En Durban, la tercera ciudad más grande de Sudáfrica, desde 2001 se ha tratado y reutilizado una cantidad de aguas residuales equivalente a 13 piscinas de tamaño olímpico para ser utilizada en una planta papelera y una refinería local.
Esto fue posible gracias a una alianza público-privada (APP) entre la ciudad y una empresa privada de servicios ambientales. Y es un buen ejemplo de cómo la reutilización de las aguas residuales sirve de ayuda a algunas ciudades para abordar la grave escasez de agua.
La reutilización de las aguas residuales —el reciclaje y la reutilización de agua de nuestros sistemas de alcantarillado— puede ser el resultado de lo que se conoce sencillamente como el factor del «asco». Habitualmente, las personas sienten aprensión con la idea de reutilizar el agua que proviene de nuestros retretes, aunque en realidad es algo bastante común. La reutilización de las aguas residuales se ha llevado a cabo durante miles de años (i).
En Londres, una cantidad importante del agua potable se recicla indirectamente a través del río Támesis, la principal fuente de agua de la capital británica . Esto también se está haciendo en Windhoek (Namibia), donde está en marcha un plan de reutilización directa del agua potable desde 1965.
En otros lugares, como India, Singapur, México y España, el agua reutilizada puede ser una fuente de agua valiosa para industrias clave, reduciendo la demanda de recursos hídricos limitados. En las centrales eléctricas, refinerías, molinos y fábricas, por ejemplo de la industria automotriz (i), se utiliza agua reciclada.
La necesidad es enorme. No solo unos 4200 millones (i) de personas en todo el mundo carecen de acceso a servicios de saneamiento gestionados de manera segura, sino que el 80 % de las aguas residuales del mundo no se tratan de manera adecuada. El 36 % de la población mundial vive en zonas con escasez de agua, y se espera que la demanda de agua aumente a 55 % (i) para 2050 en medio de una rápida urbanización.
Al mismo tiempo, el cambio climático está generando una mayor imprevisibilidad y variabilidad en la disponibilidad de agua dulce. Naciones Unidas estima que, para 2025, 1800 millones de personas (i) vivirán en países o regiones con escasez absoluta de agua, y África al sur del Sahara será la región con el mayor número de países afectados por estrés hídrico.
La pandemia de COVID-19 ha aumentado la conciencia sobre el alcance y las consecuencias de la falta de acceso a un suministro de agua confiable , y ha tenido un impacto en la capacidad de las empresas de abastecimiento de agua para realizar las inversiones de capital necesarias. Los países afectados por conflictos y fragilidad social son especialmente vulnerables a los desafíos relacionados con el agua y al deterioro de los servicios hídricos.
Todo esto es importante porque, como plantea el Banco Mundial, las brechas en el acceso al abastecimiento de agua y al saneamiento son uno de los mayores riesgos para el progreso económico, la eliminación de la pobreza y el desarrollo sostenible.
Los desechos y el agua municipales también representan una oportunidad para invertir. En un estudio de IFC (i) se concluyó que si las ciudades de los mercados emergentes se centraran en proyectos de infraestructura de agua y gestión de desechos con bajas emisiones de carbono, como parte de su recuperación después de la COVID-19, movilizarían inversiones por un monto de hasta USD 2 billones y crearían más de 23 millones de nuevos empleos para 2030.
"En un estudio de IFC se concluyó que si las ciudades de los mercados emergentes se centraran en proyectos de infraestructura de agua y gestión de desechos con bajas emisiones de carbono, como parte de su recuperación después de la COVID-19, movilizarían inversiones por un monto de hasta USD 2 billones y crearían más de 23 millones de nuevos empleos para 2030".
Un enfoque de economía circular de la reutilización de aguas residuales tratadas puede tener beneficios para millones de personas. Puede proporcionar una fuente de agua confiable para el uso industrial y agrícola y —ocasionalmente— para el abastecimiento de agua potable, a menudo con costos de inversión más bajos y menor consumo de energía que otras fuentes alternativas, como la desalinización o los sistemas de transferencia de agua entre cuencas.
El tratamiento de las aguas residuales junto con la reutilización de los efluentes también tiene importantes beneficios climáticos directos. En muchos casos, el tratamiento de las aguas residuales ayuda a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, en particular el metano. Un proyecto de aguas residuales bien diseñado permite encontrar soluciones para una mejor gestión de los lodos, como la captura de metano y la generación de energía, que ayudan a mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de las operaciones de las plantas.
Además, la reutilización del agua puede ayudar a las ciudades a adaptarse al cambio climático al proporcionar una fuente de agua dulce adicional y sostenible.
“La reutilización del agua puede ayudar a las ciudades a adaptarse al cambio climático al proporcionar una fuente de agua dulce adicional y sostenible”.
La mayoría de los proyectos de desalinización en todo el mundo son desarrollados y financiados por el sector privado. No obstante, cuando los Gobiernos nacionales y locales de los mercados emergentes siguen enfrentando importantes deficiencias para satisfacer las necesidades de agua y saneamiento y limitaciones presupuestarias, las APP bien estructuradas relativas al tratamiento y la reutilización de aguas residuales se ven cada vez más como una opción viable.
Los proyectos de reutilización del agua conllevan desafíos particulares. Por un lado, el agua es una cuestión local y ningún proyecto es igual a otro. El agua suele también gestionarse en un nivel descentralizado, donde las empresas de servicios públicos locales pueden carecer de recursos y capacidad, mientras que las percepciones del alto riesgo y el costo de capital pueden también generar inquietudes.
IFC ve una enorme oportunidad de prestar asistencia en esta área. A través de la nueva iniciativa “Scaling ReWater” del Grupo Banco Mundial, IFC ayuda a abordar los obstáculos a las inversiones en el tratamiento y la reutilización de aguas residuales, sin dejar de tener en cuenta los problemas de asequibilidad.
“Scaling ReWater” es un conjunto de herramientas que incluye asesoramiento sobre transacciones, soluciones de financiamiento competitivas, un proceso de licitación más sencillo y un enfoque holístico diseñado para movilizar financiamiento híbrido de fuentes públicas y privadas. Nuestro objetivo general es aprovechar el capital privado para acelerar la construcción de plantas de tratamiento de aguas residuales en los mercados emergentes. El Grupo Banco Mundial recibe con agrado la oportunidad de trabajar con nuestros asociados para lograr esto.
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