Publicado originalmente en inglés en Devex
La salud, la educación y los servicios sociales no son esferas de especialidad nuevas para el Banco Mundial , (i) pero la necesidad de que los Gobiernos se centren en lograr resultados de calidad nunca parece haber sido tan alta como ahora.
En las Reuniones Anuales (i) del Banco Mundial que se celebrarán en Bali (Indonesia) en octubre, la institución pondrá en marcha el nuevo Índice de Ca pital Humano para clasificar a los países de acuerdo con los resultados obtenidos a través de inversiones en salud, educación y servicios sociales. Si bien el índice es un elemento muy visible —y quizás controvertido— de la labor del Banco en estos temas, es tan solo una parte de una cartera más amplia sobre capital humano en la que la institución está haciendo cada vez más hincapié.
La base de este esfuerzo es un creciente conjunto de investigaciones del Banco, donde se describe un futuro en el que los países quizá no puedan seguir los mismos caminos hacia el desarrollo que recorri eron otros países en el pasado, según Annette Dixon , (i) vicepresidenta de Desarrollo Humano del Banco.
“No solo hay necesidad de invertir más en capital humano para alcanzar el nivel de ingreso alto, sino que en el futuro el mundo va a necesitar personas más sanas y mejor educadas que nunca, y esa es una de las cosas más importantes que pueden hacer los encargados de formular las políticas para prepararnos para un mundo mucho más complejo e impulsado por la tecnología”, dijo Dixon a Devex.
Dixon habló a Devex sobre el índice, la creciente cantidad de investigaciones que lo respaldan y lo que significa para los proyectos del Banco Mundial. La conversación que se transcribe fue editada para lograr brevedad y claridad.
En las Reuniones de Primavera del Banco Mundial (i) escuchamos hablar mucho del Índice de Capital Humano, que se dará a conocer próximamente, pero entiendo que se trata de apenas una parte de una cartera mucho más amplia. ¿Podría describir cómo es la cartera completa, y cómo se inserta el nuevo índice en la labor que están realizando?
Tradicionalmente, para el Banco, “desarrollo humano” abarcaba salud, educación y protección social. Ha sido una de las esferas de competencia tradicionales del Banco y, de hecho, su proporción respecto del total de actividades de la institución se ha mantenido constante. Lo que creo que ha cambiado —y para nosotros se traduce en un gran momento para el desarrollo humano— es todo este movimiento en torno al desarrollo del capital humano. Los análisis que sustentan nuestra forma de pensar sobre el capital humano provienen de tres fuentes principales.
Estas fuentes son el Informe sobre el desarrollo mundial (i) del año pasado sobre aprendizaje y la crisis de la educación; un informe publicado tres o cuatro meses atrás, titulado The Changing Wealth of Nations (La riqueza cambiante de las naciones) , (i) y el Informe sobre el desarrollo mundial de este año sobre el futuro del trabajo, titulado La naturaleza cambiante del trabajo . (i) Este conjunto de narrativas les está diciendo a los encargados de formular las políticas que no solo hay necesidad de invertir más en capital humano para alcanzar el nivel de ingreso alto, sino que en el futuro el mundo va a necesitar personas más sanas y mejor educadas que nunca, y esa es una de las cosas más importantes que pueden hacer estos actores para prepararnos para un mundo mucho más complejo e impulsado por la tecnología.
Entonces, los incentivos son cada vez mayores.
Exactamente. Con el P royecto de C apital H umano se está tratando de dirigir la atención de los encargados de formular las políticas a la importancia de invertir más en el desarrollo del capital humano y acelerar los avances en materia de resultados de desarrollo humano. El índice es una forma de promover ese compromiso y dar a los países una importante señal sobre el largo camino que deben recorrer para llegar a donde necesitan llegar.
