admitir que no hay una solución fácil, que las inversiones inclusivas y ecológicas generan costos—muchas veces la pérdida de un subsidio—que los consumidores y/o contribuyentes deben sobrellevar en el corto plazo.

También aprendí que el componente humano—planeamiento, coordinación, educación, cambio de comportamientos—sigue siendo nuestro mayor desafío.

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Autores

Jordan Z. Schwartz

Incoming Director for Eastern Europe

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