Violencia de género: ¿es asunto del Banco Mundial?

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La desigualdad de género viene en muchas formas y colores. En un reciente viaje a Haití, mis colegas y yo pudimos ver tal vez su cara más fea y dañina: la violencia contra las mujeres de todas las edades, incluyendo bebés. No obstante lo espantoso de la situación, la siguiente pregunta es válida:¿es asunto nuestro?

Creo que la respuesta es "sí". Por las siguientes razones.

Visitamos Haití como parte de nuestro compromiso por ayudar a los haitianos a reconstruir su país y sus vidas —especialmente la vida de las mujeres, madres y niños que soportaron lo peor de la devastación tras el terremoto.

Nuestra primera visita, y la más importante, fue a Kofaviv, una comunidad de mujeres que han sobrevivido a situaciones extremas de violencia de género, que se dedica a asistir a otras víctimas haitianas. El Banco Mundial sumo fuerzas con Kofaviv a través de su socio, la organización MADRE, en un proyecto financiado por el Fondo de respuesta social rápida.

Los agens o agentes de Kofaviv—voluntarios que ayudan a las víctimas sobre el terreno—nos contaron sus historias y puntos de vista, cantando canciones de esperanza, en una experiencia maravillosa aunque impactante.

Entre lágrimas apenas disimuladas, nuestro equipo experimentó sensaciones y emociones encontradas, que fueron de la tranquilidad a la desesperanza. Nuestros pensamientos oscilaron entre "esto es definitivamente lo correcto" hasta "no somos una organización de respuesta humanitaria". Desde "esto es demasiado complicado para el Banco" hasta "encontrar la forma de que el Banco pueda ayudar."

A pesar de esta montaña rusa emocional, nuestra conclusión final es muy clara: enfocarse en este tema es crucial para el desarrollo. ¿Pero cómo podría el Banco abordarlo de la mejor manera posible?

Las agens de Kofaviv son fuertes y sirven de inspiración. Todos los días buscan víctimas en las barriadas y en los campos de desplazados internos. Proporcionan compañía, confort, simpatía y esperanza. Van junto a las víctimas a los hospitales y a la policía.

Su trabajo es difícil y muy peligroso. Las agentes no utilizan términos sofisticados, pero son capaces de describir las heridas de las víctimas con una precisión asombrosa. Y se han topado con las peores atrocidades, por ejemplo bebés violados.

Estas voluntarias permanecen junto a las víctimas por largas horas en los corredores de los hospitales esperando atención médica. Son capaces de hablar de los horrores que presenciaron y están haciendo algo al respecto. Estas heroicas mujeres se enfrentan a obstáculos increíbles.

El marco del Informe sobre Desarrollo Mundial 2012 sobre Igualdad y Desarrollo de Género incluye la 'agencia' de las mujeres—esto es, la capacidad de tomar decisiones e implementarlas—como un paso crucial hacia la igualdad de género y el desarrollo, como explica de manera detallada este blog.

Cualquier forma de violencia de género (incluyendo la violencia doméstica) representa la privación más extrema de 'agencia', es decir de la capacidad de actuar. El llamado a la acción del Informe sobre Desarrollo Mundial en este sentido es muy claro.

En América Latina, sabemos que la prevalencia de la violencia de género ejercida por un compañero es en general muy elevada. En el ámbito urbano peruano, casi la mitad de las mujeres han sufrido violencia física por parte de un compañero varón, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud. También sabemos que la violencia de género conlleva un alto costo económico en forma de productividad perdida y una menor acumulación de capital humano tanto entre las víctimas como sus hijos. Y sabemos que los niños que observan o sufren la violencia son más propensos a convertirse en futuros perpetradores o víctimas.

Por lo tanto, cuando nos preguntamos si la violencia de género es un asunto humanitario que debe ser abordado por la comunidad para el desarrollo en general, creo que la respuesta es lo último.

Entonces, ¿qué puede hacer el Banco que sea coherente con su estrategia corporativa, múltiples prioridades, y puntos de partida? ¿Cómo podemos conectar la asistencia humanitaria de base con la ventaja comparativa y las políticas del Banco Mundial?

En la región, nuestros clientes establecieron ambiciosos objetivos de prevención y tratamiento en el Comité para la Eliminación de la Discriminación Contra las Mujeres (CEDAW, por sus siglas en inglés) y otros órganos regionales. Sin embargo, las demandas de los ministerios de Asuntos de la Mujer, o de los ministerios implicados, rara vez son articuladas por los ministerios de Economía. Por lo tanto, la violencia de género no suele formar parte del diálogo entre el Banco Mundial y sus clientes.

Sin embargo, el Banco presenta ejemplos de acción concreta y trabajo analítico en este tema. En América Latina y el Caribe, existen proyectos pasados y presentes que muestran enfoques prometedores:

  • Racionalización estratégica para prevenir la violencia y la violencia de género en nuestros proyectos: en la salud (capacitación de personal de la salud para identificar signos de abuso) y en la educación (guía para la prevención de la violencia en las escuelas).
  • Abordaje de la violencia de género en las reformas al sector público, como el proyecto de reforma del sector judicial en Ecuador.
  • Desarrollo institucional: el Banco firmó un acuerdo de cooperación con la Cámara de Representantes de Brasil para fortalecer la capacidad de su Oficina Especial para Asuntos de la Mujer.

El mes pasado, y en el marco de nuestro proyecto de Respuesta Social Rápida en Haití, ayudamos a organizar un taller con Kofaviv, otras ONG, la policía, trabajadores de la salud, y jueces. Discutimos varios temas, incluyendo mejoras potenciales a los certificados médico forenses y una ampliación del acceso de la mujer a estos certificados (actualmente solo dos hospitales tienen la capacidad de producir estos certificados).

Esta vez, nuestro papel fue muy claro. El taller reveló las repercusiones de las políticas y potenciales trabajos en desarrollo de capacidades junto a los ministerios implicados. Y nuestra conclusión es: Todo esto luce, en efecto, como un trabajo para el Banco Mundial.

 

 

 


Autores

Maria Beatriz Orlando

Maria Beatriz Orlando, Lead Social Development Specialist, Social Sustainability and Inclusion Global Practice

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