Publicado en Voces

Derribar las barreras para el intercambio del conocimiento

En el desarrollo internacional, el conocimiento es nuestro bien más valioso. El conocimiento correcto aplicado en el momento adecuado podría cambiar las vidas de aproximadamente 1000 millones de personas que ahora viven con menos de US$1,25 al día. Como respuesta a sus circunstancias, el Grupo del Banco Mundial ha establecido dos ambiciosas metas: poner fin a la pobreza extrema a más tardar en 2030 e impulsar la prosperidad compartida para el 40 % más pobre de la población en los países en desarrollo.
 
Para lograr estos objetivos, debemos utilizar todos los activos del Grupo del Banco Mundial: nuestras finanzas; nuestra presencia global y poder de convocatoria y, especialmente, nuestro enorme acervo de conocimientos y experiencia. Si reunimos el mejor conocimiento mundial, lo compartimos rápidamente y ayudamos a los países a que lo apliquen a los problemas locales, podemos empoderar a los pobres para que den forma al futuro de sus países.
 
No todos nuestros conocimientos están en un estante, o son productos digitales y contenidos multimedia. La mayoría está en las mentes de nuestros miles de expertos que trabajan en más de 120 países en todo el mundo.

Pero sabemos que nuestro conocimiento no siempre se transmite lo suficientemente rápido, o llega a las personas adecuadas en el momento oportuno. Un reciente documento de trabajo, escrito por dos colegas del Grupo del Banco Mundial, destacó este problema (y también llamó la atención de algunos medios de comunicación, aunque no completamente de manera acertada). (i) No se trata solo de problemas técnicos que impiden que nuestro conocimiento digital fluya (tal como los PDF, que no son fáciles de buscar): nuestro conocimiento está también a menudo atrapado en silos dentro de la organización. Por ejemplo, nuestro personal en Asia oriental no habla lo suficiente con sus contrapartes en África, y nuestros expertos en agua no se conectan bastante con sus pares  de salud. Estos impedimentos son una herencia de la cultura, estructura e incentivos de nuestra organización. Podemos hacer más.
 
El 1 de julio, vamos a derribar las paredes de estos silos organizacionales, realizando una de las reformas más importantes de la historia del Banco Mundial. Estamos reorganizando nuestros servicios de conocimientos para crear las prácticas mundiales y áreas de soluciones transversales, (i) y reunir a los mejores expertos y el mejor conocimiento del mundo y hacer que esté más accesible para nuestros clientes. Dondequiera que estén nuestros especialistas, en cualquier tema que estén trabajando, ellos van a estar vinculados de una manera mucho más activa con sus colegas, en áreas como la educación, el comercio y la competitividad, el transporte y la tecnología de la información, el medio ambiente y los recursos naturales, y la energía.
 
Nuestros países clientes dicen que quieren la mejor experiencia de todo el mundo, de manera que puedan adaptarla a las circunstancias locales. Un proyecto de agua en Senegal puede influir en lo que sucede en Nicaragua o en Bangladesh y viceversa. El conocimiento sobre el desarrollo no debería tener límites o fronteras.
 
Las prácticas mundiales proporcionarán un vínculo directo entre el conocimiento y nuestras tareas de implementación, adaptando sobre la base de la evidencia, mejorando nuestro trabajo y aprendiendo de nuestros clientes, todo en beneficio de estos mismos. Hemos contratado a un nuevo equipo de directores de prácticas mundiales, que son expertos en sus campos respectivos, y quienes garantizarán que todo el personal de las prácticas elabore, capture, administre y comparta el conocimiento de manera extensiva. Esto no se limitará solo al conocimiento que genera el Grupo del Banco Mundial. Una parte cada vez mayor de nuestro trabajo consiste en promover relaciones “sur-sur” para poner en contacto a profesionales que enfrentan problemas similares de modo que puedan aprender unos de otros. 
 
En cuanto a nuestro conocimiento digital, ya compartimos gratuitamente una enorme cantidad de informes y datos, los cuales han sido descargados más de 3,4 millones de veces solo en los últimos dos años. Entre ellos, se encuentran algunos informes técnicos específicos de cada país, como nuestros estudios económicos sectoriales y los informes de asistencia técnica. Son publicaciones muy valiosas para nuestros clientes, pero no de fácil lectura para todos. Los autores del documento mencionado anteriormente decidieron mirar solamente esta clase muy limitada y técnica de informes; no todos nuestros informes, como lo sugirieron algunos artículos de prensa. No es de extrañar que los autores descubrieron que casi un tercio de los informes de estudios económicos sectoriales y de asistencia técnica nunca fueron descargados. Algunos en realidad fueron difundidos de la manera tradicional: fueron impresos y distribuidos en los países que los encargaron, algo que todavía es común en el mundo en desarrollo. La popularidad no es la única medición de la utilidad. 
 
Pero, no es suficiente mantener detallados informes técnicos en una base de datos después de que han sido entregados al Ministerio. Para alcanzar nuestras ambiciosas metas, necesitamos que el conocimiento llegue a un conjunto más amplio de profesionales, ciudadanos, empresarios, expertos de la sociedad civil y otros agentes del desarrollo. Muchos, si no la mayoría, de nuestros productos de conocimiento tienen lecciones que son valiosas para los países y las empresas de todo el mundo. Sin embargo, también necesitamos cerciorarnos de que nuestros informes futuros sean pertinentes para los desafíos más críticos de nuestros clientes. Las prácticas mundiales nos permitirán ser más estratégicos, manteniendo a los clientes en mente mientras planificamos y producimos nuevos materiales de conocimiento.
 
Nuestros cambios en las maneras de intercambiar el conocimiento exigen el uso de más tecnología interactiva y sistemas más inteligentes. Pero, lo que es más importante, tenemos que modificar nuestra cultura organizacional. Nuestras prácticas mundiales ayudarán a desbloquear nuestro conocimiento y experiencia, para garantizar que siguen siendo —y siguen aumentando— como un bien público mundial.


Autores

Nena Stoiljkovic

Business Advisory Services Vice President, IFC <br />Global Practices Vice President, World Bank Group

Keith Hansen

Director del Banco Mundial para Kenia, Somalia, Ruanda y Uganda

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