Dos manos amasando una mezcla de agua y harina para hacer tortillas. Tantas asociaciones saltan a la mente con esta imagen. En la zona rural de Guatemala, donde predominan los roles tradicionales de género, la probabilidad de que esas manos le pertenezcan a una mujer es muy alta, pero la posibilidad de que esté preparando alimentos con un fin comercial es muy baja.
Aunque las mujeres están cada día más involucradas en todas las labores agrícolas, su participación en ellas es frecuentemente informal y no remunerada. Esto es aún más preocupante cuando se ve la situación nacional de nutrición y alimentos : Guatemala tiene la séptima tasa más alta de desnutrición crónica en el mundo, y entre 2019 y 2021, el 56% de la población enfrentó inseguridad alimentaria.
El piloto del Banco Mundial, DIGITAGRO, se enfoca en ambos retos. Financiado por infoDev, el proyecto apoya a las mujeres guatemaltecas en el espacio agroalimentario, promoviendo el uso de soluciones digitales que vinculen a los pequeños productores (particularmente a mujeres emprendedoras agrícolas) con el programa de alimentación escolar (PAE), un programa nacional cuyo fin es contribuir a la mejoría de la seguridad alimentaria y nutricional de los niños guatemaltecos en edad escolar.
Implementar tecnologías digitales para el desarrollo rural
La implementación de tecnología en DIGITAGRO tuvo como objetivo llenar los vacíos de información que debilitaban el funcionamiento del PAE, e impedían que mujeres en el agro pudieran aprovechar el programa como una oportunidad rentable. El proyecto giró en torno a tres actividades principales:
- La creación de una plataforma de comercio electrónico, realizada en alianza con el Programa Mundial de Alimentos, que daba a conocer a los usuarios PAE inscritos las listas de alimentos requeridos, las cantidades, y los menús. La plataforma asigna a un productor inscrito a una escuela, dependiendo de la demanda de las escuelas y las ofertas de los productores – emparejándolos entre ellos – y servía como un registro donde los pequeños productores podían inscribirse como proveedores oficiales del PAE.
- La producción de videos educativos, realizados en alianza con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), dirigida a las mujeres agroemprendedoras. Los videos proveen información sobre el PAE, y brindan orientación práctica para la inscripción en el programa y capacitación en seguridad de alimentos y estándares de higiene.
- Se realizó asimismo una campaña digital de información que motivaba a las mujeres agroemprendedoras a inscribirse como proveedoras del PAE. Adicionalmente, la campaña brindaba información esencial sobre los productos, precios, e información de contacto mediante un video corto y mensajes de texto como recordatorios.
¿Puede la tecnología digital mejorar el acceso a mercados de las mujeres agroemprendedoras?
El éxito de la plataforma electrónica comercial de DIGITAGRO demuestra que las tecnologías digitales pueden ser exitosamente implementadas para ayudar a mejorar el acceso a mercados para pequeños productores. Hoy, una versión beta de esta plataforma está siendo utilizada por 25,000 escuelas en el territorio guatemalteco, conectando las escuelas con 45,000 vendedores individuales. Ha sido clave para asegurar el funcionamiento adecuado del PAE durante los momentos más críticos de la pandemia de COVID-19, facilitando el acceso a alimentos para niños en edad escolar y sus familias; y a su vez, protegiendo a los pequeños productores, garantizándoles la venta de sus productos y, por lo tanto, su ingreso.
Sin embargo, en cuanto a incentivar la participación de las mujeres en el PAE, los resultados de la evaluación de impacto que se llevaron a cabo entre 880 mujeres en 252 aldeas en el departamento de San Marcos (donde se llevó a cabo el piloto), muestran una dinámica mas compleja.
El estudio, realizado en colaboración con el Laboratorio de Innovación de Género para América Latina y el Caribe, reveló que la campaña incrementó el conocimiento del PAE como una oportunidad económica para las mujeres en las áreas rurales. Estas mujeres empezaron a vender más de sus productos y se involucraron más en la toma de decisiones en sus hogares.
La campaña mostró ser muy relevante para aquellos que no recibían apoyo de los programas de extensión tradicionales, demostrando el poder de las herramientas digitales para diseminar la información a poblaciones remotas.
La Figura 1 muestra el impacto de la campaña de información entre mujeres que no habían recibido entrenamiento agrícola (Panel A) comparado con quienes sí lo hicieron (Panel B).
A pesar de estos logros positivos, el estudio también mostró que la campaña no tuvo un efecto en la disposición de los participantes a unirse al PAE, y señaló varios retos análogos que enfrentan los productores al momento de vender sus productos. Entre estos se encuentra la diversidad del menú que las escuelas exigen a sus productores continuamente durante el año escolar, dificultando a los pequeños productores el suplir individualmente estas necesidades.
Muchos pequeños productores también carecen de las habilidades agrícolas y administrativas necesarias para involucrarse exitosamente con el PAE, un proceso ampliamente percibido como difícil, y que es además exacerbado por los bajos niveles de confianza en las instituciones involucradas.
¿Cómo pueden superarse estos retos?
Un primer paso importante es generar el conocimiento amplio del PAE, lo cual se podría lograr mediante mensajes digitales. En segundo lugar, una campaña dirigida exclusivamente a las mujeres como tomadoras de decisiones económicas, combinada con servicios de extensión electrónicos para proveer asistencia altamente dirigida, podría incrementar sus números de participación.
Y finalmente, aunque existen barreras más amplias y estructurales que presentan retos para la inscripción, incluyendo la inequidad en acceso a tierras, la falta de confianza en las instituciones públicas y la reticencia a la formalización, entre otras barreras, algunas de estas podrían superarse haciendo cambios al PAE para alinear su estructura con la realidad de los pequeños productores, específicamente mujeres productoras. Por ejemplo, podría existir un premium de precio que podría compensar a los proveedores por la alta calidad de su producto, mientras se modifica la asistencia técnica en el territorio para servir a proveedores potenciales del PAE.
También podrían simplificarse los procesos para inscribirse como proveedor, y brindar apoyo para la creación de asociaciones de productores. Estas y otras iniciativas podrían hacer que el PAE fuese más accesible.
Y ahora, ¿qué sigue?
Los programas de alimentación escolar son una herramienta efectiva para mantener a los estudiantes en la escuela durante épocas económicas difíciles, y para proveer alimentación nutritiva y saludable para niños en edad escolar. A su vez, vincular a los pequeños productores a estos programas – lo que para ellos implica una fuente constante de ingresos – es ahora más importante que nunca.
La pandemia y la guerra entre Rusia y Ucrania ha llevado al incremento de precios de alimentos y disminuido el acceso a la alimentación, perjudicando los medios de subsistencia de los pequeños productores excluidos de las cadenas de valor globales. DIGITAGRO ha mostrado que las tecnologías digitales pueden apoyar esta agenda, pero que se tiene que hacer mucho más para asegurar que los más vulnerables sean parte de este proceso, y asegurar que las mujeres sean parte de la solución.
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