Nuestras próximas Reuniones de Primavera se centrarán en la reconfiguración del desarrollo para una nueva era, lo que representa una excelente oportunidad para reflexionar sobre los avances que se están logrando en el abordaje de los numerosos desafíos que enfrenta el desarrollo mundial, entre ellos el cambio climático.
El camino del Banco Mundial para integrar el clima en sus programas de desarrollo comenzó hace décadas y ha evolucionado para ayudar a los países en desarrollo a hacer frente a los crecientes impactos del cambio climático. Mediante actividades tan variadas como eliminar gradualmente los combustibles fósiles, elaborar nuevos diagnósticos que impulsen la acción climática en los países, emitir novedosos bonos de sostenibilidad y garantizar que nuestras operaciones estén alineadas con el Acuerdo de París, aspiramos a responder a la doble prueba de centrarnos claramente en nuestro mandato básico de desarrollo de reducir la pobreza y encarar al mismo tiempo los desafíos mundiales más acuciantes, de los cuales tal vez el clima sea el más destacado. Todo esto requiere relaciones de colaboración eficaces con los países afectados, el sector privado y los asociados en la tarea del desarrollo.
Hemos venido ampliando sistemáticamente nuestra acción climática: en 2022, el Banco Mundial —es decir, el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento y la Asociación Internacional de Fomento— proporcionó alrededor de USD 29 000 millones en financiamiento climático. Como la principal fuente mundial de financiamiento para el desarrollo relacionado con el clima, hemos más que triplicado nuestro apoyo en los últimos seis años.
Este financiamiento nos ha permitido pasar de ecologizar proyectos a ecologizar economías enteras, ampliar la generación de energía renovable, apoyar reformas de los subsidios a los combustibles fósiles, invertir en programas de gestión forestal a gran escala, reducir el volumen de metano en el saneamiento y la gestión de desechos, ampliar el acceso a formas limpias de cocinar, promover prácticas agrícolas climáticamente inteligentes, y ayudar a los clientes a aprovechar las cadenas de valor verdes. Estamos colaborando en la transformación de las ciudades para que sean más limpias y de la infraestructura para que sea más ecológica, fortaleciendo la resiliencia de las zonas costeras, y apoyando a los clientes para que ecologicen el sistema financiero y aprovechen los crecientes mercados de carbono.
Al mismo tiempo, hemos cambiado nuestro enfoque de inversión, ayudando a cerrar centrales alimentadas a carbón, tal como lo estamos haciendo en el proyecto Komati (i). Paralelamente, hemos estado promoviendo el programa de energía renovable: de hecho, la energía renovable es siempre el primer recurso del Banco Mundial cuando se consideran inversiones en el sector energético. En los últimos años, el Banco Mundial ha invertido más de USD 8000 millones en energía limpia, acceso a la energía renovable e infraestructura relacionada, y ha movilizado más de USD 20 000 millones en inversiones privadas en capacidad de generación de energía renovable. Mientras tanto, estamos ayudando a alrededor de 48 millones de personas a acceder a formas más limpias y eficientes de cocinar y calefaccionar. Evaluamos las inversiones en gas natural caso por caso, pero las inversiones han sido poco frecuentes y solo se realizan cuando existe una justificación convincente desde la perspectiva del desarrollo en virtud de la cual las opciones menos contaminantes para suministrar energía a los hogares, los hospitales y las escuelas no resultan factibles.
Como prestatario, emitimos el primer bono verde del mundo en 2008 (i) y creamos un modelo para fomentar la sostenibilidad en los mercados de capital. En la actualidad, somos la principal entidad emisora de bonos de sostenibilidad a nivel mundial, ya que movilizamos alrededor de USD 50 000 millones anuales de inversionistas privados para financiar actividades que respalden los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Continuamos llevando adelante innovaciones en los mercados de capital: con la emisión del primer bono para la conservación de la vida silvestre del mundo en 2022 (i), que estableció una conexión directa entre los inversionistas y los resultados de la protección de la vida silvestre en Sudáfrica, y un bono vinculado a la reducción de emisiones en 2023 (i), que ayudó a financiar purificadores de agua para escuelas en Vietnam. Nuestros bonos para catástrofes ofrecen seguro contra desastres naturales para fortalecer la resiliencia financiera en países como Jamaica (i), Filipinas (i) y México (i).
