América Latina y el Caribe enfrentan un desafío importante en 2023: ¿cómo promover un crecimiento sostenible, inclusivo y resiliente que sea sostenible en el tiempo en un contexto complejo tanto por la guerra en Ucrania como por la persistencia de contagios de la COVID-19?
Las medidas iniciales que se pusieron en marcha en la región para apoyar a los hogares y las empresas vulnerables durante la pandemia han sido relativamente exitosas, pero son insuficientes. Tras un repunte del 6,9% en 2021, la economía regional creció un 3,6% en 2022 y se espera que crezca un 1.3% en 2023.
Algunas propuestas para activar el crecimiento se incluyen en nuestro Análisis Económico Regional de octubre de 2022 que indica que, para consolidar la recuperación, promover el crecimiento y reducir la pobreza y la desigualdad, los países de la región deben seguir invirtiendo en programas sociales e infraestructura.
Ahora bien, hacer estas inversiones en tiempos de estrechez fiscal, como el actual, plantea retos de difícil solución. Pero es posible obtener los recursos necesarios, solo con mejorar la eficiencia del gasto público. De hecho, el reporte destaca que los países de la región podrían ahorrar hasta un 4% de su producto interno bruto (PIB) si mejoran la eficiencia de su gasto público.
Recuperar la educación
Esa es la meta que se fijó la alianza que lanzamos en 2022 junto con UNESCO, UNICEF y el Diálogo Interamericano. El compromiso por la recuperación y protección del aprendizaje en América Latina y el Caribe cuenta con el apoyo de los presidentes de Argentina, Chile, Ecuador y Honduras, y tiene el propósito de colocar a la recuperación educativa en lo más alto de la agenda pública; recuperar el aprendizaje y asegurar el bienestar socioemocional de los niños y las niñas y; valorar, apoyar y formar a las y los docentes.
En 2023 queremos expandir este llamado a todos los líderes de la región, para que los países prioricen la inclusión educativa de todos nuestros niños, niñas y jóvenes.
Acción climática, lideremos el cambio que necesitamos
Mientras lees este artículo hay quienes en el sur de la región enfrentan temperaturas extremadamente elevadas y quienes, más al norte, soportan fríos pocas veces registrados. Las consecuencias del cambio climático se sienten con fuerza y la preocupación va en aumento. Casi todos los líderes de la región con los que me he reunido en el último año me preguntaron cómo pueden obtener financiamiento verde o climático para contribuir a reducir las emisiones.
El Banco Mundial ha duplicado su financiación para el clima. Además, hemos publicado una ambiciosa Hoja de ruta para la acción climática que proporciona una visión regional de oportunidades nuevas y transformadoras para apoyar a los países en la transición hacia una economía baja en carbono, inclusiva y resiliente.
Pero eso no es todo. También hemos desarrollado nuevos diagnósticos llamados “Informes sobre clima y desarrollo”, o CCDRs, por sus siglas en inglés, para Argentina y Perú y tenemos varios en desarrollo. Estos reportes identifican tanto las prioridades de inversión, como la brecha de financiamiento climático existente en cada país.
Dos ejemplos de esto son Chile, que ya ha trazado una estrategia que indica que el hidrógeno verde ayudará a reducir en un 21% las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), y Costa Rica, que lidera los esfuerzos por reducir las emisiones de carbono y se ha convertido en el primer país de la región en recibir pagos del Fondo Cooperativo para el Carbono de los Bosques del Banco Mundial.
Cuando 2022 llegó a su fin, nos quedamos con la sensación de haber dejado atrás lo peor de la crisis provocada por la pandemia. Por un lado, es cierto que las economías de la región han recuperado sus niveles de prepandemia, los niños han regresado a la escuela y el empleo ha vuelto a niveles similares a los que tenía antes de la crisis en la mayor parte de la región.
Sin embargo, para 2023 queda pendiente una recuperación plena, que permita alcanzar la meta de avanzar hacia sociedades más justas e inclusivas. Confío que el futuro será mejor y que podremos trabajar juntos para que la región aproveche la oportunidad de repensar su trayectoria de desarrollo e implementar políticas innovadoras que permitan generar oportunidades para todos. Los invito a que sigamos trabajando juntos por una región más sostenible, inclusiva y resiliente en este nuevo año.
Únase a la conversación