Los datos sobre el uso del tiempo son cada vez más relevantes para las políticas de desarrollo. Estos datos muestran cuántos minutos u horas dedican las personas a actividades como el trabajo remunerado, el trabajo no remunerado (que incluye las tareas del hogar y el cuidado de los niños), el ocio y el autocuidado. Hoy se reconoce que el bienestar individual depende no solo de los ingresos o el consumo, sino también de cómo se ocupa el tiempo. Por lo tanto, estos datos pueden ayudarnos a entender mejor cómo las personas toman decisiones sobre el tiempo y a ampliar nuestros conocimientos sobre el bienestar.
Los datos sobre el uso del tiempo revelan cómo, en parte debido a las normas y roles de género, los hombres y las mujeres pasan su tiempo de manera diferente. Existe una distribución desigual del tiempo dedicado al trabajo remunerado y al trabajo no remunerado: las mujeres en general pasan una cantidad de tiempo desproporcionadamente mayor en trabajos no remunerados y menos tiempo en trabajos remunerados en comparación con los hombres.
¿Cómo pasan su tiempo las mujeres y los hombres?
En un próximo artículo con Mariana Viollaz de la Universidad Nacional de La Plata, Argentina, analizamos las diferencias de género en los patrones de uso del tiempo en 19 países (de siete regiones y en todos los niveles de ingreso). El análisis confirma las conclusiones del Informe sobre el desarrollo mundial 2012 (PDF, en inglés) acerca de las disparidades diarias en el trabajo remunerado y no remunerado entre las mujeres y los hombres.
En promedio, tanto las mujeres como los hombres ocupan la mayor parte de su tiempo (unas 11 horas en ambos casos) en actividades de cuidado personal como dormir y asearse. Pero más allá de esto, surgen diferencias claras.
Entre las mujeres, el trabajo doméstico no remunerado —que incluye el cuidado de los hijos y las tareas del hogar— es la segunda actividad más importante (5,1 horas), seguida del ocio (4,7 horas). Las mujeres dedican la menor cantidad de tiempo al mercado laboral (2,3 horas). En contraste, en el caso de los hombres, las actividades más importantes son el cuidado personal, el ocio y el mercado laboral (aproximadamente 5 horas cada una). Los hombres dedican la menor cantidad de tiempo al trabajo doméstico no remunerado (2 horas por día). Si bien estos resultados son interesantes, deben interpretarse con cautela, dadas las limitaciones que existen en los datos, que describiré a continuación.
El uso del tiempo y la igualdad de género en la agenda del desarrollo
Como reflejo de la importancia cada vez mayor de los datos sobre el uso del tiempo para el desarrollo, su recopilación es esencial para la meta 5.4 del Objetivo de Desarrollo Sostenible 5, (i) que insta a reconocer, reducir y redistribuir el trabajo no remunerado de cuidar a otras personas como una condición para lograr la igualdad de género. El indicador relacionado de los ODS (5.4.1) —compilado por la División de Estadística de las Naciones Unidas (UNSD) en base a datos producidos por las oficinas nacionales de estadística y agregado recientemente a nuestro Portal de datos sobre género— (i) mide la proporción de tiempo dedicado al trabajo doméstico y la prestación de cuidados no remunerados, desagregada por sexo.
El gráfico que se presenta a continuación y que se basa en datos del indicador del ODS muestra que las desigualdades de género en la prestación de cuidados y el trabajo doméstico no remunerados se asocian con menores tasas de participación de la mujer en la fuerza laboral. Con pocas excepciones en la región de África, las mujeres de los países con mayores responsabilidades en tareas domésticas y de prestación de cuidados tienen menos probabilidades de participar en el mercado laboral.
La recopilación de datos sobre el uso del tiempo en el contexto de encuestas independientes representativas a nivel nacional es un proceso difícil y costoso. Los países desarrollados han realizado encuestas sobre el uso del tiempo durante mucho tiempo, pero esta práctica es menos común en los países en desarrollo. Como resultado, los datos necesarios para monitorear el ODS 5.4 sobre la actividad de prestación de cuidados no remunerada siguen siendo limitados.