Algunas personas pueden sorprenderse al escuchar que el Grupo Banco Mundial quiere que los países gasten más en servicios sociales. Es posible que aún se crea que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) (i) fomentan la austeridad financiera. ¿Este impulso al capital humano representa un cambio histórico? ¿Y ve alguna posibilidad de que las lecciones que el Banco Mundial está aprendiendo sobre la importancia del capital humano puedan incidir en el modo en que el FMI, en particular, asesora los países sobre qué deben priorizar en sus presupuestos y cuánto deben gastar?
En nuestra labor relativa al Proyecto de Capital Humano veo, a grandes rasgos, tres grupos de países.
Uno está compuesto por los países muy pobres y frágiles que presentan resultados de desarrollo humano realmente malos, inexorablemente ligados a esa pobreza extrema y a la gran cantidad de ayuda que necesitan para obtener inversiones fundamentales en aspectos que van a mejorar sus resultados de desarrollo humano. Estos son países con muy altos niveles de mortalidad maternoinfantil, que aún tienen mucho por hacer en cuanto a la asistencia de los niños a la escuela y que a menudo presentan altas tasas de fecundidad que contribuyen a la pobreza. Necesitan una gran cantidad de asistencia externa, tanto técnica como financiera.
Hay otro grupo de países que no invierte lo suficiente, pero tampoco moviliza la cantidad adecuada de recursos. Es decir, no movilizan suficientes recursos para los servicios que necesita la población o deben dar más prioridad a la inversión en capital humano como parte de este proceso. Y es ahí donde el índice puede ayudar realmente a dejar en claro el valor de realizar estas inversiones en este punto del desarrollo de un país. Una buena parte del diálogo gira en torno a cuánto crecimiento están dejando de lado por no priorizar las inversiones en capital humano, algo que, en mi entender, este proyecto nos permite abordar adecuadamente.
Hay un tercer grupo de países que están gastando en niveles elevados —niveles razonables— pero que no están viendo avances en los resultados. Y son países que se preguntan si realmente están dirigiendo los gastos a lo que corresponde. ¿Están invirtiendo en las cuestiones adecuadas? ¿La prestación de servicios está funcionado eficazmente?
Y hay países que, francamente, lo tienen resuelto; están logrando sus objetivos y son verdaderamente importantes como fuente de inspiración para los demás.
Por eso, el proyecto en realidad se dirige a los países de todas estas categorías, porque nos da una oportunidad de observar a los países a los que les va bastante bien, a pesar de tener un nivel de ingreso relativamente modesto. Constituyen muy buenos modelos para compartir sus enseñanzas y para que otros países los imiten.
En este programa, no tenemos diferencias con el FMI. Creo que ellos lo ven de la misma manera y van a ser un asociado realmente destacado en el Proyecto de Capital Humano. Y de hecho, algo importante para ellos y para nosotros, para este grupo de países que no están gastando lo suficiente: a menudo ellos tampoco logran suficiente movilización. Hay que mirar las dos caras de la moneda en ese aspecto.
En las Reuniones de Primavera del Banco Mundial (i) escuchamos hablar mucho del Índice de Capital Humano, que se dará a conocer próximamente, pero entiendo que se trata de apenas una parte de una cartera mucho más amplia. ¿Podría describir cómo es la cartera completa, y cómo se inserta el nuevo índice en la labor que están realizando?
Tradicionalmente, para el Banco, “desarrollo humano” abarcaba salud, educación y protección social. Ha sido una de las esferas de competencia tradicionales del Banco y, de hecho, su proporción respecto del total de actividades de la institución se ha mantenido constante. Lo que creo que ha cambiado —y para nosotros se traduce en un gran momento para el desarrollo humano— es todo este movimiento en torno al desarrollo del capital humano. Los análisis que sustentan nuestra forma de pensar sobre el capital humano provienen de tres fuentes principales.
