Los países que pueden recibir asistencia de la Asociación Internacional de Fomento (AIF), la entidad del Banco Mundial que presta ayuda a los países más pobres, enfrentaban graves adversidades incluso antes de la pandemia de COVID-19. Nuevos datos recabados por el Banco Mundial indican que en la actualidad, en medio de la pandemia, muchos países clientes de la AIF sufren la peor parte de los impactos, con efectos monetarios y no monetarios que probablemente han afectado a los países más pobres en mayor medida que al resto del mundo en desarrollo.
Para llevar a cabo un análisis inicial de los impactos socioeconómicos de la pandemia en los países clientes de la AIF, utilizamos los datos armonizados derivados de las encuestas telefónicas de alta frecuencia (i) sobre la COVID-19, del Banco Mundial, que se están realizando en todo el mundo en desarrollo. Los datos armonizados a nivel mundial, que ya están disponibles en el panel de seguimiento de alta frecuencia de la COVID-19 (i), permiten realizar comparaciones entre los distintos países y a lo largo del tiempo utilizando una amplia gama de indicadores socioeconómicos. Los análisis anteriores realizados con los datos indican impactos generalizados (i) en los ingresos, el empleo y el capital humano que probablemente acrecentarán las desigualdades preexistentes, entre los países ricos y los pobres y entre los sectores privilegiados y los desfavorecidos dentro de cada país.
Nuestras conclusiones se basan en los datos derivados de la primera ola de encuestas telefónicas de alta frecuencia (al 7 de diciembre de 2020), realizadas en 24 países clientes de la AIF donde vive casi la mitad de la población total de los 74 países (i) que actualmente pueden recibir asistencia de la Asociación. El grupo de comparación incluye 20 países que representan el 12 % de la población total de los países en desarrollo que no son clientes de la AIF. Dado que la muestra de países no se diseñó de manera que fuese representativa de cada grupo, no se debe considerar que las conclusiones atañen a todos los países clientes y no clientes de la AIF.
¿Cómo les está yendo a los hogares de los países clientes de la AIF durante la COVID-19?
El gráfico 1 muestra las diferencias entre los países clientes de la AIF y los otros países incluidos en la muestra después del inicio de la pandemia. Todas las cifras son promedios simples para el conjunto de países de cada grupo (clientes de la AIF/otros países) para el cual se dispone de los datos del indicador. Algunos patrones son importantes.
Si bien nuestras encuestas indican que los hogares de todos los países han sufrido pérdidas de ingresos, en el caso de los países clientes de la AIF aumenta la probabilidad de que esas pérdidas se hayan registrado desde el inicio de la pandemia. En promedio, alrededor de dos tercios de todos los hogares de un país cliente de la AIF declaran pérdidas de ingresos, en comparación con el 59 % de los hogares de los otros países, si bien con variaciones considerables dentro de cada grupo (gráfico 2).
En promedio, el 29 % de los encuestados que tenían empleo antes de la pandemia dejaron de trabajar en la última semana anterior a la encuesta en los países clientes de la AIF, en comparación con el 39 % en los otros países. Esto obedece, probablemente, a que muchos trabajadores de los países de ingreso bajo pertenecen al sector informal o son independientes y no reciben cobertura de redes de protección social, como el seguro de desempleo. Por lo tanto, no pueden darse el lujo de dejar de trabajar, incluso cuando sus ingresos son escasos.
Las pérdidas de ingresos de los hogares también están vinculadas a una disminución de las remesas enviadas, generalmente, por familiares que trabajan en regiones o países diferentes. En promedio, el 60 % de los hogares de todos los países incluidos en la base de datos declara que las remesas disminuyeron desde el inicio de la pandemia. En el caso de los países clientes de la AIF, el promedio es más alto que el de los otros países.
- La inseguridad alimentaria suele ser más grave en los países clientes de la AIF.
