Con una altura promedio de 3.640 msnm, calles empinadas y un intenso y desordenado tránsito vehicular, la ciudad boliviana de La Paz no pareciera ser el entorno ideal para el uso cotidiano de la bicicleta. Movilizarse sobre dos ruedas en esta urbe andina, ya sea para pasear, ir a trabajar o estudiar, hacer deporte o realizar las compras del mercado, es un reto que asumen unos pocos aventureros que no temen colarse entre los micros, minibuses o taxis que inundan sus calles.
El camino para crear una cultura ciclista parece todavía muy largo, como lo revela el bajo reparto modal de los viajes en bicicleta, el cual no superaba el 0.03 % de los viajes diarios en la urbe en 2018.
Debido a la pandemia de COVID-19, entre marzo y mayo de 2020 la cuarentena nacional impuso restricciones casi totales en la circulación de personas, suspendiendo el tránsito motorizado, incluido el transporte público. Como en otras ciudades de la región, esta situación provocó la necesidad de recurrir a formas alternativas de movilidad, generando una oportunidad única para fomentar el uso de la bicicleta. ¿Podría La Paz también tomar ventaja de esta situación? ¿Cuál sería la manera de hacerlo?
Para entender los retos y oportunidades alrededor de estas interrogantes, el Banco Mundial y la Dirección General del Sistema Integrado de Transporte del Gobierno Autónomo Municipal de La Paz realizaron en junio de 2020 una encuesta digital en la que participaron 400 ciclistas urbanos, quienes brindaron una primera aproximación al contexto del uso de la bicicleta en La Paz antes y después de la cuarentena.
Entre osados e indecisos
La encuesta reveló que la cuarentena cambió los hábitos de movilidad de los ciclistas, sobre todo los de aquellos que están interesados y preocupados por las condiciones de seguridad. En efecto, mediante un análisis estadístico de los datos, se identificaron dos grupos de aproximadamente 200 ciclistas cada uno. El grupo 1, que categorizaremos como ciclistas “osados, sin miedo”, continuarán usando la bicicleta a pesar de las condiciones desfavorables actuales; y el grupo 2, que son ciclistas “indecisos pero interesados”, ven este modo de transporte como carente de atractivo y seguridad.
En el primer grupo, los ciclistas que manejan más de cuatro veces a la semana por motivos no recreativos (trabajo, estudios, compras) se duplicaron, pero no hubo cambios considerables en el comportamiento de las personas que nunca usaban este medio de transporte.
El segundo grupo se reveló sumamente importante porque, según la experiencia internacional, representa el público potencial que podría cambiar sus hábitos de movilidad hacia el ciclismo urbano. Este grupo de usuarios son propensos a hacer un mayor uso de la bicicleta si se mejoran las condiciones de seguridad y confort.
Este resultado preliminar de percepción de los ciclistas urbanos es muy alentador para el futuro:
- Los ciclistas interesados, pero preocupados pasó de un 40% que usaba la bicicleta más de una vez a la semana antes de la cuarentena para motivos no recreativos, a un 70% después de la cuarentena;
- El grupo de indecisos, que salía en bicicleta más de cuatro veces a la semana solo en un 15%, ahora lo hace un 28%.
Es decir, que las restricciones en el tránsito dieron un impulso al ciclismo urbano aún sin políticas públicas o infraestructura ciclista conectada y segura en la ciudad. Es una señal muy positiva que debe invitar a las autoridades locales y a las entidades multilaterales de cooperación a pensar en cómo promover más decididamente el uso de la bicicleta en La Paz .
Asimismo, la encuesta reveló que la topografía urbana no es la principal limitante para el uso de la bicicleta en La Paz . Los ciclistas encuestados identificaron dificultades similares a las que se encuentran usualmente en América Latina; dos de cada tres afirmaron que los mayores retos en La Paz son el tránsito vehicular, la ausencia de parqueo seguro para la bicicleta y el mal estado de las vías.
A la hora de proponer soluciones, los encuestados identificaron como necesidades prioritarias: infraestructura segura para ciclistas con ciclovías separadas del tránsito vehicular (una de cada dos respuestas) y parqueos seguros para bicicletas. Para incentivar la movilidad activa en La Paz, los tomadores de decisión podrían inspirarse en experiencias exitosas en la región. Este trabajo requiere, generalmente, definir en primera instancia una estrategia para la bicicleta y generar un plan de infraestructura como un componente estructural de la movilidad urbana en la ciudad, trabajo que el Banco Mundial ha apoyado recientemente en las ciudades peruanas de Lima y Callao.
Fomentar el uso de la bici
La alcaldía paceña y el Estado ya han comenzado a emprender acciones para fomentar el uso de la bicicleta. Por ejemplo, se desarrollaron soluciones para combinar el transporte público con la bicicleta, como la instalación de portabicicletas en los autobuses municipales y el traslado gratuito de las bicicletas (siete rutas Pumakatari y ChikiTiti). También, los ciclistas pueden acceder con su bicicleta al sistema de transporte por cable más largo del mundo, Mi Teleférico, mediante el abono de un segundo pasaje.
Si bien estas iniciativas han tenido un impacto limitado en el impulso al uso de la bicicleta como modo de transporte, se trata de un primer paso en el conjunto de estrategias que ofrece una solución original para los retos relacionados con los importantes desniveles de la urbe. Asimismo, inspirándose en el modelo de ciclovía recreativa de Bogotá, desde 2017 la municipalidad de La Paz reserva dos avenidas para los ciclistas por algunas horas en los domingos. En junio de 2020, la municipalidad presentó un plan de construcción de ciclovías.
La pandemia de COVID-19 ha afectado al sector del transporte global y a las personas y empresas que dependen de él de una manera sin precedentes. En todo el mundo, repensar la movilidad es ahora una prioridad para reconstruir mejor, con sistemas de transporte más seguros, resilientes y eficientes para todos.
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