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Asociarse para un desarrollo verde, resiliente e inclusivo en Tanzanía

Les espaces propres et fonctionnels du marché de Makangarawe, soutenus par l'IDA, aident les commerçants dont beaucoup sont des femmes à accéder à des opportunités économiques. Crédit photo : Jonathan Seni/Banque mondiale. Les espaces propres et fonctionnels du marché de Makangarawe, soutenus par l'IDA, aident les commerçants dont beaucoup sont des femmes à accéder à des opportunités économiques. Crédit photo : Jonathan Seni/Banque mondiale.

Tuve la oportunidad de visitar Tanzanía el mes pasado, en mi primera misión a África desde que me incorporé al Banco Mundial. Fue un viaje muy esperado: quería ver por mí misma qué más podemos hacer para apoyar a los países que se esfuerzan por recuperarse de la COVID‑19. Como soy de Indonesia, también pensé que había experiencias que podía compartir referidas al desarrollo de mi propio país.

Tanzanía ha mostrado un crecimiento sostenido en las últimas dos décadas; sin embargo, al igual que muchos países en desarrollo, se ha visto afectada significativamente por la COVID‑19.  Según las proyecciones, su economía se expandirá un 4,3 % en 2021, pero la pobreza se mantiene por encima de los niveles previos a la pandemia. Cuando me reuní con la presidenta Samia Suluhu Hassan para analizar cómo profundizar nuestra relación de colaboración, me impresionaron mucho sus ideas sobre el desarrollo del país. Nuestra conversación abarcó una amplia gama de temas, como el capital humano, la educación, la salud, el desarrollo digital, el cambio climático y el acceso a la energía, el transporte y la integración económica regional, y estuvimos de acuerdo en la necesidad de promover la equidad de género para que el país prospere.

La inversión en capital humano, centrada en especial en el empoderamiento de las mujeres y las niñas, es particularmente importante en este momento, en vista de que, debido a la pandemia, se ha perdido una década de avances en los resultados del capital humano a nivel mundial. Por tal motivo, es una buena noticia el reciente anuncio del Gobierno respecto de que ofrecería más oportunidades educativas a los estudiantes que han abandonado la escuela, incluidas las niñas embarazadas. Según un estudio del Banco Mundial, las escasas oportunidades educativas de las que disponen las niñas, y los obstáculos que les impiden completar 12 años de educación representan para los países un costo de entre USD 15 billones y USD 30 billones por pérdida de productividad e ingresos a lo largo de la vida. La educación de las niñas puede ayudar a sacar de la pobreza a los hogares, las comunidades y los países. 

La Asociación Internacional de Fomento (AIF), organismo que forma parte del Banco Mundial, ha estado apoyando el desarrollo de Tanzanía, en especial las iniciativas dirigidas a abordar la brecha de género.  El mercado de Makangarawe en Dar es Salam es un ejemplo de esta labor. En medio del ajetreo y el bullicio, vi mujeres ocupadas trabajando en sus puestos, con frutas y verduras cuidadosamente apiladas. El mercado cuenta con espacios limpios y funcionales para los comerciantes —muchos de los cuales son mujeres—, que se benefician con las mejoras efectuadas como parte de un proyecto de desarrollo urbano. Me recordó mi propia experiencia como ministra en el Gobierno indonesio, cuando trabajé para rehabilitar los mercados tradicionales de modo de atender las necesidades de las mujeres, lo que incluyó construir baños e instalaciones de cuidado infantil. En proyectos como este, un diseño que tenga en cuenta las cuestiones de género puede marcar una gran diferencia al brindar a las mujeres mayor acceso a las oportunidades económicas.

También me sorprendió ver cómo el Poder Judicial de Tanzanía, al que también se brinda apoyo a través de la AIF, utiliza tribunales móviles para mejorar la prestación de servicios a los ciudadanos, en particular a las mujeres. Con esta "justicia sobre ruedas" se brinda asesoramiento y servicios legales asequibles y accesibles en áreas desatendidas y a personas desprotegidas. Otra innovación es el centro de ventanilla única para asuntos sucesorios y de familia de Temeke (Dar es Salam), uno de los seis centros de este tipo que visité. Con estos centros se unifican bajo un mismo techo los servicios de justicia referidos a todos los asuntos familiares: herencia, pensión alimentaria, divorcio, sucesiones y otros asuntos relacionados con la propiedad.

