Un sector privado innovador puede fomentar el crecimiento en Centroamérica

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Workers wearing face masks operate standing appliances in a factory Trabajadores en una empresa en Honduras. Foto cortesía: Asociación de Manufactureros de Honduras (2020).

Cada año, cientos de miles de centroamericanos abandonan sus países en busca de un futuro mejor.

Durante generaciones, parecía que la crisis ha desafiado las soluciones a gran escala, pero hay un impulso creciente para abordar una de las causas fundamentales de la pobreza y las migraciones masivas: la falta de oportunidades económicas. Hemos visto a varias empresas multinacionales  aceptar el desafío de invertir más en América Central, particularmente en los países del norte de la región, para crear empleos y fomentar el crecimiento económico, y muchas más están interesadas en contribuir, impulsadas por un llamado a la acción actual hecho por la Administración de los Estados Unidos.

Es una señal alentadora. Francamente, ninguna cantidad de estímulo estatal o ayuda internacional será suficiente para reducir de manera significativa la pobreza. La región necesita sectores privados vibrantes e innovadores que fomenten un crecimiento sostenible a largo plazo.

Las empresas privadas son la columna vertebral de la mayoría de las economías en desarrollo. Proporcionan 9 de cada 10 empleos, generan ingresos fiscales para financiar proyectos de infraestructura vitales  y crean productos que mejoran la vida de la gente.

IFC, miembro del Grupo del Banco Mundial, ha visto de primera mano el poder transformador del sector privado en Centroamérica . El año pasado, invertimos más de mil millones de dólares en la región, enfocándonos en empresas que crean empleos, promueven la inclusión, ayudan los pequeños negocios promueven el empoderamiento de las mujeres, apoyan la agricultura sostenible y abordan las necesidades críticas de infraestructura para la región.

Un ejemplo de financiamiento reciente en una planta de energía privada en El Salvador proporcionará electricidad a un tercio del país.

Pero para tener más historias de éxito como estas, debemos eliminar una serie de barreras que impiden que las empresas locales se expandan y que las corporaciones multinacionales inviertan en Centroamérica.

Tiempos difíciles, caminos despejados

La burocracia, incluidos los procesos onerosos para iniciar un negocio, desalienta a muchos empresarios. La inestabilidad y la falta de regulaciones apropiadas hacen que las corporaciones multinacionales duden en invertir en estos países.

El alto costo de la electricidad y su baja confiabilidad frustra la industria. La necesidad de desarrollar habilidades vocacionales y los altos niveles de inseguridad a menudo pesan sobre las empresas, y en algunos países, se considera el mayor obstáculo para el comercio. Y más recientemente, los huracanes Eta e Iota demostraron la vulnerabilidad de la región a los choques climáticos y la necesidad de aumentar su resiliencia a estos eventos. 

El COVID-19 solo ha hecho que la tarea sea más urgente. Las economías de América Central combinadas se redujeron en un 7.5% en 2020 .

A pesar de los tiempos difíciles, hay un camino trazado. Hay inversiones en áreas prioritarias en marcha, incluidos proyectos de energía renovable, agricultura sostenible, vivienda e inclusión financiera, que serán clave para los países del norte de América Central en los próximos años.

Las claves del éxito

A futuro, centrar las inversiones en sectores clave y desmantelar las principales barreras en la región debe permanecer como prioridad de la agenda de desarrollo de la región:

En primer lugar, los países pueden fortalecer el currículo profesional de sus sistemas de educación universitaria y alinearlo con el mercado laboral.

Segundo, Centroamérica necesita abordar de manera convincente la burocracia, reformando el marco de políticas para mejorar la competitividad y fomentar el crecimiento empresarial en la región.

En tercer lugar, los Estados deben atraer capital privado y experiencia para hacer la transición a una matriz energética limpia, confiable y resistente. Las Asociaciones Publico-Privadas (APPs) son todavía relativamente nuevas en América Central, pero en muchas partes del mundo son la base del sector eléctrico y permiten a los gobiernos dirigir sus recursos finitos a otras áreas.

Algunos países centroamericanos siguen estando entre los más vulnerables a los fenómenos meteorológicos extremos . El desplazamiento, la degradación agrícola y los daños a la propiedad como resultado de los acontecimientos recientes han llevado a una mayor inseguridad y han atrofiado aún más su crecimiento económico.

Esto refuerza la importancia de fortalecer su resiliencia climática. Los estudios de IFC muestran que existen oportunidades de inversión rentables en la región en términos de construcción sostenible, eficiencia energética, energía renovable, transporte y agricultura sostenible.

Por último, el desarrollo de la región sigue dependiendo de su capacidad para mejorar el acceso al crédito. Persisten brechas importantes entre los grupos más vulnerables, pero más importantes: las Pymes, los agricultores y las mujeres. 

Sé que en muchas partes de Centroamérica algunas empresas tienen una trayectoria mixta. Pero casi todos los países que han hecho la transición hacia una nación desarrollada lo han hecho apoyados del sector privado.

Las reformas regulatorias mencionadas anteriormente, con una fuerte coalición entre el sector público y privado, pueden abrir oportunidades de inversión en una gran cantidad de industrias emergentes y de sectores establecidos desde hace mucho tiempo, creando los empleos estables y bien remunerados.

Tenemos una oportunidad real de mejorar vidas en toda Centroamérica.


Autores

Martin Spicer

Regional director for Latin America and the Caribbean at the International Finance Corporation

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