El turismo es una de las industrias más afectadas por la crisis provocada por la COVID-19. Más de un año después del inicio de la pandemia, las cifras son asombrosas: los destinos turísticos registraron 1000 millones menos de llegadas internacionales en 2020 que en 2019. Una profunda disminución de los viajes internacionales provocó la pérdida de alrededor de USD 1,3 billones en ingresos por exportaciones, superando en 11 veces la cantidad que se perdió durante la última crisis económica de 2009. Se pusieron en riesgo entre 100 millones y 120 millones de empleos en el sector del turismo, muchos de ellos en pequeñas y medianas empresas.
Esta es una gran preocupación para las economías en desarrollo a medida que emprenden la recuperación. El turismo, impulsado por los sectores público y privado, no solo es una fuente de divisas esencial, sino que tiene el potencial de servir como una 'herramienta' de desarrollo para fortalecer las cadenas de suministro, mejorar la productividad de las empresas locales, crear 1 de cada 10 puestos de trabajo y generar ingresos para las mujeres y los jóvenes. Como exministra de Turismo, he visto de cerca el valor que esta actividad genera para las comunidades locales y cómo el turismo sostenible crea valor económico preservando al mismo tiempo la cultura y los activos naturales.
En un panel reciente sobre la resiliencia y la recuperación del turismo (i), durante el evento sobre el balance de la Ayuda para el Comercio organizado por la OMC (i) el mes pasado, se debatió el futuro del sector turístico dados los desafíos actuales. Líderes de la industria de Costa Rica, Jordania, Kenya y Sri Lanka compartieron experiencias de sus propios países respondiendo a las crisis y aprendiendo de ellas, e ideas sobre cómo ven el camino a seguir para el turismo.
Del debate surgieron tres pasos claros para que el turismo pueda recuperarse. Primero, mejorar la confianza de los viajeros; segundo, comprender y hacer un seguimiento de las nuevas tendencias del mercado y de los impulsores de la demanda, y tercero, comprometerse a crear sectores turísticos más resilientes e inclusivos, aprovechando el renovado interés en la sostenibilidad, un aspecto importante a largo plazo.
En el Grupo Banco Mundial (GBM), hemos adoptado un enfoque de desarrollo verde, resiliente e inclusivo (GRID, por sus siglas en inglés) (PDF, en inglés) mientras visualizamos el mundo posterior a la COVID-19. Fue alentador ver ideas similares reflejadas en nuestro debate. El exministro de Turismo de Costa Rica, Allan Flores, destacó el papel fundamental que desempeña la iniciativa de Certificación para la Sostenibilidad Turística (i) en el posicionamiento del país como líder del ecoturismo.
El ministro de Turismo y Vida Silvestre de Kenya, Najib Balala, se refirió a cómo su Gobierno está trabajando en la diversificación de los ingresos para fines de conservación. Fue bueno escuchar sobre los importantes avances que se están logrando en las alianzas público-privadas en materia de conservación y en la participación en los bonos de vida silvestre (i), para garantizar la protección de su patrimonio natural durante las crisis del turismo. La resiliencia se consigue centrándose en el medio ambiente, las personas y la tecnología para prepararse para el cambio climático y las crisis. Kenya se enfoca en integrar la gestión de los riesgos y en invertir a lo largo de la cadena de valor del turismo.
Los panelistas también concordaron en la necesidad de crear una industria más inclusiva, teniendo en cuenta el impacto de la COVID-19 en los grupos vulnerables. Como institución comprometida con los conocimientos y las respuestas basadas en la evidencia, el GBM ha estado trabajando para comprender mejor el impacto de la crisis en los viajes y el turismo. Sabemos por las encuestas de impacto empresarial que las empresas de propiedad de mujeres y las empleadas del sector turístico se han visto afectadas de manera desproporcionada por la COVID-19 y, por lo tanto, necesitan un apoyo específico.
Por supuesto, la COVID-19 comenzó como una crisis sanitaria, y mejorar la seguridad sanitaria y generar confianza en los viajeros es el desafío inmediato que los países deben abordar. La presidenta de la Autoridad para el Desarrollo del Turismo de Sri Lanka, Kimarli Fernando, habló sobre los esfuerzos del Gobierno de su país por implementar protocolos de salud, comunicándose con la población a diario para ayudarle a recuperar la confianza y comprender las normas. El GBM también está apoyando el desarrollo de protocolos operativos estándar para hoteles y operadores turísticos, y el diálogo público-privado en torno a las estrategias de recuperación (i). Los Gobiernos siguen viendo la necesidad de establecer sólidos protocolos de salud y saneamiento para proteger a los turistas y residentes. De cara al futuro, los próximos viajes serán inevitablemente diferentes, por lo que los datos y la inteligencia de mercado serán vitales. Los equipos del GBM están trabajando en encuestas de pulso empresarial, registros sobre políticas y aviación y estudios de mercado de los consumidores, todo lo cual indica que a corto plazo el turismo será impulsado por los destinos nacionales y los viajes cercanos, y que se registrará un fuerte crecimiento del turismo de naturaleza y aventura, poniendo de relieve la creciente importancia que los consumidores conceden a la sostenibilidad. Los programas para estimular la recuperación del turismo podrían centrarse en reconstruir lugares turísticos para que sean más sostenibles, lo que crearía puestos de trabajo en la reconstrucción, además de aumentar su atractivo.
La tecnología digital es otra área que merece atención. Su alteza real la Princesa Dana Firas de Jordania puso énfasis en el importante papel de tecnologías como la realidad virtual para mantener el interés turístico durante los confinamientos, y como una fuente de datos para orientar la planificación y la toma de decisiones. La tecnología seguirá desempeñando una función cada vez más importante en el turismo de estancia prolongada, ya que cada vez más trabajadores buscan opciones de teletrabajo. La crisis provocada por la COVID-19 aumentó el número de nómadas digitales que buscan oportunidades de trabajar desde destinos turísticos. A medida que se administren las vacunas y se reabran las oficinas, los destinos tendrán que seguir de cerca la durabilidad de este mercado.
El camino hacia la recuperación del turismo y los viajes requerirá innovación y colaboración. Si bien la pandemia está lejos de terminar, también debemos tener un plan para una mejor recuperación, involucrando a los Gobiernos, el sector privado, la sociedad civil y otros asociados, y prepararnos para cambiar los modelos comerciales y las estructuras de gestión para satisfacer una demanda nueva y diferente. A corto plazo, será importante comunicar claramente las acciones para recuperar la confianza de los inversores y los consumidores. A largo plazo, también será fundamental fortalecer la sostenibilidad y la resiliencia, y distribuir los beneficios de manera más equitativa. Juntos, estos enfoques pueden revitalizar el sector turístico mundial, aprovechando su poder de creación de mercados para apoyar las economías, generar empleos e impulsar resultados de desarrollo que den prioridad a las personas y a sus comunidades.
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