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Cinco cosas que se deben considerar sobre el nexo entre el clima y los refugiados

Un hombre caminando sobre un terreno ahora seco, arando con un caballo y otra persona al fondo. Un hombre caminando sobre un terreno ahora seco, arando con un caballo y otra persona al fondo.

Cuando la comunidad internacional se reúne en los Emiratos Árabes Unidos con motivo de la COP28 (i), los efectos convergentes de la crisis climática, los conflictos violentos y la agitación geopolítica son cada vez más evidentes. En muchos países, están planteando desafíos críticos, y a veces potencialmente mortales, para los refugiados y las comunidades que los reciben. ¿Cuál es la mejor manera en que la comunidad internacional puede responder a tales situaciones? Este blog tiene como objetivo aportar cinco observaciones sobre el nexo entre el clima y los refugiados.

En primer lugar, los vínculos entre el cambio climático, los conflictos y el desplazamiento inducido por los conflictos no son simples. El cambio climático es, sin lugar a duda, un importante factor que impulsa la migración, incluso si la mayoría de las personas se desplazaran dentro de sus propios países. No obstante, los conflictos que hoy en día causan la mayor cantidad de refugiados y desplazados internos —en Afganistán, Myanmar, Sudán, Siria, Ucrania y Venezuela— tienen principalmente un origen político. Es posible que algunos acontecimientos relacionados con fenómenos meteorológicos hayan agravado estas crisis al empeorar las condiciones económicas y, por tanto, generar mayores tensiones sociales, pero las raíces de estos conflictos claramente van mucho más allá del cambio climático.

Sin embargo, este argumento tiene matices importantes. En algunas partes del mundo, por ejemplo en el norte de Nigeria, el cambio climático ha empujado a los pastores a modificar sus rutas de trashumancia, creando conflictos con los agricultores locales y causando como resultado el desplazamiento interno. En Somalia, las personas que decidieron quedarse a pesar de la violencia se vieron obligadas a huir cuando se produjeron sequías; los efectos combinados del cambio climático y los conflictos los convirtieron en refugiados. Necesitamos investigar más sobre las vinculaciones causales entre el cambio climático, los conflictos y el desplazamiento inducido por los conflictos, las circunstancias en las que se producen estos problemas y las posibles intervenciones que pueden mitigar los riesgos.

En segundo lugar, es difícil predecir futuros movimientos transfronterizos. Debido a la naturaleza sin precedentes del cambio climático, los modelos cuantitativos a menudo se basan en supuestos más que en experiencias. No obstante, el alcance y la dirección de los futuros movimientos demográficos dependerán en gran medida de los programas de mitigación y adaptación al cambio climático que se implementarán en los próximos años , es decir, de las decisiones que se están tomando y las que todavía no se han tomado. El desplazamiento de las personas dentro de su propio país o a través de una frontera dependerá también de las decisiones que los países de destino aún no han tomado y de si estos facilitan, aceptan a regañadientes o rechazan nuevos movimientos migratorios.

Según algunas estimaciones, entre 210 millones y 230 millones de personas se desplazarían antes de fines del siglo (i), la mayoría dentro de sus propios países. Si bien estas cifras son considerables, se deben contextualizar, especialmente en vista del crecimiento demográfico previsto o las tendencias de urbanización en los países afectados. De hecho, el problema principal puede no ser las personas que se desplazan, sino las personas que se han empobrecido tanto por el cambio climático que ni siquiera pueden moverse : debido a que trasladarse es costoso, los más vulnerables suelen quedar atrapados en un ciclo de empobrecimiento en las regiones afectadas por el cambio climático.

En tercer lugar, debemos considerar la noción de “refugiados climáticos” con cautela. El cambio climático a menudo no es más que un catalizador: agrava o acelera otros factores que impulsan el movimiento de la población. Fenómenos meteorológicos extremos repentinos han desplazado a unos 300 millones de personas en los últimos 15 años, pero una proporción significativa de estos desplazamientos ha sido temporal, y la mayoría de estas personas no han cruzado una frontera internacional. La situación de los pequeños Estados insulares, que pueden desaparecer en gran medida debido al aumento del nivel del mar, plantea ciertas cuestiones. Sin embargo, en la mayoría de otras situaciones de impactos climáticos de evolución lenta, es difícil sostener que el clima, como un factor único, origina acontecimientos específicos de migración y desplazamiento a largo plazo. Las personas se trasladan porque ya no pueden llegar a fin de mes, lo que se debe a una serie de circunstancias —como escasez de tierras de cultivo, fluctuaciones de los precios de los productos básicos y consideraciones personales— que se ven agravadas por el cambio climático. Por lo tanto, la idea de que las personas migren “debido al clima”, que sería la base de la condición de “refugiado climático”, debe abordarse con toda la complejidad que conlleva.

En cuarto lugar, un gran número de refugiados vive en regiones afectadas por el cambio climático. En estas zonas, el desplazamiento forzado y el cambio climático se agravan el uno con el otro, y se necesita apoyo con urgencia . En un contexto en que el financiamiento es escaso, el desafío no consiste únicamente en movilizar más recursos, sino también en garantizar que se utilicen de manera eficaz en función de los costos. Esto exige considerar los probables impactos climáticos antes de tomar la decisión de recibir a un gran número de refugiados en lugares expuestos al cambio climático. También es necesario que las zonas que reciben refugiados se incluyan en los planes nacionales de adaptación al cambio climático, una medida que probablemente funcione mejor que la creación de instrumentos nuevos y específicos que tal vez sigan careciendo de fondos suficientes.

Por último, y lo más importante, es necesario actuar ahora. Los impactos del cambio climático ya se están manifestando y, como resultado, millones de personas han migrado. Si queremos evitar desplazamientos impredecibles que causarían enormes sufrimientos humanos, es necesario adoptar medidas climáticas ahora, y a gran escala. Debemos aumentar nuestra respuesta colectiva y la COP28 ofrece una oportunidad para hacerlo.


Autores

Xavier Devictor

Codirector, Informe sobre el desarrollo mundial 2023

Kanta Kumari Rigaud

Especialista principal en medio ambiente

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