La situación de la educación en Latinoamérica y el Caribe sigue en estado crítico. Justo antes de la pandemia, más de dos tercios de los estudiantes no alcanzaban los niveles de desempeño mínimos en lectura, matemáticas y ciencias naturales al terminar la primaria. En solo unos pocos países, los estudiantes mejoraron sus niveles de aprendizaje entre 2013 y 2019. Estos resultados probablemente se han agravado después de la pandemia.
Al mirar al interior de los países, las diferencias de logro entre las escuelas siguen fuertemente asociadas a la segregación socioeconómica. Sin embargo, lo más destacable es que las mayores disimilitudes en los aprendizajes se encuentran al interior de las aulas.
Mientras algunos estudiantes están recién aprendiendo a reconocer las letras, otros ya leen cuentos completos. Esto plantea un enorme desafío pedagógico para los países y sus docentes. Una pedagogía personalizada, que se adapte al nivel de aprendizaje de los estudiantes, parece más necesaria que nunca.
Los datos provienen del Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE) 2019, evaluación internacional de la oficina regional de la UNESCO que nos entrega la foto más reciente del estado de la educación en Latinoamérica y el Caribe, justo antes del cierre de escuelas producto de la pandemia.
El ERCE 2019 midió los aprendizajes de los estudiantes de 3º y 6º grado a través de pruebas de lenguaje (lectura y escritura), matemáticas y ciencias naturales. En el estudio participaron 16 países: Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay.
Estancamiento y bajos niveles de aprendizajes
Los resultados del ERCE muestran una enorme brecha entre las expectativas curriculares de los países, y los aprendizajes reales de los estudiantes. El porcentaje de estudiantes que logra las expectativas curriculares no llega al 10% en la mayoría de los países.
Lo más preocupante son los altos porcentajes que no alcanzan un nivel de desempeño mínimo. Este es el caso de cerca de la mitad de los estudiantes en 3º grado (un 44% en lectura y un 48% en matemáticas), y de los más de dos tercios en 6º grado (con cifras que llegan al 69% en lectura y el 83% en matemáticas).
El ERCE nos muestra también que hay grandes diferencias entre los países en los aprendizajes logrados. En un extremo, en países como República Dominicana, Nicaragua y Panamá más del 95% de los estudiantes no alcanza los niveles de desempeño mínimos de matemáticas en 6º grado. En el otro extremo, en países como México, Perú y Uruguay, algo más del 60% de los estudiantes aún no los alcanza.
Solo unos pocos países mejoraron sus niveles de aprendizaje entre 2013 y 2019. Destacan Brasil, Perú y República Dominicana, que mejoraron sus puntajes en lectura y matemáticas en 6º grado . Lo opuesto ocurrió en Argentina, Guatemala y México.
Brechas de aprendizaje en el aula
Más allá de las diferencias entre los países, es notable observar que las mayores disparidades en los logros de aprendizajes se concentran dentro de los países. Y que, dentro de los países, las mayores diferencias se concentran dentro del aula. En todos los países se observa una amplia gama de puntajes. En torno al 60% de la varianza de puntajes está dentro de las escuelas, lo que viene a ser dentro de las aulas, dado que el ERCE seleccionó un aula completa de cada escuela y grado.
Estos resultados indican que en los países es común encontrar en una misma sala de clases a estudiantes con niveles de aprendizajes muy diversos. Mientras unos ya leen textos completos otros están recién aprendiendo a decodificar los signos básicos del lenguaje. Mientras unos son capaces de solucionar problemas matemáticos complejos, otros recién están aprendiendo conceptos numéricos y operatoria.
La urgencia de atender las brechas de aprendizaje en el aula
Es decir, una pedagogía que se ajuste mejor a los niveles reales de aprendizajes de cada estudiante. Esto implica, por una parte, atender las necesidades de aprendizaje de los millones de estudiantes que no logran los niveles mínimos de desempeño. Por otra parte, implica utilizar estrategias pedagógicas diferenciadas en el aula.
Innovaciones en esta línea son la priorización curricular con un foco en las competencias básicas, evaluaciones formativas, actividades grupales en el aula con estudiantes de similar desempeño, junto con el uso de recursos pedagógicos y tecnologías.
Y, tal vez lo más importante, ofrecer espacios de formación donde los docentes puedan reflexionar sobre como adaptar mejor sus prácticas pedagógicas a las necesidades de aprendizaje de todos y cada uno de sus estudiantes.
Únase a la conversación