Se está gestando una nueva crisis alimentaria mundial

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Fotografía de unas espigas de trigo sobre las que se superpone un mapa del mundo y una línea azul ascendiente
Fotografía: Shutterstock

Este artículo se publicó originalmente en Barron’s (i) el 8 de abril de 2022.


La guerra en Ucrania ha desencadenado un alarmante aumento mundial de los controles gubernamentales a las exportaciones de alimentos. Es fundamental que los responsables de formular políticas detengan la tendencia, que aumenta la probabilidad de una crisis alimentaria mundial.

En pocas semanas, el número de países que han impuesto restricciones a las exportaciones de alimentos aumentó un 25 %, elevando el número total a 35. Según los últimos datos (i), hasta fines de marzo, se habían puesto en marcha 53 nuevas intervenciones normativas que afectaban el comercio de alimentos: 31 restringían las exportaciones y 9 implicaban frenos a las exportaciones de trigo. La historia muestra (i) que dichas restricciones son contraproducentes de maneras muy trágicas. Hace una década, en particular, exacerbaron la crisis alimentaria mundial, aumentando los precios del trigo en un enorme 30 %.

 

Las crisis alimentarias son negativas para todos, pero devastadoras para las personas más pobres y vulnerables. Esto se debe a dos razones. En primer lugar, los países más pobres del mundo tienden a ser países importadores de alimentos. En segundo lugar, los alimentos representan al menos la mitad del gasto total de los hogares en los países de ingreso bajo. En 2008, la crisis alimentaria provocó un aumento significativo de la malnutrición, especialmente en los niños.  Numerosos hogares empeñaron objetos de valor familiar para comprar alimentos. En algunos estudios, se indicó que las tasas de deserción escolar llegaron hasta el 50 % entre los niños de los hogares más pobres. Los daños sociales y económicos de ese tipo no pueden revertirse fácilmente. 

 

Por el momento, a pesar de la rapidez con que se organizaron, los controles de la exportación y la importación no son tan amplios como hace una década o más. Estas regulaciones abarcan actualmente alrededor del 21 % del comercio mundial de trigo, por ejemplo, muy por debajo del 74 % registrado en el pico de la crisis de 2008-11.  Sin embargo, existen las condiciones para un ciclo de represalias en el que la escala de las restricciones podría aumentar rápidamente.

Las medidas comerciales ya están teniendo un efecto visible en los precios de los alimentos. Rusia ha impuesto restricciones a las exportaciones de trigo para los países que no pertenecen a la Unión Económica de Eurasia. Los exportadores más pequeños, como Serbia y Macedonia del Norte, también han decretado restricciones. Así lo han hecho países importadores de alimentos, como Egipto, que compra el 80 % del trigo (i) a Rusia y Ucrania y se ha preocupado por las reexportaciones. Estas medidas abarcan por sí solas el 16 % del comercio mundial y han sido responsables de un aumento de siete puntos porcentuales en los precios mundiales del trigo, lo que equivale a alrededor de una sexta parte del alza general de los precios.

El aumento de las intervenciones comerciales en marzo podría ser una señal de que se avecinan interrupciones en el suministro. Las restricciones a la exportación de alimentos impuestas en marzo fueron casi el doble que en los dos meses anteriores. Las medidas restrictivas a la exportación reducen el suministro mundial, causando un aumento de los precios. Eso desencadena nuevas restricciones a las exportaciones para contener las presiones inflacionarias internas, generando un “efecto multiplicador” en los precios internacionales. Si alguno de los cinco principales exportadores de trigo (i) prohibiese las exportaciones, estas medidas aumentarían el precio mundial en al menos un 13 %, y mucho más si otros países reaccionan.

Es tiempo de distender la situación. Una crisis alimentaria mundial no es en absoluto inevitable: pese al extraordinario aumento de los precios de los alimentos en el último tiempo, las existencias mundiales de los tres principales alimentos básicos —arroz, trigo y maíz— siguen siendo altas en comparación con parámetros históricos. Recientemente, el Grupo de los Siete (G-7) dio un paso importante al prometer no imponer prohibiciones a la exportación de alimentos y utilizar “todos los instrumentos y mecanismos de financiamiento” (i) para reforzar la seguridad alimentaria mundial. Ese grupo ya incluye a varios de los principales exportadores de alimentos básicos clave, entre ellos Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea. Otros grandes exportadores de alimentos —como Australia, Argentina y Brasil— deberían sumarse a ese compromiso.