En 135 países no existen datos disponibles sobre la proporción del tiempo dedicado al trabajo doméstico y la prestación de cuidados no remunerados entre los años 2000 y 2015, por lo que la mayor parte del trabajo doméstico no remunerado en los países en desarrollo es invisible. (PDF, en inglés)
El indicador en sí también es problemático porque combina el tiempo asignado a las tareas domésticas y a la prestación de cuidados, actividades que son de naturaleza bastante diferente. Desafortunadamente, dados los métodos y herramientas usados para recopilar los datos, combinarlos es quizás la mejor manera de monitorear el progreso a nivel mundial.
¿Cuáles son los límites y las dificultades de los datos sobre el uso del tiempo?
Otro problema es la calidad y la comparación entre países de los datos sobre el uso del tiempo. Las diferencias en los instrumentos de recopilación de datos, los diseños de las muestras y las clasificaciones de actividad son comunes. Los dos enfoques principales son: i) diarios del tiempo, donde los encuestados registran las actividades que realizan durante un determinado periodo, y ii) preguntas estilizadas en que se consulta a los encuestados la cantidad de tiempo dedicada a actividades específicas. La gran variación en la cobertura de la población también plantea un desafío. Algunas encuestas son solo representativas a nivel urbano, como es el caso de Panamá, mientras que otras como las de Ribera Occidental y Gaza son representativas incluso de las poblaciones de refugiados. Los grupos de edad también varían, y la edad mínima de los encuestados va de los 5 años (Tanzanía) a los 15 años (China, Turquía), 18 años (Argentina) o incluso 20 años (Austria, España). Algunos países usan una edad máxima de 64 años (Sudáfrica) o se extienden hasta los 80 años (Armenia). Además, muchas encuestas no capturan las diferencias estacionales en el uso del tiempo y limitan la recopilación de datos a uno o dos meses.
Además de todos estos problemas, los datos sobre el uso del tiempo aún no se han utilizado para medir correctamente ciertos tipos de tareas, en particular aquellas que son fundamentales para comprender las disparidades entre mujeres y hombres. Por ejemplo, en general los datos sobre el uso del tiempo están codificados para clasificar a las personas que participan en una actividad a la vez. En algunos países en desarrollo, las encuestas capturan el informe de actividades simultáneas, como cocinar mientras se escucha la radio. Sin embargo, en la mayoría de los casos, las actividades "primarias" se registran ampliamente, pero los encuestados tienden a omitir las tareas "secundarias".
El tiempo dedicado al cuidado de los niños es una actividad que corre el riesgo de ser omitida, ya que los cuidadores a menudo la combinan con otras tareas, como por ejemplo mirar la televisión con sus hijos. Esto provoca una tergiversación de las restricciones de tiempo asociadas con la paternidad o maternidad, que varía de manera amplia según los hogares y los países. Por lo tanto, cuando sea posible, se deben considerar actividades primarias y secundarias al medir el trabajo de la prestación de cuidados.
Experiencias de cara al futuro
Dada la importancia de los datos sobre el uso del tiempo, ¿qué podemos hacer para que su recopilación sea más fácil y más barata? Un comienzo promisorio sería adaptar los métodos tradicionales de recopilación de datos y usar nuevas tecnologías. La buena noticia es que están surgiendo enfoques alternativos. Por ejemplo, el Índice II de empoderamiento de la mujer en la agricultura (i) ha puesto a prueba con éxito un módulo de uso del tiempo "ligero" en una encuesta más amplia, que incluye la opción de informar actividades simultáneas. Y un estudio (i) reciente en el Reino Unido creó con gran éxito un diario basado en la web y una aplicación de teléfono inteligente para recopilar datos sobre la asignación de tiempo de los adolescentes. En un estudio de marketing (i) realizado en Estados Unidos se proporcionó a los encuestados un teléfono inteligente especial para llevar con ellos durante 10 días y completar una encuesta autoadministrada. A los encuestados se les solicitó completar en intervalos de una hora una breve encuesta que incluía preguntas sobre su actividad actual, y datos acerca de la duración, la ubicación y el estado de ánimo.
Esta es la primera de dos publicaciones sobre el género y el uso del tiempo. En la próxima publicación se explicará el enfoque que seguimos para armonizar los datos entre países y se presentarán los resultados del documento sobre el uso del tiempo al que se hace referencia en este blog.
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