Las principales economías del mundo están intensificando sus esfuerzos para abordar la amenaza existencial del cambio climático a través de los subsidios verdes, la fijación del precio del carbono y las regulaciones. Estas iniciativas son necesarias y bienvenidas, pero reconfigurarán la demanda mundial de bienes y servicios en formas que afectarán las perspectivas económicas de los países en desarrollo, que dependen del comercio internacional para impulsar el crecimiento y crear empleo.
En blogs anteriores, analizamos algunos de los desafíos que plantean las nuevas políticas de mitigación del cambio climático. Entre estos se encuentran el cumplimiento de requisitos complejos para medir el contenido de carbono (i) de los bienes comercializados o para demostrar que el cultivo de productos básicos como el café y el cacao no ha provocado deforestación (i). Hemos observado que muchas empresas de países en desarrollo tendrán problemas para cumplir estas exigencias sin una asistencia técnica y financiera considerable. En general, es posible que los países en desarrollo tengan que reorientar una parte mayor de sus recursos y su comercio que los países desarrollados para seguir siendo competitivos en el marco de estas nuevas políticas de mitigación.
En este blog, sin embargo, nos centraremos en las oportunidades considerables existentes sobre la base del análisis del Banco Mundial de las políticas climáticas (i), que incluyen el sistema de comercio de emisiones (SCE); la Ley de Materias Primas Fundamentales y la directiva sobre energías renovables de la Unión Europea; la Ley de Reducción de la Inflación de Estados Unidos, y las normas sobre combustible para vehículos y el SCE de China.
Las políticas para limitar las emisiones de gases de efecto invernadero —como los SCE y las regulaciones sobre emisiones— y los subsidios verdes impulsarán la demanda de energía renovable y de los minerales básicos necesarios para fabricar paneles solares, turbinas eólicas, baterías y electrodomésticos de mayor eficiencia energética. Las exportaciones de minerales fundamentales de los países en desarrollo ascienden actualmente a USD 246 400 millones al año; se prevé que el volumen de la demanda mundial de exportaciones de estos productos se duplicará en los próximos 15 años si se cumplen las metas de acceso a la energía y los compromisos de cero emisiones netas anunciados por los países, de acuerdo con el análisis del mercado de minerales críticos 2023 (i) de la Agencia Internacional de Energía. Esto representa una excelente oportunidad para países como Mozambique (que posee más de la mitad de las reservas mundiales de grafito), Argentina (22 % del litio) e Indonesia (18 % del níquel).
Las normas más estrictas sobre el CO2 y el ahorro de combustible también impulsarán la demanda de otros productos tecnológicos verdes, como los vehículos eléctricos, los paneles solares y las turbinas eólicas, y sus componentes, incluidas las baterías. Con esta mayor demanda, se espera que el mercado mundial de tecnologías verdes y sostenibilidad aumentará cinco veces entre 2023 y 2032, según Global Market Insights 2023 (i). Las exportaciones de productos y componentes de tecnologías verdes de los países en desarrollo a China, la Unión Europea y Estados Unidos ascienden, en el presente, a aproximadamente USD 185 600 millones. Los países que se centran en las exportaciones a las tres principales economías del mundo son los que se benefician más en el corto y mediano plazo. Entre ellos se encuentran Macedonia del Norte, Túnez, México y Serbia (gráfico 1). En el caso de Macedonia del Norte y Túnez, los productos y componentes de tecnologías verdes destinados a esos mercados representan alrededor del 12 % y el 9 % del PIB, respectivamente, lo que supone un impacto económico potencialmente significativo.
Es posible que no todos saldrán ganando con el aumento de la demanda de componentes para vehículos eléctricos en Estados Unidos. A partir de 2029, solo las baterías producidas o ensambladas en su totalidad en América del Norte calificarán para los descuentos tributarios ofrecidos en el marco de la Ley de Reducción de la Inflación. Eso beneficiará a México, que quizás enviará más vehículos eléctricos totalmente armados a Estados Unidos para aprovechar los créditos impositivos. Es probable que otros países de ingreso mediano con capacidad para fabricar vehículos registren un aumento en las ventas de vehículos eléctricos a la Unión Europea. Entre ellos se encuentran Marruecos, Türkiye y Viet Nam.
intensificar los esfuerzos para lograr las contribuciones determinadas a nivel nacional promoviendo el desarrollo de energías renovables y ayudando a las empresas en el proceso de descarbonización;
facilitar la adopción de tecnologías reduciendo las medidas arancelarias y no arancelarias sobre los bienes y servicios fundamentales para la adaptación y la mitigación; atraer inversión extranjera en sectores verdes con potencial de exportación, y fortalecer los vínculos con las cadenas de valor verdes mundiales abordando los obstáculos legales, regulatorios y administrativos a la actividad empresarial;
promover la transición verde de la economía estableciendo mecanismos de fijación del precio del carbono basados en estándares internacionales, y
fortalecer la infraestructura de calidad —que incluye la medición, notificación, verificación y acreditación del carbono, y la infraestructura general de trazabilidad— para facilitar el cumplimiento.
Por su parte, China, la Unión Europea y Estados Unidos deberían evitar instrumentos proteccionistas, como requisitos de contenido local o subsidios discriminatorios, que perjudican las perspectivas de desarrollo de los países de ingreso bajo y mediano y retrasan su transición verde.
Pueden apoyar la transición verde compartiendo las mejores prácticas, incluidas las normas ambientales y laborales; introduciendo gradualmente requisitos de sostenibilidad relacionados con el comercio para dar tiempo a los países en desarrollo con escasa capacidad institucional de ponerse al día, y proporcionar asistencia financiera y técnica.
Hay que aplaudir los esfuerzos climáticos, pero la proliferación de políticas y normas climáticas aumenta los costos de cumplimiento para los exportadores de los países en desarrollo. Por ejemplo, existen al menos 20 normas sobre la descarbonización del acero, y cada una tiene diferentes metodologías. Las organizaciones multilaterales, como el Banco Mundial, pueden desempeñar un papel importante a la hora de promover la armonización de los estándares y el reconocimiento de las normas en los países en desarrollo.
Esta investigación contó con el apoyo del fondo fiduciario del Mecanismo Financiero General para el Fomento del Comercio, que recibe contribuciones de los Gobiernos de los Países Bajos, Noruega, Suecia, Suiza y el Reino Unido.
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