"Hice hincapié en que la ecología, es decir, el aspecto verde, no debe estar reñido con el crecimiento: la acción climática debe integrarse en la planificación del desarrollo, y no en el futuro, sino ahora. En Tanzanía, la cuestión radica particularmente en fortalecer la resiliencia climática."

Sin duda, estos son tiempos particularmente difíciles para los países en desarrollo. La crisis de la COVID‑19 ha sido muy desigual, pues ha golpeado con más fuerza a los más pobres.  La recuperación también ha sido dispar. Si bien se prevé que para 2022 alrededor del 90 % de las economías avanzadas volverán a los niveles de ingreso per cápita previos a la pandemia, las proyecciones indican que solo un tercio de los mercados emergentes y las economías en desarrollo experimentarán ese tipo de recuperación.

En el Grupo Banco Mundial ayudamos a los países a abordar el impacto inmediato de la crisis, lo que abarca el acceso a las vacunas y la mejora de los sistemas de protección social, pero también miramos hacia el futuro. Esta es una oportunidad para examinar los problemas estructurales que existían antes de la pandemia y trabajar para lograr un desarrollo verde, resiliente e inclusivo (GRID). En un mundo en el que nos enfrentamos a múltiples crisis, desde la COVID‑19 hasta el cambio climático, debemos reconocer la estrecha interrelación entre la pobreza, la desigualdad, el clima y la degradación ambiental.  La política de desarrollo debe tener en cuenta la sostenibilidad, la resiliencia y la inclusión de una manera mucho más integrada y tener a las personas como eje central.

En los intercambios de opiniones que mantuve con una amplia gama de asociados respecto de las prioridades de desarrollo de Tanzanía, encontré muchas oportunidades de colaboración para promover el GRID. Además de la educación inclusiva y el empoderamiento de las mujeres, el cambio climático ocupaba un lugar preponderante en mi pensamiento, pues justo antes de llegar a Tanzanía había asistido a la vigesimosexta Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 26), celebrada en Glasgow.

Hice hincapié en que la ecología, es decir, el aspecto verde, no debe estar reñido con el crecimiento: la acción climática debe integrarse en la planificación del desarrollo, y no en el futuro, sino ahora.  En Tanzanía, la cuestión radica particularmente en fortalecer la resiliencia climática. Al tiempo que los países desarrollan carteras de proyectos transformadores adecuados para los propósitos previstos (esto es, crecer de manera sostenible y reducir la pobreza), deben crear las condiciones adecuadas para alentar las inversiones en capital físico, humano y natural.

Otro aspecto importante sobre el que conversé es la integración económica regional. No se trata solo de la infraestructura física, sino también de la facilitación del comercio. Un análisis reciente muestra que el costo del comercio es mucho mayor en los países en desarrollo que en los desarrollados. Lo que tenemos que hacer a corto plazo es simplificar los procedimientos burocráticos en las fronteras para gestionar más adecuadamente el proceso de despacho de mercancías. Aquí es donde la tecnología digital puede ayudar. A mediano plazo, será necesario mejorar los puertos, la logística y el transporte.

Cuando me fui de Tanzanía, me sentía llena de energía. En Dar es Salam me reuní con jóvenes que llevan adelante una labor transformadora en las áreas de cambio climático, empoderamiento de las mujeres, biodiversidad, agroindustria y artes creativas, innovando en el uso de la tecnología en sus actividades. Me hablaron sobre la urgencia de abordar temas como la inversión en infraestructura digital, las competencias informáticas y la conectividad, así como el acceso al capital que les permita implementar ideas viables a mayor escala. Mostraron mucho entusiasmo por la búsqueda de soluciones a los desafíos que ven en su propio país. Siempre he creído que es importante trabajar con los jóvenes, no solo por las ideas y la inspiración que aportan, sino también porque actúan como nuestra conciencia.  Es a ellos a quienes en última instancia debemos rendir cuentas, y debemos arremangarnos para ayudarlos.

Este blog fue publicado originalmente en The Citizen (i).

Enlaces relacionados

Asociación Internacional de Fomento 

La respuesta del Grupo Banco Mundial a la pandemia de COVID-19 (coronavirus)

El Banco Mundial en Tanzanía (i)


Autores

Mari Elka Pangestu

Ex directora gerente de Políticas de Desarrollo y Alianzas del Banco Mundial

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