En promedio, el 51 % de los hogares de los países clientes de la AIF declara que, en los últimos 30 días, un adulto se salteó al menos una comida debido a la falta de recursos, en comparación con el 34 % de los hogares de los otros países. En cuatro de los países clientes de la AIF, en más del 60 % de los hogares se omitieron comidas. Si bien esta privación no se puede atribuir totalmente a la COVID-19, la disminución de la seguridad alimentaria en los países más pobres del mundo durante una pandemia es un motivo de grave preocupación.
- El acceso a la educación está sumamente restringido en los países clientes de la AIF.
El acceso a la educación durante la pandemia disminuye marcadamente en consonancia con el producto interno bruto (PIB) per cápita de los países y es muy bajo en la mayoría de los países clientes de la AIF (gráfico 3). En todos los países clientes de la AIF, salvo dos, en menos del 30 % de los hogares con niños que asistían a la escuela antes de la pandemia se completó una tarea educativa desde el inicio de la COVID-19. La grave pérdida de aprendizaje tiene amplias consecuencias en términos del capital humano y la movilidad social en el futuro.
- Al parecer, la probabilidad de que las encuestadas dejen de trabajar es mayor.
Tanto en los países clientes de la AIF como en los otros países, la probabilidad de que las mujeres encuestadas dejen de trabajar es mayor que en el caso de los hombres encuestados. Estos números indican importantes diferencias de género en los impactos en el mercado laboral, aunque debe tenerse en cuenta que, en algunos países, es posible que las encuestadas no representen a todas las mujeres en edad de trabajar.
¿Cómo han respondido a la crisis los hogares y los programas de asistencia social en los países clientes de la AIF?
El gráfico 4 muestra los promedios para los países de la AIF y los otros países en dos dimensiones: las estrategias que adoptan los países para enfrentar las pérdidas de ingresos y la asistencia social que han recibido de fuentes públicas y no públicas (incluidas las religiosas). Se observan algunas diferencias entre ambos grupos.
- Para enfrentar las pérdidas de ingresos, la probabilidad de que los hogares de los países clientes de la AIF utilicen sus ahorros para emergencias o vendan activos es mayor que en el caso de los hogares de los otros países.
- En los países clientes de la AIF la asistencia social es más limitada que en los otros países.
La cobertura media de asistencia social que reciben los hogares en los países clientes de la AIF asciende al 14 %, en comparación con el 30 % en los otros países. Se observan grandes brechas en materia de cobertura: muchos de los habitantes de los países clientes de la AIF que declaran inseguridad alimentaria no reciben asistencia social. Las diferencias entre los países reflejan, probablemente, déficits de recursos, de capacidad institucional y de cobertura del sistema público de protección social preexistente. Por otra parte, los datos corresponden a los primeros meses de la crisis, lo que tal vez haya sido muy pronto para captar los efectos de la ampliación de los programas de protección social en algunos países.
Nuestras conclusiones preliminares indican que los efectos de la pandemia en el bienestar monetario y no monetario probablemente fueron peores, en promedio, en los países clientes de la AIF que en el resto del mundo en desarrollo. En los primeros tres meses después del inicio de la crisis, los habitantes de los países clientes de la AIF enfrentaron un riesgo más alto de pérdida de ingresos, mayores perturbaciones en el aprendizaje de sus niños y desnutrición, en comparación con los de otros países. También fueron más propensos a adoptar estrategias de respuesta con consecuencias perjudiciales en términos de pobreza y movilidad social en el largo plazo, y fue menos probable que recibieran la asistencia social que habría reducido la necesidad de adoptar esas medidas en primer lugar. En el marco de las medidas para mitigar los efectos de la crisis y respaldar la recuperación, la comunidad del desarrollo debe asignar prioridad a las necesidades de los países más pobres. De esa manera, el mundo tendrá una posibilidad de cumplir el compromiso de poner fin a la pobreza extrema para 2030.
ENLACES RELACIONADOS
Sistemas de seguimiento de alta frecuencia para monitorear los impactos de la pandemia de COVID-19 (i)
Panel de seguimiento de alta frecuencia de la COVID-19 (i)
La respuesta del Grupo Banco Mundial a la pandemia de COVID-19 (coronavirus)
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