Las inundaciones que azotaron varias regiones de Brasil en mayo pasado desplazaron a más de medio millón de personas. Las aguas no solo destruyeron las pertenencias de los habitantes de la zona, sino que también interrumpieron el acceso a la electricidad, el agua potable, la educación y la atención de salud. Estas perturbaciones tienen efectos duraderos en el capital humano, que es crucial para la resiliencia a largo plazo y la estabilidad económica.
El cambio climático está haciendo que los fenómenos meteorológicos sean más extremos, interrumpiendo los servicios de educación, socavando los medios de subsistencia y exacerbando los problemas de salud. Las cifras son alarmantes. Por ejemplo, las muertes relacionadas con el calor han aumentado en un 68 % en las últimas dos décadas (i). Si no reducimos las emisiones de gases de efecto invernadero, el calor extremo podría causar más decesos para 2100 que todas las enfermedades infecciosas combinadas en la actualidad (PDF, en inglés).
Entonces, ¿qué podemos hacer?
En nuestra reciente nota de política, "How to Protect, Build, And Use Human Capital to Address Climate Change" (PDF, en inglés) (Cómo proteger, desarrollar y utilizar el capital humano para abordar el cambio climático) se destaca de qué manera las inversiones en capital humano protegen a las personas de los impactos del cambio climático y las empoderan para crear soluciones. En el documento se analizan en profundidad los efectos del cambio climático en la población y se describen cinco estrategias para invertir mejor tanto en las personas como en el planeta.
1. Ayudar a las personas y crear resiliencia a través de redes de protección social
Los desastres naturales, como las inundaciones, devastan a las comunidades, empujándolas a la pobreza y obstaculizando el desarrollo a largo plazo. Las transferencias de efectivo y otro tipo de asistencia social no son solo una primera línea de defensa para proteger a las personas de los efectos inmediatos del cambio climático; también son una inversión proactiva para aumentar la resiliencia climática a largo plazo.
En Bangladesh (i), las transferencias anticipadas de efectivo redujeron en más de un tercio la inseguridad alimentaria después de las inundaciones. Además, las transferencias monetarias tienen otros impactos multigeneracionales positivos. Las familias pueden evitar sacar a sus hijos de la escuela, vender activos productivos o tomar otras decisiones que podrían fortalecer las trampas de la pobreza intergeneracional. En Brasil (i), Colombia (i) y México (PDF, en inglés), las transferencias de efectivo aumentaron la probabilidad de que los niños permanecieran en la escuela.
2. Aumentar la preparación y la resiliencia de los servicios de salud y educación
La preparación del personal y los sistemas de alerta temprana ayudan a los países a estar en mejores condiciones para enfrentar los impactos del cambio climático y minimizarlos. Los diseños de alta eficiencia energética en escuelas y hospitales no solo reducen la huella de carbono, sino que también establecen un estándar para la infraestructura respetuosa del clima. Por ejemplo, en Filipinas (i), una mejor infraestructura escolar resiste los tifones, protegiendo los resultados educativos y las perspectivas laborales futuras.
3. Invertir en educación de calidad para favorecer la acción climática
Las personas están en el centro de las medidas climáticas, y la educación da cuenta de cómo actúan las personas. Tanto la educación básica como la ambiental fomentan creencias y comportamientos en favor del clima entre la próxima generación e influyen en las acciones de sus padres. Cada año adicional de educación puede impulsar en gran medida la conciencia ambiental y la promoción de temas relacionados con el medio ambiente.
Fuente: Encuesta Mundial de Riesgos 2021 (i).
4. Preparar a la fuerza laboral a través del desarrollo de habilidades
A medida que se produce la transición a la energía renovable, aumenta la necesidad de una fuerza laboral capacitada en tecnologías con bajos niveles de emisión de carbono. La demanda de estas “competencias verdes” está superando la oferta de personas calificadas. La Corporación Financiera Internacional (IFC) pronostica que las operaciones climáticas podrían crear 213 millones de puestos de trabajo en todo el mundo de aquí a 2030 (PDF, en inglés). Para cerrar esta brecha, es crucial invertir en las universidades y en los programas de educación y formación técnica y profesional.
En India (i), el Gobierno estableció un Consejo de Competencias para los Empleos Verdes (i) con el fin de identificar las habilidades necesarias en los sectores de la energía renovable, el transporte, el manejo de los residuos, la construcción y la gestión del agua. El consejo también aumentó la credibilidad de los nuevos módulos de formación ecológica al integrarlos en el marco nacional de calificación de las habilidades. El Banco Mundial se asoció con todos los Gobiernos de Oriente Medio (i) para analizar maneras de crear empleos en el sector de la energía renovable y determinar reformas de los planes de estudio necesarias.
Fuente: IFC (2021) (i).
5. Empoderar a las personas para las oportunidades de empleos ecológicos
Las diferencias en las tareas laborales y las habilidades, al igual que los lugares donde se ubican las industrias que cierran y las emergentes, dificultan que los trabajadores despedidos encuentren nuevas oportunidades de inmediato. Los programas de empleo para capacitar a los trabajadores desplazados de la industria de los combustibles fósiles son esenciales. A nivel mundial, hay que garantizar que las mujeres se beneficien de los nuevos puestos de trabajo derivados de la transición climática. En Costa Rica, los empleos sensibles al clima dirigidos a las mujeres incluyen el fomento del trabajo independiente en la conservación y el manejo de los bosques. En Tayikistán (PDF, en inglés), promover el empleo de las mujeres implica aumentar su participación en la electrificación verde, que incluye energía solar fotovoltaica, pequeñas centrales hidroeléctricas, energía eólica y sistemas de almacenamiento de energía en baterías.
La combinación adecuada de políticas depende del contexto del país
Las soluciones para el cambio climático requieren inversiones en las personas. Las redes de protección social y los servicios de salud y educación resilientes suelen ser inversiones urgentes para los países que ya se están adaptando a nuevos y más frecuentes peligros climáticos. La educación, el desarrollo de habilidades y el empleo son inversiones importantes para las economías verdes a nivel mundial.
El capital humano —su protección, desarrollo y utilización— debe estar en el centro de la acción climática. El Proyecto de Capital Humano del Banco Mundial está ayudando a los países a invertir mejor en las personas para lograr un futuro más sostenible e inclusivo. Esto se debe a que invertir en capital humano no es solo una estrategia económica, es una estrategia climática (i).
Este blog es el primero de una serie en la que se dan a conocer investigaciones recientes del Banco Mundial sobre la importancia del capital humano para la resiliencia, la adaptación y la acción climáticas.
Agradecemos especialmente a Gabriel Demombynes, Dani Clark, Jing Guo, Christina Nelson y Sarah Eleuterio Comer por sus valiosos aportes y comentarios.
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