Prevenir el embarazo adolescente: una prioridad para el bienestar de las mujeres en México

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Lucía es una joven de pelo largo y tenis color rosa. A diferencia de sus compañeras ha tenido que faltar a clases para ir a una revisión médica. A sus 16 años, está embarazada. La doctora de Lucía dice que tendrá que hacer una cesárea, pues por su tamaño no resistiría un parto natural. Como muchas que están en su situación, Lucía terminará abandonando la escuela.  

Según el Censo de Población y Vivienda de 2020, más de 535 mil jóvenes entre 15 y 19 años en México eran madres . El embarazo adolescente es el tercer motivo principal por el que las jóvenes abandonan la escuela (ENADID, 2018). Menos años de educación, eventualmente reducen el ingreso de estas mujeres en el largo plazo.

Es cierto que ha habido avances en este sentido en México: el Censo de Población y Vivienda 2020 muestra una caída en la tasa de fecundidad adolescente cuando se compara con los resultados de la Encuesta Intercensal 2015 y además un cambio en la tendencia al alza observada entre 2010 y 2015. Entre 2010 y 2015 la tasa de fertilidad adolescente incrementó de 56.9 a 62.5 nacimientos por 1,000 adolescentes entre 15 y 19 años, pero de 2015 y 2020 hubo un descenso a 43 nacimientos por 1,000 adolescentes, una caída sustancial en sólo 5 años. 

Sin embargo, la tasa de fertilidad adolescente sigue siendo alta ya que hubo más de medio millón de madres entre 15 y 19 años en el 2020. De hecho, México tiene una de las tasas más altas de embarazo adolescente entre los países que conforman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Más aún, este progreso varía entre las Entidades Federativas. Los principales avances se concentran en Baja California Sur, Chihuahua y Sinaloa con 10, 8.4 y 7.8 puntos porcentuales frente al 2010, respectivamente. Por otro lado, Oaxaca, Michoacán y Guanajuato no vieron ninguna mejora. Asimismo, existe una alta heterogeneidad a nivel municipal. Por ejemplo, en cuatro estados —Chiapas, Guerrero, Coahuila y Sonora—más de la tercera parte de los municipios tienen tasas de embarazo adolescente por encima del 75% de la distribución, mientras que en Baja California y la Ciudad de México, más del 60% de los municipios y alcaldías tiene tasas que están por debajo del 25% de la distribución.

Tasas de embarazo adolescente y progreso en el indicador durante la última década, por Entidad Federativa. Período 2010-2020.

Estadísticas embarazo en adolescentes por estados en México

 

Una problemática asociada al bienestar del hogar

El embarazo adolescente en México se asocia principalmente con la condición de pobreza del hogar y con la presencia o ausencia de sus padres,  en línea con la evidencia en América Latina. Utilizando el censo 2020, se estima los determinantes del embarazo adolescente según las características individuales. 

A primera vista, nuestro análisis encuentra que una joven que vive en zona rural o que es indígena tiene una mayor probabilidad de ser madre adolescente. Sin embargo, cuando se consideran otros factores de bienestar del hogar (como condiciones de la vivienda o posesión de activos), la etnia y la ruralidad dejan de ser factores de riesgo. Estos resultados sugieren que el embarazo adolescente está más asociado al bienestar del hogar y no al ser indígena o a habitar en la zona rural.  

La evidencia nacional e internacional es clara con respecto a los impactos negativos del embarazo adolescente en el desarrollo de capacidades . Diversos estudios han encontrado una asociación significativa entre la maternidad temprana con menores logros educativos y peores resultados en el mercado laboral para las mujeres. Esta asociación implica que una madre adolescente verá afectadas sus oportunidades no solo en el corto sino en el largo plazo, reforzando brechas de género. 
Las acciones que han mostrado ser efectivas para reducir embarazo adolescente apuntan a las políticas de salud sexual y reproductiva, a los programas educativos entre pares y/o en la escuela , a las actividades de empoderamiento y capacitación, a los programas de permanencia escolar (transferencias condicionadas, jornada extendida) y a las campañas de cambio de comportamientos. 

Nuestro análisis, en el reporte La participación Laboral de la Mujer en México, muestra que tanto los centros de servicios amigables como la disponibilidad de médicas/os por unidad médica se relacionan con una menor probabilidad de embarazo adolescente. 

¿Cómo prevenir estos embarazos?

A pesar de los avances en la prevención del embarazo adolescente aún hay mucho por hacer. La pandemia ha exacerbado los riesgos que existían para las y los adolescentes y jóvenes lo que puede estar afectando el reciente progreso en la disminución de la TFA. El gobierno mexicano fijó como meta para el año 2030 reducir la tasa de fecundidad adolescente de 15 a 19 años en un 50% y disminuir a cero los nacimientos en niñas de 10 a 14 años. 

Con este fin, la Estrategia Nacional para la Prevención de Embarazo Adolescente (ENAPEA) elaborada en 2019 y en proceso de implementación actualmente define una serie de acciones con enfoque multisectorial para frenar este fenómeno. Si bien la estrategia va por buen camino, será importante:

  • Expandir y asegurar el acceso a centros de atención sexual y reproductiva para adolescentes, principalmente en municipios de alto riesgo. En el contexto de la COVID-19, implementar canales para que las y los adolescentes y jóvenes accedan de una manera segura.
  • Asegurar la asistencia escolar y una educación de calidad a fin de producir un cambio en las oportunidades y aspiraciones de las y los adolescentes y jóvenes. Esto incluye apoyos económicos focalizados que apoyan la asistencia escolar.
  • Potenciar el desarrollo socioemocional y las habilidades técnicas de las y los adolescentes y jóvenes. Apoyar acciones que brinden mayores oportunidades para continuar su educación mediante el desarrollo de habilidades para el trabajo y la vida, incluyendo acciones remediales que subsanen déficits de habilidades básicas.
  • Explorar estrategias de programas escolares de atención extendida a fin de cambiar el uso del tiempo de las y los adolescentes y jóvenes. 
  • Usar medios de comunicación masivos para brindar contenidos educativos y establecer mejores normas sociales. Es importante asegurar que los mensajes sean de interés y que se adapten a diferentes poblaciones. 
     

Autores

Kiyomi Cadena

Consultora en la Práctica Global de Pobreza del Banco Mundial

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