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G-7 reconoce la necesidad de reducir significativamente las emisiones y tomar medidas de inmediato

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G7 meeting in Germany. Bundesregierung/Gottschalk
Reunión del G-7 en Alemania en junio de 2015. Bundesregierung/Gottschalk.

Este fin de semana, los líderes del Grupo de los Siete (G-7) se comprometieron (i) a tomar una serie de medidas, lo que constituye el primer paso para reconocer la grave transformación económica que se avecina.

Ellos aceptaron en su conjunto que existe la necesidad de descarbonizar la economía mundial, incluyendo en la cooperación económica lo que los científicos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) nos dijeron el año pasado en su Quinto Informe de Evaluación. Instaron a ser ambiciosos en la cumbre del clima de París de finales de año, algo que no es nuevo, pero reconocieron que, individual y colectivamente, deben tener aspiraciones muy elevadas y que eso significa, al menos, una “transformación del sector de la energía a más tardar en 2050”.

Además, hablaron sobre la movilización de capital para lograr esta transformación, así como del término del uso  cada vez más excesivo de los perjudiciales subsidios a los combustibles fósiles. Al reconocer la necesidad de una transición ordenada hacia un crecimiento con bajos niveles de carbono de la forma más rápida y fácil posible, asumieron un cierto grado de liderazgo en torno a la promesa de proporcionar a los países en desarrollo unos US$100 000 millones en financiamiento de fuentes públicas y privadas para el clima antes de 2020. Ampliaremos este punto más adelante.


Fijación de precios y políticas
 
Como parte de su compromiso de movilizar financiamiento, ellos señalaron tres áreas en las que se requiere una mayor coherencia normativa en sus economías: la necesidad de corregir los precios, la necesidad de usar todos los instrumentos y recursos disponibles, y la necesidad de combatir todas las fuentes de contaminación que causan el peligroso calentamiento del planeta. Nos alegra ver tanta congruencia a este nivel.

El G-7 instó a tener “instrumentos de regulación y basados en el mercado del carbono” como un ejemplo de políticas y medidas efectivas para reducir las emisiones, lo que es un reconocimiento de la necesidad de fijar el precio del carbono. (i) La fijación de este precio es una pieza esencial, si bien insuficiente, del conjunto de políticas. Algunos miembros del G-7 han implementado mecanismos de este tipo durante varios años; otros han visto a sus estados y provincias avanzar de manera unilateral. Y otros están observando el progreso de sus vecinos. Este reconocimiento de que todos debemos mejorar es muy importante.

El G-7 también reconoció que los perjudiciales subsidios a los combustibles fósiles deben ser eliminados y que no tiene sentido subvencionar por un lado y fijar precios por el otro, y se podría argumentar que esto socava las inversiones y la innovación que provienen de señales económicas claras y coherentes a largo plazo, tal como lo pidió la Cumbre Empresarial sobre el Cambio Climático hace un par de semanas.

Además, el G-7 anunció un compromiso para eliminar los hidrofluorocarbonos (HFC) —contaminantes climáticos de vida corta que se usan en la refrigeración— y llamó a las partes del Protocolo de Montreal a modificar tal documento este año. Este trayecto de Montreal a París es de una importancia cada vez mayor y si se lograran avances, (i) se podría ganar un tiempo esencial en la batalla para frenar el calentamiento.  


Adaptación y resiliencia
 
Al mismo tiempo, quedamos muy complacidos de ver los compromisos y el respaldo a la importante agenda de adaptación y resiliencia. Hemos sostenido enérgicamente que los más ricos no pueden dejar sin apoyo a los más vulnerables de aquí a 2020 (cuando entre en vigor lo que se acordó en París). Es importante tanto la justificación económica para invertir en la capacidad de adaptación de los más pobres y vulnerables como la reducción del costo en términos de vidas humanas.

El compromiso de ampliar los seguros contra riesgos de catástrofes y los sistemas de alerta temprana, impulsado por la canciller alemana Angela Merkel y el presidente francés François Hollande, es la primera medida que puede garantizar que los países menos desarrollados y los pequeños Estados insulares en desarrollo tengan los medios para soportar las crisis y los desastres así como una mayor capacidad de recuperación.


Velocidad y estrategia
 
Sin embargo, sus perspectivas económicas a largo plazo dependen, por supuesto, en gran medida de las reducciones considerables de las emisiones que, según el G-7, son necesarias y que se necesitan ahora mismo.

Entonces, ¿cuán rápida y ordenada puede ser esta transición hacia un crecimiento con bajos niveles de carbono? Esa es exactamente la tarea en la que estamos centrados aquí. En nuestra reciente publicación Desarrollo sin emisiones de carbono: Tres pasos hacia  un futuro con cero emisiones hablamos sobre las medidas que pueden tomar las autoridades.

