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Impulsar el programa relativo al envejecimiento: Una nueva mirada a una megatendencia que se pasa por alto

Impulsar el programa relativo al envejecimiento: Una nueva mirada a una megatendencia que se pasa por alto Fotografía:  Jessica Belmont/Banco Mundial.

Hoy en día, casi todos los países del mundo enfrentan una tendencia predecible, pero abordable, que tendrá un impacto profundo en las sociedades y las economías: el envejecimiento.

A pesar de los numerosos llamados a la acción (i), el programa relativo al envejecimiento sigue pasando desapercibido, especialmente cuando se le compara con otras “megatendencias” como el cambio climático y la transformación digital.

Comprender los cambios demográficos

¿Por qué se pasa por alto el tema del envejecimiento? Hay tres aspectos clave de los cambios demográficos que no se comprenden bien y que creemos que contribuyen a la falta de atención a las políticas:

  1. La rapidez del envejecimiento en las economías en desarrollo: las poblaciones de las economías en desarrollo están envejeciendo a un ritmo mucho más rápido que las poblaciones de las economías desarrolladas. Por ejemplo, a Francia le llevó 115 años duplicar la proporción de habitantes mayores de 65 años, del 7 % al 14 %, mientras que esta transición se producirá en menos de tres décadas (i) en países muy poblados como Brasil, China, India y Viet Nam.
  2. El impacto en todas las regiones: la creciente longevidad afecta a todas las regiones. En África subsahariana (i), la cantidad de adultos mayores pronto se equiparará a la de Europa, pasando de 70 millones en 2020 a 235 millones en 2050. Sin embargo, en esta región se habla mucho más de las tasas de fertilidad y la población en edad de trabajar.
  3. Las oportunidades para una longevidad saludable: por primera vez en la historia, existe una cohorte de casi 1000 millones de habitantes de entre 60 y 79 años que tienen cada vez mejor salud. En promedio, una persona de 70 años en 2022 tenía la misma capacidad cognitiva que una persona de 53 años en 2000, según un estudio reciente que abarcó más de 40 países (i) realizado por el Fondo Monetario Internacional. Para muchos de nosotros, ¡los 70 realmente pueden ser los nuevos 50! Garantizar que este grupo siga siendo productivo es vital para gestionar sin problemas esta megatendencia demográfica.

 

 

Por qué el desafío del envejecimiento no puede esperar

El envejecimiento y la longevidad traen consigo desafíos complejos que los países y las instituciones de desarrollo deben abordar. Numerosos sectores se ven afectados por estas cuestiones, que incluyen la salud, la protección social, las pensiones, el empleo y el financiamiento. Las enfermedades no transmisibles, que suelen aumentar con la edad, también ejercen una presión cada vez mayor sobre los sistemas y los presupuestos de los países en desarrollo.

Estos países se encuentran en distintas etapas del proceso de envejecimiento. Algunos ya se enfrentan a problemas derivados de las elevadas poblaciones de edad avanzada que necesitan pensiones y cuidados durante largos períodos, mientras que otros aún tienen tiempo antes de que esto suceda. Pero dado que la población de la mayoría de los países en desarrollo envejece rápidamente, es crucial que actuemos pronto.

Apoyar el envejecimiento saludable es clave. En un informe reciente del Banco Mundial (i) se ofrecen soluciones prácticas que los países pueden adaptar para ayudar a sus poblaciones a envejecer bien.

Elaborar un marco normativo para abordar el envejecimiento

En el informe se describe una respuesta normativa integral al fenómeno del envejecimiento, que puede dividirse en tres pilares:

  1. Un envejecimiento saludable: los países deben adoptar medidas en todas las etapas de la vida —desde la infancia hasta la vejez— para garantizar que las personas se mantengan saludables. Una mejor salud les permite seguir activas y productivas a medida que envejecen, al tiempo que reduce los costos de atención médica, mejora el bienestar y beneficia a la economía en general. El envejecimiento saludable es fundamental para alcanzar la ambiciosa meta del Banco Mundial de ayudar a los países a proporcionar servicios de salud asequibles y de calidad a 1500 millones de personas para 2030.
  2. Un envejecimiento próspero: a medida que disminuye la estabilidad laboral, gozar de buena salud permite que las personas de mayor edad tengan la oportunidad de trabajar si así lo desean. Diversas estrategias pueden ayudar a los grupos de adultos mayores a conseguir empleo y mantenerlo, entre ellas proporcionar capacitación específica y oportuna adaptada a cómo aprenden las personas de edad avanzada y abordar la falta de trabajo remoto y de tiempo parcial, así como de licencias remuneradas para realizar tareas de cuidado. En todo el Grupo Banco Mundial estamos trabajando en este tema. Por ejemplo, la Corporación Financiera Internacional puso en marcha un programa sobre la economía plateada (i) que ayuda a los bancos de América Latina a emitir “bonos plateados” para proporcionar financiamiento a emprendedores de edad más avanzada.
  3. Un envejecimiento digno: es fundamental ofrecer pensiones sociales para prevenir la pobreza en la vejez, esquemas de ahorro para los trabajadores informales y sistemas de pensiones públicos y formales menos regresivos. Como parte de esta labor, el Banco Mundial participa en diálogos multisectoriales sobre reformas de políticas en alrededor de 50 países y está elaborando herramientas para ayudar a implementar mecanismos de apoyo al cuidado de largo plazo, que incluye la manera de regular y supervisar la prestación privada de servicios. Por ejemplo, en asociación con el Fondo de Desarrollo Social de Japón (i), hemos brindado apoyo a casi 25 000 adultos mayores en Viet Nam desde 2021 a través de un modelo de atención comunitaria que presta servicios a las personas de la tercera edad, las mujeres y los grupos desfavorecidos, e impulsa actividades que generan ingresos para los ancianos.

La mayor longevidad es una de las historias exitosas del desarrollo, especialmente cuando se implementan políticas adecuadas. El próximo paso consiste en garantizar que las personas mayores tengan buena salud, ingresos suficientes, y atención y apoyo adecuados, y que los más jóvenes puedan planificar sus necesidades y aspiraciones futuras. Al adoptar un enfoque integral del envejecimiento, podemos transformar este cambio demográfico en una oportunidad para tener sociedades más saludables, prósperas y resilientes.

 


Iffath Sharif

Director Global de Protección Social y Empleo

Juan Pablo Uribe

Director mundial, Departamento de Prácticas Mundiales de Salud, Nutrición y Población y del Mecanismo Mundial de Financiamiento, Banco Mundial

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