Mantener los flujos mundiales de alimentos, especialmente en una época de creciente tensión económica y geopolítica, debería ser un requisito mínimo para los responsables de formular políticas en todo el mundo, el equivalente de la regla de “no hacer daño”. Un suministro de alimentos continuo beneficia a los ciudadanos de todos los países. También dará a los responsables de la formulación de políticas en los países una posibilidad mucho mayor de superar todas las otras conmociones causadas por la guerra en Ucrania.

Autores

David Malpass

Expresidente del Grupo del Banco Mundial

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Edward García
18 de Abril de 2022

Interesantes datos... Muy preocupante la situación Mundial de alimentos... ¿Qué pasa con el mundo? ¿Acaso es necesario que mueran miles de millones para que todo se mantenga igual? Saludos desde Venezuela

Miguel Rojas.
09 de Mayo de 2022

No solo las restricciones impuestas a las exportaciones de algunos alimentos,viene generando el incremento de los precios, afectando,significativamente, a las economías de los páíses más sensibles y dependientes de la importación de los principales insumos como;trigo,maíz,aceites,arroz y lacteos,El aumento del petróleo y gas,ha sido el detonante para la escalada del incremento de los precios en los países productores e importadores de alimentos tales como: el transporte,fletes marítimos,fertilizantes y otros insumos(Hierbecidas,pesticidas,respuestos para equipos y maquinaria agrícola).Por lo señalado,entre otros,debe tratarse el tema de manera integral teniendo en consideración las características propias de cada país ,para apoyar lo que la gente,agricultores,comunidades nativas saben producir bien y mejor si recibieran el apoyo de los gobiernos y agencias especializadas ,para proveerlas de tecnología e investigación asequible, sostenible,recursos financieros y asesoría técnica

Maria Oblitas Roselio
09 de Mayo de 2022

Mayor apuesta y financiamiento a la agriculrura familiar campesina y pequeños productores ymenos resteicciones para su comercializacion, ya que contribuye la produccion de alimentos diversos en un 70% como media

Numa Pompilio romero Suelpres
09 de Mayo de 2022

Es importante que los capitales extranjeros analicen la posibilidad para invertir en los países de latinoamericano,como Perú, que cuenta con tierras fértiles e innumerables micro climas, para producir alimentos orgánicos de calidad, solo falta inversión y capital,porque el gobierno peruano no tiene políticas claras para formalizar la propiedad rural, considerar esta situación. para otorgar créditos a los agricultores,debido a la informalidad de la propiedad rural, que l no les permite ser sujetos de crédito,l, que limita ampliar su frontera agrícola , tener grandes extensiones de terrenos sin cultivar, un inversionista con visión de futuro,podría ,muy bien financiar las siembras en Perú, mediante contratos de pre compra concertada, los productores agropecuarios esperamos esa oportunidad para hacer una alianza estratégica con socio capitalista, producir y abastecer a diferentes pises alimentos de calidad.
Numa Pompilio Romero
Presidente
Cámara Peruana de Productores
Agropecuarios

SANTIAGO HERRERA
10 de Mayo de 2022

Interesado en este tema

Bernardo Valdivia
18 de Agosto de 2022

Después de la bonanza económica de América Latina, que se tradujo en mayor gasto público populista e inversiones en infraestructura importante también en elefantes blancos megalomanicos, no se apoyo a los productores agropecuarios y contagiados con la "enfermedad holandesa" mejor importar que producir, ahora en el momento de la crisis pretende culpar al sistema internacional de lo que no hicieron diversificar la economía, fomentar la inversión privada y la inversión extranjera, entraron en una economía rentista dependiente del Estado que no tiene recursos, que desde 2015, se gastaron las Reservas Internacionales Netas, despilfarraron los ingresos de los comoditis y se endeudaron externamente e internamente, colocaron bonos soberano a intereses altos. Ahora en la crisis para mantener el gasto público siguen buscando como endeudarse en lugar de bajar el déficit fiscal y los recursos en el marco de acuerdos públicos y privados orientar a oportunidades de inversión rentable. Fácil echarle la culpa al sistema y al imperio y deslindar responsabilidades de los gobiernos populistas, derroche, inversión ineficiente, disminución de reservas, bonos soberanos, alto endeudamiento y dependencia de la exportación de comoditis y la importación de alimentos, productos manufacturados y artículos suntuarios.