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Ayer, recordé lo que significa ser joven otra vez: la impaciencia, el idealismo puro y la energía sin límites caracterizaron el ambiente en el auditorio de IFC donde más de 300 líderes juveniles del sector público, la sociedad civil, la comunidad del desarrollo y el mundo académico se reunieron con ocasión de la Cumbre de la Juventud del Grupo Banco Mundial, (i) cuyo tema era “La exigencia de tener Gobiernos transparentes y atentos a las necesidades de la población”.
Tuve el gusto de moderar la primera sesión plenaria de la cumbre, una animada discusión que exploró cómo los jóvenes pueden participar en el proceso de aumentar la transparencia de los Gobiernos y de garantizar que los servicios públicos respondan a las necesidades de las personas.
Los panelistas fueron Ahmad Alhendawi, enviado para la Juventud del secretario general de las Naciones Unidas; Edith Jibunoh, asesora en el área de la sociedad civil del Grupo Banco Mundial; Nigel Chapman, presidente y CEO de Plan International, (i) y Frank Vogl, cofundador de Transparencia Internacional. (i)
Para comenzar el debate, planteé el tema de la confianza. Sabemos, lamentablemente, que la confianza en los Gobiernos está en niveles históricamente bajos. Según el Barómetro de la Confianza de Edelman, tanto en los países de ingreso mediano como en los de ingreso bajo, solamente el 17 % de los encuestados sentía que su Gobierno los escuchaba; el 16 % consideraba que su Gobierno tenía prácticas transparentes y abiertas y, una vez más, solo el 16 % creía que su Gobierno se comunicaba con frecuencia y con honestidad.
Estas son cifras desalentadoras. De modo que, ¿qué quieren los ciudadanos? Para comprender mejor esto, el Grupo Banco Mundial realizó una Encuesta mundial sobre gobierno abierto. (i) Desde México hasta Mongolia, (i) escuchamos de manera fuerte y clara que la juventud exige un Gobierno abierto. Los jóvenes quieren Gobiernos honestos, transparentes y accesibles que trabajen para todos los ciudadanos.
El enviado para la Juventud de las Naciones Unidas, Ahmad Alhendawi, destacó que aunque los jóvenes constituyen la mitad de la población del mundo, solo el 1 % de los parlamentarios del mundo tiene menos de 30 años. “Debemos incorporar a los jóvenes al proceso político de manera que puedan conseguir un impacto verdadero en sus propias vidas”, dijo Alhendawi. Él ha luchado por la inclusión de asesores jóvenes en los directorios de las oficinas de país de las Naciones Unidas: los equipos de países que han establecido estos directorios están aprendiendo valiosas lecciones del conocimiento y de las perspectivas que los jóvenes aportan.
La asesora en el área de la sociedad civil del Grupo Banco Mundial, Edith Jibunoh, se refirió a su propia experiencia al regresar a Nigeria a trabajar como una joven funcionaria del Gobierno nigeriano. Aunque inicialmente ella tenía total desconfianza en el Gobierno de su propio país, pronto cambió de actitud ya que fue testigo de primera mano del poder de la acción de la juventud. Ya sea en el tema de los subsidios a los combustibles o en el de las elecciones, los jóvenes nigerianos están a la vanguardia en el dominio de las herramientas de las redes sociales y en el desempeño de su papel como actores influyentes. Jibunoh se sintió alentada al encontrar aliados tranquilos y honestos que estaban dispuestos a impulsar reformas a pesar de sistemas a menudo corruptos.
El cofundador de Transparencia Internacional (TI) Frank Vogl habló entusiastamente acerca de su admiración por los miles de jóvenes que, a pesar de muchos riesgos, se han unido a los 100 capítulos nacionales de TI para ayudar a combatir la corrupción de modo que todos podamos vivir una vida digna. La juventud no está esperando que las instituciones internacionales actúen; a través de los movimientos de la sociedad civil, están actuando en terreno, movilizando las redes sociales y haciendo una diferencia en sus comunidades locales.
El presidente y director ejecutivo de Plan International, Nigel Chapman, compartió cómo, después de la presión de las bases en los 40 países en que el Plan funciona, ahora tienen un grupo de asesores jóvenes que ayudan a diseñar las prioridades y las decisiones respecto de los programas. Después de un escepticismo inicial, Chapman ahora acoge y aprecia completamente la pasión, el realismo y la eficacia de la participación juvenil y agradeció a los asesores jóvenes del Plan por su compromiso y sus valores igualitarios.
El animado debate concluyó positivamente mientras todos alentamos a los líderes jóvenes presentes en la sala a hacer que sus opiniones sean oídas, a continuar participando en diálogos significativos con sus Gobiernos, y a dar un significado real a las palabras “reciprocidad”, “capacidad de respuesta” y “colaboración”.
Con frecuencia, recordamos eventos históricos para que nos inspiren a cambiar las cosas en el futuro. Mientras reflexiono sobre el reciente aniversario del plebiscito contra la dictadura de Pinochet en Chile, me doy cuenta de que cuando las cosas parecen imposibles, con un esfuerzo conjunto, sí se pueden hacer.
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