Inversiones innovadoras en la naturaleza: El caso de la miel nativa del bosque chaqueño de Argentina

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En el Chaco argentino, indígenas y criollos de Pampa del Indio trabajan cooperativamente en la producción de miel de “meliponas”, unas abejas nativas sin aguijón  (Tetragonisca fiebrigi y Scaptotrigona jujuyensis).  En un reciente blog, contamos cómo esta zona se ha convertido en un refugio para la producción de miel de especies nativas.

En esta oportunidad, vamos a dar más detalles de como este proyecto innovador está poniendo en valor la conservación de las abejas meliponas al combinar el uso de tecnología y conocimiento científico con saberes ancestrales para la implementación de prácticas sustentables de producción. 

Al adentrarnos en los bosques del “impenetrable”, como se conoce a los bosques del Chaco, no es raro encontrar árboles "meleados", con huecos en los troncos donde las abejas sin aguijón establecen sus colonias y producen miel.

La meliponicultura no es algo nuevo en la región del Chaco. La práctica de “meleo” es común entre los pobladores criollos e indígenas. 

Pero lo novedoso de la iniciativa Impulso a la Meliponicultura, que forma parte del proyecto Corredores Rurales y Biodiversidad, financiado por el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (FMAM/GEF) y ejecutado por la Administración de Parques Nacionales de Argentina, es que la extracción de enjambres es reemplazada por el rescate de nidos que de otra forma terminarían procesados en aserraderos o carpinterías. 

Lo que antes se procesaba directamente en el monte, ahora se produce sin grandes necesidades de infraestructura y en localizaciones urbanas. Se utilizan cajones pequeños y compactos que son fáciles de trasladar y ocupan poco espacio. Esta tecnología fue diseñada por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria luego de varios años de investigación. 

Conocimientos ancestrales más innovación

Los pobladores indígenas de la etnia QOM tienen conocimientos ancestrales de la biología y el manejo de las meliponas, y de los usos y propiedades medicinales de su miel. Estos conocimientos son valorizados a través de un proyecto pedagógico intercultural para el rescate de saberes tradicionales y mediante la difusión de la iniciativa con vecinos y pobladores locales.

Un enfoque potente del proyecto es el planteado por la cooperación entre pobladores criollos y de pueblos originarios. Comunidades cooperativas y con sistemas socioproductivos resilientes tienen mejor capacidad de respuesta y adaptación frente a los desafíos ambientales y climáticos. 

Este esquema contribuye a la conservación de la naturaleza y a la mitigación del cambio climático, en tanto aumenta el valor de los bosques que son hábitat de las abejas y esto ayuda a evitar la deforestación. La valorización de la meliponicultura, además, fortalece la soberanía alimentaria, que es el derecho que tienen los pueblos a elegir qué producir y consumir; generar identidad, ya que potencia sistemas productivos incorporados al acervo cultural; y potencia el sentido de pertenencia y arraigo a los territorios. 

Dulce agridulce, que sanas y nutres 

Las mieles de las abejas nativas sin aguijón son nutritivas y curativas. Existen más de 400 usos distintos de las mieles de meliponas, que van desde el tratamiento de infecciones en la piel o en el sistema respiratorio hasta la cura de cataratas. En Indonesia se estudian propiedades anticancerígenas del propóleo, y en México se comercializan miel y subproductos con fines alimentarios y cosméticos. Las meliponas producen una miel diferente a la convencional. Su sabor es agridulce, con mayor humedad y más propiedades nutritivas y curativas que la miel de la abeja común. Las meliponas usan el néctar de plantas diferentes a las abejas comunes y añaden jalea real a la miel durante el proceso de elaboración del alimento de las crías.

La meliponicultura tiene un bajo costo de producción, por eso es una alternativa ideal para la economía familiar. Las meliponas no precisan un manejo intensivo como sí lo demandan las abejas comunes: no hay que cambiar cera, ni renovar trajes, ni comparar ahumadores, y el meliponario se puede mantener cerca de la casa, en zonas urbanas.

No obstante esta ventaja, la producción de miel es lenta y de bajo volumen. Para producir un litro de miel de Yateí, una colonia compuesta por 5 mil abejas trabaja todo un año. Para contrarrestarlo, el producto se comercializa a un precio más alto que la miel común. 

Este proyecto propone un prototipo para producción en escala: se busca aumentar la producción de miel y acceder a nuevos mercados. La reciente incorporación de este producto al Código Alimentario en Argentina facilita esta perspectiva y abre nuevas oportunidades para su comercialización. 

Mieles para conservar

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La pérdida de biodiversidad no solo es un problema ambiental, sino de desarrollo, economía, seguridad, social y moral.  La única forma de reducir la presión sobre los ecosistemas es generando alternativas económicas sustentables, que potencien y revaloricen los servicios ambientales de la naturaleza. 

La iniciativa Impulso a la Meliponicultura es un aporte al salvataje de los bosques chaqueños,  duramente amenazados por el avance de la frontera agrícola; al bienestar de su gente, que tras la transformación del paisaje pierde oportunidades de sustento y desarrollo; y a la reivindicación de la identidad sociocultural de sus habitantes.

Esta iniciativa forma parte del evento: Invertir en la naturaleza: Descubrir el valor oculto de la biodiversidad, realizado durante las Reuniones Anuales del Banco Mundial.

 


Autores

Andrea Michelson

Consultora del Banco Mundial

Pablo Herrera

Especialista ambiental

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