Cada año en Centroamérica y la República Dominicana, nacen innumerables niñas con un potencial y aspiraciones ilimitadas. Sin embargo, a medida que crecen, muchas enfrentan obstáculos que les impiden perseguir estos sueños. A pesar de los avances logrados por los gobiernos y las comunidades, persisten importantes desafíos, lo que plantea la pregunta de si las niñas realmente tienen la oportunidad de alcanzar sus metas. Es imperativo reconocer que, a pesar de los progresos, aún queda mucho trabajo por hacer para garantizar un futuro donde cada niña pueda prosperar en un entorno seguro y empoderador.
La realidad actual para las niñas
Según las Fichas de Puntuación de Género 2023 del Banco Mundial, las niñas en Centroamérica y la República Dominicana enfrentan desafíos que requieren una acción urgente, pero también hay signos de progreso. Con un enfoque en las prioridades regionales, los datos revelan lo siguiente:
- Capital humano: En los países de Centroamérica y la República Dominicana, la tasa de finalización de la educación secundaria inferior suele estar alrededor del 72%. Si bien esto es alentador, la región aún está 11 puntos porcentuales por debajo del promedio de América Latina y el Caribe (ALC). De quienes logran acceder a la educación terciaria, solo una de cada tres mujeres se gradúa en campos STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), áreas vinculadas a mejores oportunidades laborales.
- Embarazos en adolescentes: La región enfrenta tasas alarmantemente altas de embarazos adolescentes, superando el promedio de ALC, que es el segundo más alto a nivel mundial. Países como la República Dominicana, Panamá y Nicaragua reportan las mayores proporciones.
- Mujeres jóvenes que no estudian ni trabajan (Ninis): Aproximadamente una de cada tres mujeres jóvenes en la región no está ni en la escuela, ni empleada, ni recibiendo algún tipo de capacitación para desarrollar habilidades y generar ingresos.
- Violencia de género (VG): La VG continúa afectando de manera desproporcionada a las niñas, adolescentes y mujeres, lo que dificulta su capacidad para terminar la escuela, asegurar un empleo significativo y alcanzar sus metas personales y profesionales.
- Vulnerabilidad en el mercado laboral: Alrededor del 38% de las mujeres en la región tienen empleos vulnerables, es decir, trabajan de manera independiente o como trabajadoras no remuneradas en el entorno familiar, lo que las expone a un mayor riesgo de pobreza. En países como Guatemala y Honduras, casi la mitad de todas las mujeres trabajan en empleos vulnerables.
- Acceso al emprendimiento y las finanzas: Al llegar a la edad adulta, las oportunidades para las mujeres de ser emprendedoras y acceder a activos productivos son limitadas. Por ejemplo, mientras que en ALC la mitad de todos los negocios tienen participación femenina en su propiedad, esta cifra es solo del 38.5% en la región. Además, solo el 39% de las mujeres en Centroamérica y la República Dominicana tienen acceso a una cuenta financiera, en comparación con el 70% en ALC.
- Trabajo doméstico y de cuidado no remunerado: Las mujeres mayores de 15 años en Centroamérica y la República Dominicana dedican casi tres veces más tiempo que los hombres a tareas domésticas y de cuidado no remuneradas, lo que restringe aún más sus oportunidades económicas.
Fuente: Fichas de Puntuación de Género por País 2023 del Banco Mundial. ALC incluye los 42 países (de todos los niveles de ingreso) de América Latina y el Caribe, según la clasificación del Banco Mundial. Los UMICs se refieren al grupo agregado de ingresos medianos-altos, que incluye economías con un INB per cápita entre $4,256 y $13,205.
Desatando el potencial de las niñas
Para eliminar las barreras que enfrentan las niñas, se necesita un enfoque integral basado en evidencia. En el Banco Mundial, estamos comprometidos a ayudar a los países a diseñar políticas e implementar proyectos que mejoren la educación y la capacitación de habilidades para niñas y mujeres jóvenes, eleven sus aspiraciones y desafíen los estereotipos dañinos que limitan su crecimiento. Por ejemplo, en Honduras, nuestro trabajo ha contribuido a la provisión de servicios de salud amigables para adolescentes, mientras que en la República Dominicana, 21,000 niñas han accedido a formación vocacional para mejorar sus oportunidades económicas, ayudándolas también a retrasar los embarazos.
El aumentar la participación femenina en las áreas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) requiere intervenciones dirigidas a lo largo del ciclo de vida, desde los entornos escolares tempranos hasta los lugares de trabajo. Los estudios muestran que para fomentar el interés de las niñas en STEM es fundamental proporcionar modelos a seguir y tutorías, informarles sobre los beneficios laborales de las carreras STEM, y ofrecer asistencia financiera para seguir estas trayectorias.
En cuanto a la política laboral, medidas como el permiso parental compartido, estrategias para aumentar el empleo femenino en sectores no tradicionales y la expansión de los servicios de cuidado infantil pueden ser transformadoras. Igualmente importante es abordar las altas tasas de violencia de género, lo que requiere un enfoque holístico. Esto incluye una combinación de programas de empoderamiento económico y social, junto con intervenciones que cambien las normas sociales y promuevan la equidad de género en todas las áreas de la vida. Por ejemplo, a través de nuestro trabajo en la región, nos hemos enfocado en erradicar la violencia de género en sectores como el de la salud en Nicaragua y la gestión de riesgos de desastres en Honduras, asegurando que se establezcan protocolos efectivos para prevenir y responder a casos de violencia de género.
Al reflexionar sobre los desafíos y las oportunidades para las niñas en Centroamérica y la República Dominicana, está claro: el momento de actuar es ahora. Al invertir en su capital humano, su empoderamiento económico y su seguridad, podemos cambiar su futuro y fortalecer comunidades enteras. Nos corresponde a nosotros –organizaciones multilaterales, gobiernos, sociedad civil, sector privado y medios de comunicación– garantizar que cada niña tenga la oportunidad de alcanzar su máximo potencial.
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