A nivel de los proyectos, hemos estado trabajando arduamente para perfeccionar nuestras herramientas climáticas. Contamos con un conjunto de herramientas de evaluación de los riesgos climáticos y de desastres (i), que ayudan a “blindar” cada proyecto contra el cambio climático reflejando con mayor exactitud las condiciones futuras, de manera que nuestro apoyo a los países se mantenga a lo largo del tiempo. Realizamos la contabilidad de gases de efecto invernadero (PDF, en inglés) en todos los proyectos de los sectores pertinentes, lo que nos ayuda a diseñar proyectos con menores niveles de emisión de carbono y a cuantificar las emisiones de las operaciones financiadas por el Banco Mundial. También medimos el precio sombra del carbono en los análisis económicos (PDF, en inglés) de dichos proyectos a fin de comprender mejor los costos y beneficios de las inversiones y las alternativas. Todos los días, cientos de miembros del personal del Banco en todo el mundo aplican estas herramientas para ayudar a nuestros clientes a integrar el clima y el desarrollo sobre el terreno.
Mediante estos esfuerzos, queremos seguir estando en la frontera del conocimiento y la innovación, como parte de los esfuerzos mundiales por abordar los impactos catastróficos del cambio climático.
El paso más reciente de nuestro camino ha sido la presentación de los informes sobre el clima y el desarrollo de los países o CCDR (i). El año pasado, elaboramos estos nuevos informes para reunir los últimos datos y análisis a fin de priorizar las medidas de mayor impacto que pueden contribuir al desarrollo en el contexto de un clima cambiante. Hemos completado CCDR en más de 25 países y estamos trabajando con países clientes para poner en práctica esas recomendaciones. El Fondo Monetario Internacional, en línea con otros asociados en la tarea del desarrollo, está utilizando estos CCDR como base analítica del financiamiento que proporciona a través de su Fondo Fiduciario para la Resiliencia y la Sostenibilidad, lo que demuestra cómo dichos informes ya están configurando la acción climática en todo el mundo. Ahora estamos trabajando en CCDR para otros 20 países.
El próximo paso en este camino es la alineación con el Acuerdo de París (i). Desde hace mucho tiempo, estamos comprometidos con los objetivos del Acuerdo de París. Y como acordamos en nuestro Plan de Acción sobre el Cambio Climático (i), a partir del 1 de julio examinaremos todas las operaciones del Banco para garantizar que se ajustan a los objetivos de dicho acuerdo. Si bien confío en que la gran mayoría de nuestras operaciones ya lo hacen, este paso se refiere a la necesidad de brindar garantías, es decir, de poner en marcha procesos y sistemas internos para evaluar y mostrar que todos los flujos de financiamiento están alineados.
La alineación con el Acuerdo de París es importante, ya que nos mantiene enfocados en mantener el calentamiento de la Tierra muy por debajo de los 2 grados centígrados y, preferentemente, de 1,5 grados centígrados , al tiempo que se logra un desarrollo sostenible y se pone fin a la pobreza. Para ello, todos, incluido el Grupo Banco Mundial, deben alinearse y hacer su parte, y los grandes países emisores tienen la responsabilidad especial de intensificar sus esfuerzos orientados a la descarbonización.
Por nuestra parte, hemos trabajado en asociación con otros bancos multilaterales de desarrollo (BMD) para elaborar un enfoque conjunto de BMD para la alineación con el Acuerdo de París (i), que se dará a conocer próximamente. Hemos adoptado dichos principios y, además, hemos elaborado metodologías para cada tipo de instrumento que ofrecemos. También hemos preparado notas sectoriales para orientar a los equipos sobre cómo llevar a cabo las evaluaciones en todos los sectores en los que trabajamos. Hemos estado generando miles de horas de capacitación para nuestro personal en todo el mundo. Así es como se deben hacer las cosas para que el clima esté siempre presente en todo lo que hacemos.
Hoy hemos dado a conocer nuestros métodos para los instrumentos disponibles (i) y pronto publicaremos nuestras notas sectoriales. En el futuro, documentaremos cuidadosamente nuestra experiencia y seguiremos compartiendo lo que hemos aprendido. Nuestro sitio web incluirá también un mecanismo para recibir comentarios. Con el tiempo, actualizaremos nuestros sistemas y procesos y proporcionaremos enseñanzas al grupo de BMD.
En resumen, la alineación con el Acuerdo de París debe materializarse y, por ende, es preciso abordarla de una manera dinámica que nos permita aprender, adaptarnos y mejorar la labor que llevamos adelante en relación con el clima y el desarrollo . Esta mentalidad nos guiará en nuestras operaciones, nuestras alianzas y, en última instancia, nuestra ambición de poner fin a la pobreza y ecologizar el mundo. El clima está cambiando, y nosotros también.
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