En esta serie, profesionales analizan el presente –y el futuro– de sus áreas de trabajo. Lea todas las publicaciones aquí (i) y escriba su propio artículo (para ello, use la etiqueta #MyIndustry en el cuerpo del mismo).
Trabajo en una de las áreas más gratificantes que se pueden imaginar: ayudar al desarrollo de los países de ingreso bajo y mediano para que los pobres tengan una oportunidad justa de alcanzar su máximo potencial. Mi área se encuentra en una encrucijada crucial, y no es exagerado decir que las decisiones que tomemos este año tendrán un impacto en todos los habitantes del planeta, y especialmente en los más pobres.
Los resultados de este año ayudarán a determinar si el mundo podrá alcanzar dos metas que nos hemos propuesto en el Grupo Banco Mundial: poner fin a la pobreza extrema para 2030 y promover la prosperidad compartida mediante el aumento de los ingresos del 40 % más pobre de la población en los países en desarrollo.
El logro de estos objetivos significa el hallazgo de vías que permitan fomentar el crecimiento económico inclusivo y sostenible; invertir en el futuro de las personas mejorando la calidad de la atención de salud y la educación, y garantizar que los más vulnerables no pierdan la oportunidad de tener una vida mejor cuando ocurran calamidades, como crisis de salud, desastres naturales o efectos del cambio climático.
Nosotros creemos firmemente que podemos acabar con la pobreza extrema en tan solo 15 años, en parte porque ya hemos visto importantes avances. En los últimos 25 años, los países de ingreso bajo y mediano han ayudado a a salir de la pobreza extrema a cerca de 1000 millones de personas. Como resultado, menos de 1000 millones de habitantes permanecen hoy en día en esa situación, es decir viven con menos de US$1,25 al día (en dólares de 2005).
Ahora debemos acelerar el desarrollo económico en los países de ingreso bajo y mediano. Afortunadamente, este año tenemos varias oportunidades sin precedentes de establecer nuevos objetivos, identificar nuevas fuentes de financiamiento, reducir las desigualdades y proteger nuestro planeta para las futuras generaciones.
Estas son algunas de las oportunidades:
- El desarrollo de nuevos objetivos: estos, que han sido denominados objetivos de desarrollo sostenible, fijarán metas para los países y el mundo que se deben cumplir en los próximos 15 años. Los nuevos objetivos impulsarán la formulación de nuevas estrategias, atraerán recursos adicionales y darán mayores incentivos para una mejor gestión de gobierno. Todo esto con el fin de ofrecer a los pobres más oportunidades para que puedan progresar.
- La búsqueda de nuevo financiamiento: estos nuevos objetivos serán ambiciosos y costosos, por lo que deberemos transformar en billones de dólares los miles de millones de dólares que se entregan actualmente en financiamiento para proyectos en países de ingreso bajo y mediano. Las intervenciones más promisorias para aumentar el financiamiento incluyen: la catalización de más inversiones del sector privado, el desarrollo de nuevas herramientas financieras basadas en una colaboración más estrecha entre las instituciones financieras internacionales, y la asistencia a los países para que aumenten considerablemente los recursos nacionales a través de una mejor recaudación tributaria.
- El logro de avances importantes en materia de cambio climático: nos preocupa encontrar maneras creativas y eficaces para combatir el cambio climático. Este año debemos alcanzar un acuerdo mundial, basado en el compromiso de los Gobiernos con ciertas metas, con el propósito de salvar el planeta para nuestros hijos y las futuras generaciones. En París, a finales de año, los Gobiernos deben comprometerse a mantener el calentamiento global por debajo de 2 °C. Los pobres son los que más están siendo afectados por los impactos del cambio climático, y sin un acuerdo eficaz en esta materia, ellos sufrirán aún más en los años venideros.
Este blog apareció originalmente en LinkedIn (i)
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