¿De qué manera las mujeres manejan sus necesidades de higiene durante el ciclo menstrual en entornos en que no hay retretes adecuados (o simplemente no existen)? ¿O en lugares donde no se puede acceder fácilmente a agua potable, no hay jabón para lavarse, los productos sanitarios no están disponibles y son muy caros, y no existen mecanismos para eliminar debidamente los desechos sanitarios? Estas preguntas no son fáciles de responder. En el mundo, por lo menos 500 millones de mujeres y niñas no tienen acceso a instalaciones adecuadas para manejar sus necesidades de higiene menstrual.
En muchas sociedades alrededor del mundo existen estigmas y tabúes relacionados con la menstruación y la higiene menstrual. Esto, junto con una cultura de silencio en torno al tema, limita la capacidad de las mujeres y las niñas de participar de manera plena e igualitaria en la sociedad, socavando su autoestima y su posición en la sociedad en general.
La menstruación puede afectar directamente las oportunidades educativas de las niñas adolescentes. Según estimaciones de UNICEF, apenas la mitad de ellas tiene acceso a fuentes de agua adecuadas en las escuelas. Y en muchas partes del mundo, la disponibilidad de saneamiento se relaciona con el género. Por ejemplo, en Túnez solo el 20 % de las escuelas proporciona instalaciones sanitarias adecuadas para las niñas en comparación con el 99 % en el caso de los niños. Un metanálisis de 138 estudios sobre el manejo de la higiene menstrual en India, por ejemplo, concluyó que hasta el 25 % de las niñas no asistía a la escuela durante el periodo menstrual. Cuando una niña va a la escuela secundaria, se casa a una mayor edad, tiene menos hijos y estos son más saludables, y es menos probable que sufra violencia sexual. Además, contribuye al crecimiento y los ingresos totales de la sociedad. Algunos datos empíricos muestran que aumentar el acceso de las niñas a la educación secundaria en un 1 % da como resultado un aumento de 0,3 % del ingreso anual per cápita. Por lo que promover el manejo de la higiene menstrual no solo es importante en términos de saneamiento, sino también puede ser un paso fundamental para ayudar a las niñas a desarrollar plenamente su potencial.
Una investigación reciente del Banco Mundial proporciona información a nivel de los países. En Nigeria, (i) de acuerdo a estimaciones del Banco, el 25 % de las mujeres carece de privacidad para llevar a cabo sus necesidades higiénicas personales. En Guatemala, (i) las mujeres que menstrúan y que se encuentran entre el 12 % más pobre de la población señalaron que tienen dificultades para encontrar instalaciones donde cambiarse y desechar los productos sanitarios. En el mismo estudio, se concluyó que en Tayikistán, (i) si bien la mayoría de las escuelas tiene instalaciones sanitarias separadas para las niñas y los niños, solo 1 de cada 50 escuelas tiene agua disponible en los recintos de las niñas.
Uno de los primeros pasos para hacer frente a un desafío es entender su magnitud. Por ello, un informe reciente (i) del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo proporciona un panorama sobre innovaciones para evaluar el impacto de medidas sobre el agua, el saneamiento y la higiene (WASH). Una de estas propone un indicador que monitoree la ‘equidad’ en el saneamiento, evaluando si las mujeres y niñas que menstrúan pueden lavarse y cambiarse en un lugar privado cuando están en sus casas, y si ellas pueden asistir a actividades sociales, la escuela o el trabajo durante el ciclo menstrual.
Existen proyectos y programas en todo mundo tanto para aportar evidencia sobre el tema como para usar esta evidencia como base. En Ghana, (i) el Banco proporciona infraestructura de saneamiento y educación sobre la higiene en más de 260 escuelas. Este proyecto se diseñó a partir de consultas a grupos constituidos por aproximadamente 160 estudiantes de escuelas de cinco asambleas municipales, durante las cuales se averiguó que los productos sanitarios y las instalaciones WASH inadecuados y las normas culturales negativas reducían la asistencia de las niñas a la escuela. El mismo proyecto incluye también capacitación para los profesores, apropiada en términos culturales, sobre cómo promover una mayor conciencia del manejo de la higiene menstrual entre sus alumnas y alumnos. En Haití, (i) a través de un proyecto de educación se llevó a cabo una encuesta cualitativa para comprender los problemas que afectan la asistencia escolar de las niñas y responder a los resultados, incorporando en el proyecto un componente de manejo de la higiene menstrual.
Si bien se han logrado avances, aún es necesario un mayor compromiso en numerosas áreas para asegurar que el manejo de la higiene menstrual sea una parte importante de los esfuerzos en materia de igualdad de género . La mayor parte del trabajo realizado hasta ahora ha sucedido en los sectores de abastecimiento de agua y educación. Sin embargo, el tema de la menstruación se interrelaciona con normas sociales y prácticas culturales más amplias, y un manejo de la higiene menstrual deficiente afecta la vida completa de las mujeres y las niñas, incluidas su salud y las oportunidades de acceder al mundo del trabajo.
Necesitamos aumentar nuestros esfuerzos para crear conciencia sobre la importancia del manejo de la higiene menstrual y cambiar las normas sociales negativas en torno a esta materia. Una excelente oportunidad para partir es el Día de la Higiene Menstrual, (i) que se conmemora el 28 de mayo. En conjunto con WASH United, (i) la entidad que inició y coordina dicha jornada, el Banco ayuda a difundir mensajes a través de los medios sociales acerca de la relevancia del manejo de la higiene menstrual. Además, el Día de la Higiene Menstrual nos proporciona la oportunidad de evaluar los desafíos y avances, y analizar con mayor profundidad el programa en este ámbito. Todo ello, para asegurarnos que en el futuro, las mujeres y las niñas no se vean limitadas por algo tan natural y normal como la menstruación.
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