Nos complace que el compromiso de los líderes del G-7 con un diálogo estratégico sobre la fijación del precio del carbono aumentará la notable colaboración actual entre los dirigentes, los Gobiernos y las empresas sobre cómo, con qué efectos, y con qué otras medidas normativas puede introducirse mejor este mecanismo.

En estrecha colaboración con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), estamos cerca de completar un documento técnico que examina la determinación efectiva de los precios. Además, gracias al trabajo conjunto con muchos de los que apoyaron la Declaración sobre la fijación del precio del carbono en octubre de 2014, estamos próximos a finalizar una serie de principios que describen los fundamentos de la fijación eficaz y eficiente del precio del carbono. Todo esto será impulsado por los líderes durante este año y el próximo. A partir de la oleada de apoyo, junto con nuestros asociados en la tarea del desarrollo internacional, las empresas y los Gobiernos estamos formando una Coalición de Liderazgo para la Fijación del Precio del Carbono, (i) que se ha comprometido a actuar colectivamente para apoyar el desarrollo efectivo de regímenes de fijación del precio del carbono en los países, los estados y las ciudades.


Hacer rendir los dólares

No obstante, como lo señaló el G-7, existe una prueba de fuego a corto plazo para los líderes en torno de las políticas de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC): la movilización de US$100 000 millones anuales a partir de 2020. Los fondos públicos con un alto nivel de movilización de recursos y una función catalizadora pueden movilizar el financiamiento privado para, por ejemplo, cerrar la brecha de acceso a la energía e impulsar el cambio hacia una energía más limpia y eficiente a precios asequibles.

Nos agrada que se reconozca el papel de los bancos multilaterales de desarrollo (BMD) en el comunicado del G-7 y que se nos inste a alargar la duración de nuestros balances y continuar usando la innovación financiera y la capacidad de ingeniería para atraer otras fuentes de capital y que estas participen en actividades relacionadas con el clima. Una parte de nuestra capacidad de movilización se destinará a ayudar al Fondo Verde para el Clima para que se potencie a sí mismo cuando empiece a funcionar. Hemos ido ampliando nuestras capacidades —que incluyen desde el desarrollo de subastas novedosas al apoyo a proyectos de reducción del metano, sistemas de pago por desempeño para evitar la deforestación, bonos verdes y acuerdos importantes con otros financistas—, para rendir cuentas de nuestro financiamiento dirigido a abordar el cambio climático. Y hay más por venir.

A lo largo del verano iremos informando más sobre los avances realizados en cuanto al seguimiento de nuestras finanzas y los niveles de financiamiento que ya estamos logrando hacia el objetivo de los US$100 000 millones, y nos comprometeremos a tomar medidas adicionales antes de la cumbre de París.

Vemos claramente que todo financiamiento para el desarrollo debe fortalecer la resiliencia y la capacidad de adaptación, y en un año en el que se debatirá dicho tema —tanto en la Conferencia sobre Financiamiento para el Desarrollo en Addis Abeba en julio como en la Cumbre Especial sobre Desarrollo Sostenible en septiembre—, mantendremos nuestro enfoque en la necesidad de aumentar el financiamiento para la adaptación y la mitigación.

Es importante que el G-7 esté impulsando estas cuestiones ahora, antes de una serie de agitadas reuniones sobre desarrollo y cambio climático donde el financiamiento resultará ser un ingrediente esencial en cualquier acuerdo. Ahora, los líderes del G-7 tendrán que convertir sus palabras en acciones concretas en sus “contribuciones nacionalmente determinadas deseadas” (CNDD), donde aún no se hayan emitido; en la manera en que llevan a cabo sus programas económicos, comerciales y de desarrollo, y en la forma en que se asocian con el sector privado.

Este fin de semana en las páginas rosadas de Financial Times había un anuncio pidiendo a la canciller [Merkel] que fuera una "heroína del clima”. Tal vez en un momento en que Hollywood todavía parece tan reticente a hacer un éxito de taquilla con la superheroína que todo el mundo quiere, solo tenemos que mirar a Berlín. Con tantas cosas en sus manos, desde GREXITS [salida de Grecia de la zona del euro] a BREXITS [salida del Reino Unido de la eurozona] y disputas con países vecinos y rondas comerciales, ella se las arregló para conseguir que el G-7 levantara la vista de sus crisis a corto plazo y lanzó un desafío acerca del tipo de liderazgo económico a largo plazo que estamos exigiendo con vehemencia.


Autores

Rachel Kyte

Vicepresidenta y enviada especial para el Cambio Climático del Grupo Banco Mundial

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