De la aspiración a la acción: Transformar el futuro de las niñas en Centroamérica y la República Dominicana

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Carolina y Reina en el Centro Escolar “Jardines de La Sabana”, ubicadas en Ciudad Merliot, Santa Tecla, en El Salvador Carolina y Reina en el Centro Escolar “Jardines de La Sabana”, ubicadas en Ciudad Merliot, Santa Tecla, en El Salvador. Fotografía: Banco Mundial & MINED El Salvador

Cada año en Centroamérica y la República Dominicana, nacen innumerables niñas con un potencial y aspiraciones ilimitadas. Sin embargo, a medida que crecen, muchas enfrentan obstáculos que les impiden perseguir estos sueños. A pesar de los avances logrados por los gobiernos y las comunidades, persisten importantes desafíos, lo que plantea la pregunta de si las niñas realmente tienen la oportunidad de alcanzar sus metas. Es imperativo reconocer que, a pesar de los progresos, aún queda mucho trabajo por hacer para garantizar un futuro donde cada niña pueda prosperar en un entorno seguro y empoderador.

La realidad actual para las niñas

Según las Fichas de Puntuación de Género 2023 del Banco Mundial, las niñas en Centroamérica y la República Dominicana enfrentan desafíos que requieren una acción urgente, pero también hay signos de progreso. Con un enfoque en las prioridades regionales, los datos revelan lo siguiente:

Embarazo adolescente (tasas de fecundidad adolescente) en los países de América Central y la República Dominicana

 

Fuente: Fichas de Puntuación de Género por País 2023 del Banco Mundial. ALC incluye los 42 países (de todos los niveles de ingreso) de América Latina y el Caribe, según la clasificación del Banco Mundial. Los UMICs se refieren al grupo agregado de ingresos medianos-altos, que incluye economías con un INB per cápita entre $4,256 y $13,205.

Desatando el potencial de las niñas

Para eliminar las barreras que enfrentan las niñas, se necesita un enfoque integral basado en evidencia. En el Banco Mundial, estamos comprometidos a ayudar a los países a diseñar políticas e implementar proyectos que mejoren la educación y la capacitación de habilidades para niñas y mujeres jóvenes, eleven sus aspiraciones y desafíen los estereotipos dañinos que limitan su crecimiento. Por ejemplo, en Honduras, nuestro trabajo ha contribuido a la provisión de servicios de salud amigables para adolescentes, mientras que en la República Dominicana, 21,000 niñas han accedido a formación vocacional para mejorar sus oportunidades económicas, ayudándolas también a retrasar los embarazos.

El aumentar la participación femenina en las áreas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) requiere intervenciones dirigidas a lo largo del ciclo de vida, desde los entornos escolares tempranos hasta los lugares de trabajo. Los estudios muestran que para fomentar el interés de las niñas en STEM es fundamental proporcionar modelos a seguir y tutorías, informarles sobre los beneficios laborales de las carreras STEM, y ofrecer asistencia financiera para seguir estas trayectorias.

En cuanto a la política laboral, medidas como el permiso parental compartido, estrategias para aumentar el empleo femenino en sectores no tradicionales y la expansión de los servicios de cuidado infantil pueden ser transformadoras. Igualmente importante es abordar las altas tasas de violencia de género, lo que requiere un enfoque holístico. Esto incluye una combinación de programas de empoderamiento económico y social, junto con intervenciones que cambien las normas sociales y promuevan la equidad de género en todas las áreas de la vida. Por ejemplo, a través de nuestro trabajo en la región, nos hemos enfocado en erradicar la violencia de género en sectores como el de la salud en Nicaragua y la gestión de riesgos de desastres en Honduras, asegurando que se establezcan protocolos efectivos para prevenir y responder a casos de violencia de género.

Al reflexionar sobre los desafíos y las oportunidades para las niñas en Centroamérica y la República Dominicana, está claro: el momento de actuar es ahora. Al invertir en su capital humano, su empoderamiento económico y su seguridad, podemos cambiar su futuro y fortalecer comunidades enteras. Nos corresponde a nosotros –organizaciones multilaterales, gobiernos, sociedad civil, sector privado y medios de comunicación– garantizar que cada niña tenga la oportunidad de alcanzar su máximo potencial.

 

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