La semana pasada, cuando el enorme tifón Haiyan destruyó casas y ciudades y cobró miles de vidas en Filipinas, pudimos ver lo que será nuestro futuro en que habrá eventos climáticos más extremos.
Los científicos han advertido durante años que el calentamiento del planeta hará que el clima sea cada vez más severo y devastador. Esta certeza de los expertos ha hecho que el cambio climático se incorpore en la planificación, y el impacto lo podemos ver ahora con nuestros propios ojos. Este nivel de daños, con millones de personas afectadas, será cada vez más frecuente a menos que hagamos algo al respecto rápidamente.
Los negociadores de todo el mundo están aquí en Varsovia, con ocasión de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima para analizar los factores que pueden impulsar medidas a nivel mundial.
No es demasiado complicado. Tenemos que determinar los precios adecuados, lograr que el financiamiento circule y trabajar donde más importa. Sin embargo, cada una de estas acciones requerirá voluntad política para poner nuestra ambición colectiva en una justa medida, por el bien de nosotros y de las personas de Filipinas y las Islas del Pacífico, y las costas bajas de África y el Caribe que están directamente en peligro.
Financiamiento para crear infraestructura menos contaminante
Las necesidades de inversión para un crecimiento más ecológico y con bajos niveles de emisiones de carbono son sustanciales, sobre todo en las ciudades de rápido crecimiento de los países en desarrollo. Es fundamental que el financiamiento circule para crear infraestructura menos contaminante y con capacidad de adaptación para poder enfrentar condiciones meteorológicas más extremas y los efectos del cambio climático. Además, debemos movilizar inversiones en proyectos que mejoren la calidad de vida y reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero, tales como transporte con bajas emisiones de carbono, edificios con poco consumo de electricidad y energía limpia.
El financiamiento del sector público por sí mismo nunca será suficiente para satisfacer estas necesidades, pero puede desempeñar dos papeles fundamentales: atraer inversiones privadas e invertir en proyectos en lugares en los que el sector privado no lo haría solo.
Varios fondos relacionados con el clima ya están validando el financiamiento para el cambio climático, mostrando cómo pueden funcionar e innovando a medida que se ejecutan. Los fondos de inversión en el clima (CIF, por sus siglas en inglés), por ejemplo, han comprometido US$7600 millones para 48 países y han movilizado cerca de US$50 000 millones en inversiones de otras fuentes, lo que demuestra cómo una mínima movilización de financiamiento en condiciones concesionarias puede catalizar inversiones en el clima que tienen un impacto transformador. El Grupo del Banco Mundial está diseñando un mecanismo de subasta de pago por desempeño para la reducción de metano. Este pondrá a prueba enfoques para la movilización de financiamiento, incluido el uso de subastas para asignar recursos, con la posibilidad de ampliarlo hacia el financiamiento de las medidas de mitigación. Los bancos multilaterales de desarrollo también han armonizado un marco para hacer el seguimiento e informar sobre el financiamiento y ofrecer una mayor transparencia de los flujos financieros, y han acordado directrices comunes sobre la redistribución de fondos otorgados en condiciones concesionarias al sector privado.
Finanzas públicas pueden multiplicar la movilización de recursos
El éxito de las negociaciones sobre el clima depende en gran medida de los compromisos de financiamiento que llegan para este fin y del flujo de financiamiento hacia donde más se necesita. Sabemos que el financiamiento público en esta área es muy valioso, no solo como una señal de compromiso con la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y la causa común que representa dicho acuerdo, sino también porque se producirá en un momento de dificultades económicas en muchos de los países que lo proporcionarán, y, sobre todo, porque puede usarse con mayor flexibilidad que otros tipos de financiamiento.
Las finanzas públicas pueden multiplicar la movilización de otros recursos mediante el desarrollo acertado del Fondo Verde para el Cambio Climático y el uso de los balances, la capacidad de organización y el conocimiento técnico de los bancos multilaterales de desarrollo y las instituciones financieras bilaterales de desarrollo. Los premios en este sentido –la movilización de inversores institucionales, fondos soberanos y fondos de pensiones, mercados de capitales para el clima, y otros– han sido difíciles de conseguir en un momento en que los mercados financieros mundiales están en retirada debido a los riesgos. Sin embargo, si se hacen coincidir las necesidades financieras fiduciarias y de riesgo/beneficio específicas de los inversionistas con los proyectos y las carteras de proyectos, y se usa el financiamiento público para desarrollar nuevos productos y ponerlos a prueba, podremos hacer esto. Sin duda, el Grupo del Banco Mundial redoblará sus esfuerzos.
Pero, si bien podemos usar el financiamiento para abordar el cambio climático con inteligencia, los Gobiernos también tendrán que dar señales políticas claras para redirigir la inversión extranjera y nacional hacia un crecimiento ecológico e inclusivo y un desarrollo con bajas emisiones de carbono. La fijación de un precio sólido para el carbono y la eliminación de los perjudiciales subsidios a los combustibles fósiles (que hacen poco para proteger eficazmente a las personas vulnerables de las crisis de los precios) son dos medidas importantes. También son cruciales la supervisión y las regulaciones que respalden las inversiones en un desarrollo limpio y con capacidad de adaptación y que planteen interrogantes acerca de la conveniencia de inversiones a largo plazo en una economía con altas emisiones de carbono.
Mientras tratamos, junto con otros, de apoyar los esfuerzos para acelerar y aumentar las medidas de mitigación y las inversiones en capacidad de adaptación, necesitaremos un enfoque disciplinado para determinar los precios adecuados, lograr que el financiamiento circule e invertir donde más importa.
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