¿Qué se necesita para brindar electricidad a 300 millones de personas de África que actualmente no tienen ese servicio? Este es el objetivo que nos hemos fijado con la Misión 300 (i): reducir a la mitad para 2030 el número de habitantes del continente que carecen de un suministro eléctrico confiable. Pero establecer una meta es solo el principio. Necesitamos una sobrecarga de reformas audaces e inversiones, y un entorno propicio para poder generar soluciones energéticas sostenibles, ampliables y asequibles.
Esto no es solo un objetivo ambicioso: es también una de las grandes oportunidades de nuestra era. Proveer de electricidad a África es fundamental para elevar los niveles de vida, crear empleo para los millones de jóvenes que ingresan al mercado laboral cada año, garantizar los servicios esenciales, empoderar a las mujeres, impulsar la digitalización e incrementar el crecimiento. Y no es de extrañar que la semana pasada en Davos, África se haya destacado como la nueva frontera del crecimiento. Pero dado que el año 2030 se acerca con rapidez y en vista del fuerte crecimiento demográfico del continente, debemos pasar del discurso a la acción decidida y poner en marcha un movimiento.
La meta de cerrar la brecha en el acceso a la energía está al alcance de la mano. Debido a la disminución del costo de la energía renovable registrada en la última década, estamos más cerca que nunca. Y con África al mando, será verdaderamente posible. Pero la magnitud del desafío requiere de la colaboración mundial. Y ese es exactamente el propósito de la Misión 300, una nueva alianza en la que participan Gobiernos, el sector privado, bancos de desarrollo y entidades filantrópicas, y en la que cada parte interesada cumple una función para lograr un objetivo común.
¿Qué se necesita para que esto suceda?
En primer lugar, reformas políticas audaces para romper el ciclo de dependencia respecto de los subsidios públicos que se utilizan simplemente para mantener encendidas las luces de los clientes actuales. Los Gobiernos deben impulsar reformas que hagan al sector energético más eficiente y atractivo para los inversionistas privados. Es fundamental organizar licitaciones transparentes y competitivas para la instalación de nueva capacidad de generación, reformar las tarifas y los subsidios de modo de permitir la operación comercial al tiempo que se protege a los más vulnerables ofreciéndoles conexiones asequibles, y aprovechar la integración regional para comercializar la energía eléctrica. Los Gobiernos también desempeñarán un papel importante en la ampliación de la energía renovable sin conexión a la red en las zonas remotas.
En segundo lugar, un financiamiento que se corresponda con el nivel de ambición. Los donantes y los bancos multilaterales de desarrollo deben movilizar más financiamiento en condiciones concesionarias para iniciativas de electrificación con y sin conexión a la red, y mitigar los riesgos. Estimamos que para hacer realidad la Misión 300 necesitaremos alrededor de USD 30 000 millones en fondos públicos y al menos USD 10 000 millones en inversión privada. El Grupo Banco Mundial tiene previsto aumentar el financiamiento anual promedio que destina a proyectos de energía en África subsahariana de USD 3000 millones a más de USD 5000 millones, lo que en gran parte será posible gracias al monto sin precedentes alcanzado en la reciente reposición de los recursos de la Asociación Internacional de Fomento.
En tercer lugar, el fortalecimiento de la capacidad. Las entidades filantrópicas pueden ayudar a reducir el riesgo de los proyectos y a desarrollar la capacidad necesaria para lograr el éxito a largo plazo. La Fundación Rockefeller, la Alianza Mundial de Energía en favor de las Personas y el Planeta, y la iniciativa Energía Sostenible para Todos han anunciado la creación de un servicio de asistencia técnica para acelerar la labor de la Misión 300.
La próxima Cumbre de Energía en África de la Misión 300 (i) que se celebrará en Dar es Salam constituirá una oportunidad para mostrar liderazgo en los tres frentes. Los jefes de Estado, junto con dirigentes del ámbito de la energía y las finanzas de los sectores público y privado, se reunirán para demostrar cómo la colaboración públicoprivada puede transformar el futuro energético de África. Los Gobiernos africanos tomarán la iniciativa y presentarán los pactos energéticos nacionales, donde se establecen las hojas de ruta específicas de cada país para impulsar reformas esenciales en el sector energético y en las empresas de suministro eléctrico y para atraer inversiones privadas.
Cabe destacar que la Cumbre (organizada por el Gobierno de Tanzanía —país que ha ampliado su red hasta llegar a casi el 100 % de las aldeas— junto con el Banco Africano de Desarrollo y el Grupo Banco Mundial) impulsará la formulación de compromisos en apoyo de estas iniciativas regionales de electrificación.
En África subsahariana, este movimiento ya se ha iniciado. Por ejemplo, recientemente Sierra Leona, Chad, Togo y Liberia unieron sus fuerzas (i) para poner en marcha la primera licitación competitiva multinacional de África de energía solar conectada a la red, que permitirá reducir los costos en más del 70 % e incrementar la capacidad de generación en más del 25 %.
Otros países ya han logrado resultados notables. Tomemos el caso de Rwanda (i), por ejemplo, que ha ampliado el acceso a la electricidad del 6 % en 2009 al 75 %, lo que constituye una de las expansiones de la electrificación más rápidas del mundo. O el de Camerún, donde con las garantías y las inversiones financieras del Grupo Banco Mundial se movilizaron más de USD 1000 millones del sector privado que permitieron finalizar el año pasado la central hidroeléctrica de Nachtigal, de 420 megavatios; de este modo, la capacidad de generación de energía limpia y asequible del país aumentó un 30 %.
Pero es preciso hacer mucho más.
La Misión 300 es un llamado a la acción. El tiempo apremia, y tenemos la oportunidad única en una generación de poner en marcha un cambio significativo y un futuro más sostenible. Esto no será fácil, de lo contrario ya se habría hecho; pero juntos podemos acelerar el ritmo, suministrar electricidad a África y propiciar un futuro más luminoso para todos.
Este blog se publicó originalmente en la plataforma del Foro Económico Mundial, a la que se puede acceder aquí (i).
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