¿Estamos listos para responder a un terremoto, una tormenta tropical, un brote epidémico y un ciberataque al mismo tiempo?

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A group of workers participate in the simulation of Disaster Risk Management A group of workers participate in the simulation of Disaster Risk Management

Por extraño que parezca, un terremoto, una tormenta tropical, un brote epidémico y un ataque cibernético ocurrieron en Panamá en junio de 2023 . Se trató del escenario del III Simulacro Regional de Respuesta a Desastres y Asistencia Humanitaria que se llevó a cabo en el país y que incluyó, por primera vez, un componente de financiamiento de riesgos de desastres como elemento central de las capacidades de preparación y respuesta en América Central para responder a eventos que causan impactos sumamente destructivos.

El ejercicio regional organizado por el Centro de Coordinación para la Prevención de Desastres en América Central y República Dominicana perteneciente al Sistema de la Integración Centroamericana incluyó un simulacro de respuesta financiera realizado por el Ministerio de Economía y Finanzas de Panamá y el Equipo de Gestión de Riesgos de Desastres del Banco Mundial. Esta iniciativa refleja que los países centroamericanos otorgan cada vez más importancia a la Gestión Financiera del Riesgo de Desastres  (GFRD).

Dada la exposición de la región a múltiples peligros, existe amplio consenso de que una GFRD adecuada es fundamental para garantizar una respuesta de emergencia eficaz y una resiliencia fiscal ante los riesgos de desastres. El Salvador, Honduras y Nicaragua se encuentran entre los 10 países del mundo con el nivel más alto de pérdidas anuales promedio debido a desastres (i) como porcentaje de su producto interno bruto (PIB) en el período 1998-2017.

El costo de un desastre

En 2022, la región se vio afectada por la tormenta tropical Julia y el huracán Fiona. En 2020, mientras enfrentaba la pandemia de COVID-19, sufrió los impactos de cuatro eventos hidrometeorológicos extremos  (las tormentas Amanda y Cristóbal, y los huracanes Eta e Iota), que provocaron una contracción significativa del PIB en los países centroamericanos. Dos casos ejemplifican la magnitud de los desastres: los daños y pérdidas estimados de USD 2900 millones en El Salvador, tras el paso de las tormentas Amanda y Cristóbal, y de USD 2207 millones en Honduras, debido a los huracanes Eta e Iota.

Los daños y pérdidas y los efectos indirectos de los desastres permanecen y se acumulan con el tiempo. Se espera que las manifestaciones del cambio climático aumentarán la complejidad de la exposición a los desastres y los perfiles de vulnerabilidad en toda la región.

Después de un desastre, la puntualidad de los esfuerzos de movilización de recursos y la eficiencia en la asignación y ejecución de esos recursos para la respuesta de emergencia y las actividades de rehabilitación dependen en gran medida de las capacidades y los mecanismos institucionales existentes  en materia de GFRD.

El objetivo de desarrollo más importante que se persigue con una mayor capacidad de GFRD es minimizar los impactos de los desastres en las economías y en el bienestar de las poblaciones, sin dejar de garantizar la sostenibilidad fiscal.

Con el apoyo y la asistencia técnica del Banco Mundial, todos los países centroamericanos han formulado y adoptado estrategias de GFRD integrales como hojas de ruta de políticas y han reforzado su capacidad de preparación y respuesta , apoyando el desarrollo institucional en una amplia gama de cuestiones, tales como:

  • La adopción de herramientas para evaluar de manera precisa y oportuna el impacto de un desastre.
  • Mecanismos para la identificación y caracterización de pasivos contingentes relacionados con desastres.
  • La adquisición de instrumentos financieros de varios niveles, como líneas de crédito contingente (PDF, en inglés), componentes de respuesta ante emergencias en el marco de proyectos de financiamiento de inversiones, y pólizas de seguros paramétricos soberanos para asegurar el financiamiento de la respuesta ante emergencias, la rehabilitación y las necesidades de reconstrucción.
Water rescue drill in Chiriqui, Panama. Source: CEPREDENAC
Simulacro de rescate acuático en Chiriquí, Panamá. Foto: CEPREDENAC

Un terremoto, una tormenta tropical, un brote de gripe aviar y un ciberataque en un solo país

El escenario de respuesta financiera incluido en el Simulacro Regional de Respuesta a Desastres realizado recientemente en Panamá representa otro hito innovador en los esfuerzos para fortalecer la capacidad de GFRD en la región. Con el liderazgo de la Dirección de Inversiones, Concesiones y Riesgos del Estado (DICRE), y siguiendo el Marco Estratégico sobre GFRD (i) del país, 16 funcionarios de las unidades de financiamiento público, presupuesto, tesorería, inversión pública y gestión territorial del Ministerio de Economía y Finanzas participaron en un ejercicio de simulación. La atención se centró en la respuesta financiera a los eventos simultáneos de un terremoto de 7,5 grados, una tormenta tropical en todo el país, un brote de gripe aviar y un ataque cibernético al sistema financiero.

Durante el ejercicio, se simuló una declaración nacional de estado de emergencia y se pidió a los participantes que hicieran tres cosas. En primer lugar, tuvieron que clasificar las necesidades de financiamiento sectorial e institucional sobre la base de una evaluación ad hoc de daños y pérdidas proporcionada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, y luego debieron analizar el espacio fiscal y los mecanismos financieros disponibles bajo el marco de gestión de las finanzas públicas de Panamá.

Por último, tuvieron que evaluar la capacidad de movilización de recursos derivada de instrumentos de financiamiento de riesgos de desastres adquiridos con anterioridad. Dos de estos instrumentos eran un préstamo para políticas de desarrollo con opción de giro diferido para riesgos de catástrofe del Banco Mundial, líneas de crédito contingente del Banco Interamericano de Desarrollo y una póliza de seguro paramétrico por exceso de lluvia del Fondo de Seguros contra Riesgos de Catástrofe para el Caribe (CCRIF SPC).

Tres lecciones aprendidas para mejorar la gestión de riesgos de desastres en Centroamérica

  1. Los ministerios de Finanzas desempeñan un papel fundamental en situaciones de emergencia cuando se coordinan con las entidades de gestión de riesgos de desastres. Una estrecha coordinación entre los organismos gubernamentales a cargo de la respuesta ante emergencias, la rehabilitación y la reconstrucción con la entidad dedicada a la movilización y asignación de recursos da como resultado una respuesta más eficaz .
  2. La difusión de conocimientos y la capacitación son clave. Además de fortalecer las capacidades, el ejercicio también sirvió para identificar oportunidades y necesidades en materia de difusión de conocimientos y capacitación adicional a funcionarios del Ministerio de Economía y Finanzas para explorar nuevos instrumentos financieros y fortalecer y aplicar el Marco Nacional sobre Gestión Financiera del Riesgo de Desastres.
  3. Las alianzas son esenciales para la formulación de políticas y la planificación en la región. Observadores de organizaciones nacionales, internacionales y regionales identificaron oportunidades para organizar ejercicios de simulación similares a nivel regional y nacional, aprovechando las entidades regionales y la alianza estratégica establecida con asociados del ámbito de la cooperación internacional para promover la gestión de riesgos de desastres.

 

 

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Autores

Rolando Durán Vargas

Consultor sénior en Gestión del Riesgo de Desastres

Francisco Javier Jeria León

Consultor especialista en gestión del riesgo de desastres e inversiones públicas en el Banco Mundial

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