El sarampión es una enfermedad altamente contagiosa, pero se puede prevenir en la mayoría de los casos gracias a las vacunas y la inmunización generalizada. En el año 2000, se declaró que la enfermedad se había eliminado en Estados Unidos. Sin embargo, ha vuelto a aparecer. Los brotes registrados este año ponen de relieve el impacto de la inmunización no universal en Estados Unidos, Europa y en el mundo. Según datos preliminares de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los casos registrados a nivel mundial aumentaron en 300 % (i) en los tres primeros meses de 2019, y diversos países enfrentan brotes de sarampión.
A nivel mundial, la inmunización contra la enfermedad entre los niños de entre 12 y 23 meses ha aumentado del 69 % en 1992 al 85 % en 2017. No obstante, 169 millones de niños en todo el mundo no recibieron la primera dosis de la vacuna contra el sarampión entre 2010 y 2017, es decir un promedio de 21,1 millones al año. De acuerdo con UNICEF, se calcula que unas 110 000 personas, en su mayoría niños, murieron de sarampión en 2017.
El Grupo Banco Mundial apoya firmemente la inmunización infantil, (i) y es miembro fundador de la alianza mundial para las vacunas, Gavi. (i) Con financiamiento de la Asociación Internacional de Fomento (AIF) del Banco Mundial, y con el apoyo de 52 países donantes, la alianza ayudó a inmunizar a 274 millones de niños entre julio de 2011 y junio de 2018.
Para realmente erradicar el sarampión, se debe vacunar a todos los niños en todas partes.
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