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Los estímulos que se reciben hasta los 5 años son los que más impactan en el desarrollo y los que marcarán la salud, personalidad y capacidad intelectual de cada niño. Por eso, es imprescindible invertir pronto y bien en los niños.
Los países de América Latina y el Caribe invierten cada vez más en la provisión de servicios para la primera infancia, sin embargo, ¿qué sabemos sobre lo que está haciendo la región en desarrollo infantil?
Los invito a conocer la nueva publicación del BID, Panorama sobre los servicios de desarrollo infantil temprano. En ella se recoge información sobre los principales programas de desarrollo infantil que atienden a niños de 0 a 3 años de edad, servicios de cuidado y programas de apoyo parental, en 19 países de América Latina y el Caribe.
Este estudio confirma que los servicios de desarrollo infantil han experimentado una importante expansión en su cobertura: en los últimos cinco años la matrícula en los programas creció un 117%. Sin embargo, esta expansión no siempre ha venido acompañada de los recursos necesarios para garantizar la calidad de los servicios. Por ejemplo, a pesar del acelerado crecimiento en el número de niños atendidos, la contratación de personal sólo aumentó un 61%. Otro parámetro que documenta esta tendencia es que el número de niños por adulto es, en promedio, una cuidadora por cada seis niños para los menores de 2 años. Sin embargo, la recomendación internacional es que no haya más de tres niños por adulto para los bebés de 0 a 1 año y no más de cuatro para niños de 1 a 3 años.
Este libro hace una investigación profunda de los costos de los diferentes servicios de desarrollo infantil. La región ofrece una gama muy amplia de modalidades a través de las cuales se brindan servicios de cuidado para los niños de 0 a 3 años de edad. En los países andinos, se han institucionalizado modalidades comunitarias que han logrado coberturas amplias. Por ejemplo, una madre cuida y alimenta a grupos de 8-10 niños de su barrio en su propio hogar y recibe un pago por parte del gobierno por brindar este servicio.
Por otro lado, en los países del Cono Sur, los servicios operan mayoritariamente a través de centros formales, en los cuales los niños se encuentran agrupados según su edad y son atendidos por personal profesional. Se ha calculado que el costo anual promedio en la región por niño atendido en los servicios de cuidado es de US$1.239, mientras que el costo promedio anual por niño para los programas de apoyo parental es de US$247. El análisis también permite concluir que, a pesar de la expansión reciente en la cobertura de estos servicios, todavía existe mucho trabajo pendiente para alcanzar a las poblaciones más vulnerables.
El estudio encuentra que el cumplimiento estricto de estándares de salubridad en los centros es crítico en muchos casos. Solamente el 44% de los centros son monitoreados en temas de seguridad y salubridad. Dado que el sistema inmunológico de los niños pequeños se encuentra todavía en desarrollo, este factor determina un riesgo para la salud de los niños.
Por último, dado los altos índices de malnutrición que experimenta la región, los servicios de cuidado infantil podrían ser otro canal para el monitoreo de crecimiento y desarrollo. Sin embargo solamente 4 de 10 programas provee a los niños con micronutrientes, con lo cual se desaprovecha una oportunidad única de intervenir en nutrición durante esta ventana de oportunidad única.
Estos son solo algunos de los temas que exploramos a profundidad en Panorama sobre los servicios de desarrollo infantil temprano. La primera parte del libro está dedicada a un análisis comparativo de los programas de la región. En la segunda parte se revisan, país por país, las características de sus principales programas.
Esperamos que este libro constituya una referencia de utilidad y una herramienta de trabajo para los hacedores de política de la región en el diseño y reforma de políticas y programas dirigidos a la primera infancia.
*Este blog fue publicado inicialmente por el Banco Interamericano de Desarrollo.
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