Estas fuentes son el Informe sobre el desarrollo mundial (i) del año pasado sobre aprendizaje y la crisis de la educación; un informe publicado tres o cuatro meses atrás, titulado The Changing Wealth of Nations (La riqueza cambiante de las naciones) , (i) y el Informe sobre el desarrollo mundial de este año sobre el futuro del trabajo, titulado La naturaleza cambiante del trabajo . (i) Este conjunto de narrativas les está diciendo a los encargados de formular las políticas que no solo hay necesidad de invertir más en capital humano para alcanzar el nivel de ingreso alto, sino que en el futuro el mundo va a necesitar personas más sanas y mejor educadas que nunca, y esa es una de las cosas más importantes que pueden hacer estos actores para prepararnos para un mundo mucho más complejo e impulsado por la tecnología.
Entonces, los incentivos son cada vez mayores.
Exactamente. Con el P royecto de C apital H umano se está tratando de dirigir la atención de los encargados de formular las políticas a la importancia de invertir más en el desarrollo del capital humano y acelerar los avances en materia de resultados de desarrollo humano. El índice es una forma de promover ese compromiso y dar a los países una importante señal sobre el largo camino que deben recorrer para llegar a donde necesitan llegar.
Algunas personas pueden sorprenderse al escuchar que el Grupo Banco Mundial quiere que los países gasten más en servicios sociales. Es posible que aún se crea que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) (i) fomentan la austeridad financiera. ¿Este impulso al capital humano representa un cambio histórico? ¿Y ve alguna posibilidad de que las lecciones que el Banco Mundial está aprendiendo sobre la importancia del capital humano puedan incidir en el modo en que el FMI, en particular, asesora los países sobre qué deben priorizar en sus presupuestos y cuánto deben gastar?
En nuestra labor relativa al Proyecto de Capital Humano veo, a grandes rasgos, tres grupos de países.
Uno está compuesto por los países muy pobres y frágiles que presentan resultados de desarrollo humano realmente malos, inexorablemente ligados a esa pobreza extrema y a la gran cantidad de ayuda que necesitan para obtener inversiones fundamentales en aspectos que van a mejorar sus resultados de desarrollo humano. Estos son países con muy altos niveles de mortalidad maternoinfantil, que aún tienen mucho por hacer en cuanto a la asistencia de los niños a la escuela y que a menudo presentan altas tasas de fecundidad que contribuyen a la pobreza. Necesitan una gran cantidad de asistencia externa, tanto técnica como financiera.
Hay otro grupo de países que no invierte lo suficiente, pero tampoco moviliza la cantidad adecuada de recursos. Es decir, no movilizan suficientes recursos para los servicios que necesita la población o deben dar más prioridad a la inversión en capital humano como parte de este proceso. Y es ahí donde el índice puede ayudar realmente a dejar en claro el valor de realizar estas inversiones en este punto del desarrollo de un país. Una buena parte del diálogo gira en torno a cuánto crecimiento están dejando de lado por no priorizar las inversiones en capital humano, algo que, en mi entender, este proyecto nos permite abordar adecuadamente.
Hay un tercer grupo de países que están gastando en niveles elevados —niveles razonables— pero que no están viendo avances en los resultados. Y son países que se preguntan si realmente están dirigiendo los gastos a lo que corresponde. ¿Están invirtiendo en las cuestiones adecuadas? ¿La prestación de servicios está funcionado eficazmente?
Y hay países que, francamente, lo tienen resuelto; están logrando sus objetivos y son verdaderamente importantes como fuente de inspiración para los demás.
Por eso, el proyecto en realidad se dirige a los países de todas estas categorías, porque nos da una oportunidad de observar a los países a los que les va bastante bien, a pesar de tener un nivel de ingreso relativamente modesto. Constituyen muy buenos modelos para compartir sus enseñanzas y para que otros países los imiten.
En este programa, no tenemos diferencias con el FMI. Creo que ellos lo ven de la misma manera y van a ser un asociado realmente destacado en el Proyecto de Capital Humano. Y de hecho, algo importante para ellos y para nosotros, para este grupo de países que no están gastando lo suficiente: a menudo ellos tampoco logran suficiente movilización. Hay que mirar las dos caras de la moneda en ese aspecto.
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