Publicado en Voces

Abordar el cambio climático en los países más pobres

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Burundi. © Sarah Farhat/Banco Mundial

¿Cómo podemos ayudar a los países pobres a combatir el cambio climático? El desafío es enorme.  A nivel mundial, los tres últimos años han sido los más calurosos de que se tenga registro en la historia. Las emisiones de dióxido de carbono derivadas de los combustibles fósiles y de la actividad industrial empezaron a aumentar de nuevo en 2017 después de estabilizarse por un corto periodo. Muchas regiones están experimentando tormentas, inundaciones y sequías más graves y frecuentes. Según el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, las consecuencias para el clima de un mundo 2 °C más cálido son mucho mayores que las de un mundo 1,5 °C más cálido, y no vamos por buen camino para lograr ninguno de los dos.

Como reconocimiento de la urgente necesidad de adoptar mayores medidas, el Grupo Banco Mundial anunció nuevas y ambiciosas metas para nuestra labor en el ámbito del clima con los países en desarrollo durante la COP 24 , la conferencia mundial sobre el cambio climático efectuada este mes en Katowice (Polonia). Luego de superar recientemente nuestra meta de financiamiento establecida para 2020, dos años antes de lo previsto, tenemos como objetivo duplicar nuestras inversiones a USD 200 000 millones en cinco años, entre 2021 y 2025. El Grupo Banco Mundial está también dando máxima prioridad a la adaptación y la resiliencia, dado que millones de personas ya enfrentan las graves consecuencias de fenómenos meteorológicos más extremos. Al incrementar el financiamiento directo para la adaptación hasta aproximadamente USD 50 000 millones en los ejercicios de 2021 a 2025, el Banco Mundial concederá igual importancia a las inversiones para la reducción de emisiones.

La Asociación Internacional de Fomento (AIF), el fondo del Banco Mundial que proporciona financiamiento a los países más pobres, desempeñará una función crucial para lograr estas metas. Numerosos países clientes de la AIF sufren directamente los efectos del cambio climático, y las personas más pobres y más vulnerables son las que enfrentan los mayores riesgos.   Y los números son grandes: con el cambio de la ubicación de las tierras agrícolas productivas causado por el clima, en Asia meridional se podrían registrar 40 millones de migrantes climáticos internos para 2050, mientras que en África esta cifra podría ascender a 86 millones.

Dada la urgencia y la enorme demanda de financiamiento —se estima que se necesitará USD 1 billón en los países pobres para cumplir con los compromisos climáticos en 2030 —la AIF tendrá que desempeñar un papel más importante. Hemos aumentado nuestra atención en el cambio climático en la AIF-18, nuestro actual ciclo de financiamiento de tres años, que recientemente pasó su punto medio. Nos estamos concentrando en las nuevas metas del Grupo Banco Mundial, y las usaremos para impulsar mayores avances en materia climática en nuestros países clientes.

Con el fuerte apoyo de los asociados donantes, la AIF está ayudando a integrar el tema climático en las reformas de políticas y en la planificación del desarrollo, de manera que los países puedan reducir sus emisiones de carbono y ser más resilientes y climáticamente inteligentes. Por ejemplo, en la República Democrática del Congo, Etiopía, Liberia, Mozambique y Nepal, con las notas de políticas sobre bosques (i) se está fomentando el diálogo entre los Gobiernos y los asociados en la tarea del desarrollo, e identificando nuevas maneras de participación y nuevos diseños de proyectos. En Bangladesh, mediante un Plan de Inversión en Agricultura Climáticamente Inteligente (i) se ayuda a garantizar una coordinación de alto nivel entre los ministerios públicos.

Sobre el terreno, los proyectos de la AIF ayudan a las personas a tomar mejores decisiones desde el punto de vista climático al usar el suelo y a aplicar prácticas agrícolas climáticamente inteligentes. En Burundi, nuestro Proyecto de Resiliencia y Restauración del Paisaje (i) permite a grupos de agricultores proteger la capa superior del suelo, recuperar la fertilidad del suelo y empezar a producir alimentos ricos en nutrientes a lo largo de todo el año. Los agricultores pueden ahora acceder a semillas y plántulas para una amplia variedad de cultivos alimentarios y forrajeros, así como a árboles y pastos que estabilizan el suelo para proteger sus tierras. En la región de Oromía (Etiopía), nuestra Iniciativa sobre Paisajes Forestales Sostenibles del Fondo del Biocarbono (i) ayuda a más mujeres a registrar sus tierras y a convertirse en productoras de café, además de introducir prácticas climáticamente inteligentes que aumentan la productividad.

Los instrumentos innovadores y los mecanismos especiales de financiamiento que hemos establecido en la AIF-18 impulsan medidas transformadoras en materia de resiliencia y crecimiento con bajos niveles de emisión de carbono.  Estamos usando una combinación de enfoques nacionales y regionales, especialmente en África, que se aplican ahora en la mayoría de los países clientes de la AIF. En Nigeria, por ejemplo, el Mecanismo de Ampliación del Financiamiento de la AIF apoya un enfoque integral para el combate de la erosión y el manejo de las cuencas. En África occidental, el financiamiento del Programa Regional de la AIF moviliza capital privado para parques solares, a fin de preparar la generación de electricidad solar a gran escala y fortalecer la capacidad técnica en el marco de nuestro Plan de Negocios para África relativo al Clima. (i)

La AIF-18 ayuda a ampliar la energía renovable en los países clientes, tanto para combatir el cambio climático como para mejorar el acceso a la energía de los pobres. Entre julio de 2017 y septiembre de 2018, la AIF ayudó a los países clientes a movilizar financiamiento para la generación de 6 gigavatios (GW) adicionales de energía de fuentes renovables, superando la meta de 5 GW. Mediante el financiamiento para políticas de desarrollo, la AIF permite a países como Rwanda incorporar la generación de energía de fuentes renovables en las estrategias nacionales.  Y a través de su nuevo Servicio de Financiamiento para el Sector Privado, la AIF estableció un mecanismo de distribución de riesgos de USD 50 millones para ayudar a ampliar la energía renovable en las islas del Pacífico. Con el fin de atraer más capital privado para fuentes de energía renovables, la AIF-18 ayuda a siete países africanos a preparar prospectos de inversión. Ya se han finalizado en el caso de Camerún y Côte d’Ivoire, y se están llevando a cabo en Benin, Kenya, Madagascar, Malawi, Níger y Togo.

El apoyo de la AIF será también crucial para ayudar a los países a cumplir con sus compromisos del Acuerdo de París, así como para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible relacionados con el cambio climático. Estamos incorporando metas climáticas para cada uno de los países clientes de la AIF en nuestros diagnósticos y marcos de alianza con los países, (i) de modo que nuestros proyectos e iniciativas consideren los problemas relacionados con el clima. Abordar la amenaza planteada por el cambio climático es una base esencial cuando realizamos nuestra labor para poner fin a la pobreza extrema y ampliar la prosperidad en los países más pobres. 


Autores

Axel van Trotsenburg

Director gerente sénior, Políticas de Desarrollo y Alianzas del Banco Mundial

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