El distrito septentrional de Adjumani, en Uganda, limita con Sudán del Sur y ha recibido a alrededor de 244 000 refugiados (i). Si usted va de visita, tal vez le sorprenda (i) no ver indicios de barrios de refugiados, como cercas, campamentos y otros tipos de demarcaciones. En lugar de ello, los refugiados conviven con la población local, y disfrutan de libertades básicas como el derecho al trabajo, la libertad de movimiento y el acceso a servicios básicos esenciales.
Este enfoque integrador de los refugiados ha sido la piedra angular de la política interna de Uganda desde la década de 1960. En un nuevo documento de trabajo sobre investigaciones relativas a políticas (i) titulado Inclusive Refugee-Hosting in Uganda Improves Local Development and Prevents Public Backlash (La acogida inclusiva de refugiados en Uganda mejora el desarrollo local y previene el rechazo público) elaborado por Yang-Yang Zhou, Guy Grossman y Shuning Ge, que forma parte de una nueva serie más amplia de estudios sobre el desplazamiento forzado (i), se reitera que la presencia de refugiados ha mejorado significativamente el acceso a los servicios sociales, como la educación y la atención de la salud, para las comunidades de acogida en Uganda, rompiendo los estereotipos populares de que los refugiados son fuente de tensión, protestas o pérdidas económicas para un país. El enfoque de Uganda para recibir a 1,6 millones de refugiados —el país con el mayor asentamiento de refugiados de África y el cuarto más grande del mundo— también ha ayudado a aquietar las inseguridades o los sentimientos negativos hacia la presencia de migrantes en la nación, mitigando la probabilidad de que se produzcan reacciones violentas contra ellos.
A casi 12 000 millas [19 312 km] de distancia en un continente diferente, Perú está viendo avances similares con la gran llegada de venezolanos, según un nuevo documento de trabajo sobre investigaciones relativas a políticas (i) titulado Immigration, Labor Markets and Discrimination: Evidence from the Venezuelan Exodus in Peru (Inmigración, mercados laborales y discriminación: Evidencias del éxodo venezolano en Perú) elaborado por Andre Groeger, Gianmarco León-Ciliotta y Steven Eric Stillman. La presencia de más de 1 millón de venezolanos ha ayudado a Perú a mejorar las condiciones del mercado laboral local, reducir las tasas de delincuencia, aumentar los niveles de confianza entre los vecinos y aumentar la satisfacción con la prestación de los servicios públicos. Estas mejores condiciones económicas han ayudado a reducir la discriminación contra los inmigrantes.
Estas conclusiones coinciden con un nuevo análisis (i) de casi 100 campamentos de refugiados en toda África. En el documento de trabajo sobre investigaciones relativas a políticas titulado The Geography of Displacement, Refugees' Camps and Social Conflict (La geografía del desplazamiento, los campamentos de refugiados y los conflictos sociales) (i), los autores Nicolas Daniele Coniglio, Vitorocco Peragine y Davide Vurchio indican que, si bien la perturbación inicial de la llegada de refugiados puede al principio aumentar la tensión social, el arribo de refugiados contribuye a mejorar las condiciones económicas a mediano y largo plazo en las comunidades de acogida y no tiene impactos negativos en la cohesión social.
El desplazamiento forzado en la actualidad
Según estimaciones (i) del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), 84 millones de personas fueron desplazadas por la fuerza a mediados de 2021, entre ellos más de 20 millones de refugiados y un creciente número de desplazados internos. En solo 10 años, la proporción de la población mundial que ha sido desplazada por la fuerza debido a conflictos, violencia y persecución, así como a crisis políticas, económicas y ambientales, ha aumentado de 1 en 159 a 1 en 95.
Pese a la magnitud del desplazamiento en todo el mundo, incluidos los 3,7 millones (i) de personas desplazadas de Ucrania en el último tiempo, hay una notable falta de estudios sobre el tema para orientar las políticas y las inversiones de desarrollo. Con el fin de subsanar esta carencia, el Banco Mundial, junto con ACNUR y el Ministerio de Relaciones Exteriores, del Commonwealth y de Desarrollo del Reino Unido (FCDO), encargó una serie de estudios para entender cómo prevenir los conflictos y promover la cohesión entre las comunidades que experimentan el desplazamiento. Una conclusión que es consistente en todos los estudios destacados anteriormente sobre Uganda y Perú es que el desplazamiento forzado sí es una crisis mundial que plantea importantes desafíos en materia de desarrollo. Sin embargo, si se gestiona eficazmente con políticas inclusivas e inversiones de desarrollo, el desplazamiento forzado puede generar prosperidad económica y social. Estos programas y políticas pueden adoptar distintas formas, como inversiones de desarrollo multisectorial en servicios e infraestructura; asistencia social (esto es, transferencias monetarias, entrega de vales, programas de protección laboral, donaciones a las comunidades); becas educativas; programas de capacitación en habilidades; apoyo a la salud mental, y campañas públicas para provocar empatía hacia los refugiados y prevenir la xenofobia.
Trabajar para lograr una prosperidad social y económica colectiva
Comprender y estudiar cuidadosamente las condiciones en las que las comunidades de acogida consiguen integrar a las personas que se han visto obligadas a huir de su hogar es fundamental para la comunidad internacional. A continuación se presentan algunas enseñanzas extraídas de esta nueva serie de estudios:
- Las grandes llegadas de refugiados no necesariamente tienen un efecto negativo en las actitudes de las comunidades que los reciben o en los resultados económicos de una región o un país.
- En Perú, la afluencia de venezolanos que tienen derecho a trabajar se asocia con efectos positivos en el mercado laboral y actitudes más favorables hacia los refugiados.
- La asistencia humanitaria y las inversiones de desarrollo deberían destinarse tanto a los refugiados como a las comunidades de acogida para mitigar los efectos negativos del desplazamiento. Las inversiones en infraestructura y servicios son esenciales para satisfacer la mayor demanda de las perturbaciones demográficas generadas por la llegada de personas desplazadas y para prevenir tensiones por los recursos limitados. En Uganda, las zonas expuestas a recibir más refugiados experimentaron un mejor acceso a escuelas públicas y privadas, centros de salud y caminos como resultado de los recursos asignados de la ayuda, reduciendo las tensiones entre los refugiados y las comunidades receptoras.
- Las inversiones combinadas con una facilitación de alta calidad pueden ayudar a garantizar que los beneficios lleguen a los refugiados y las comunidades que los reciben y promuevan la cohesión social. Las interacciones facilitadas entre los refugiados y los refugiados pueden mejorar las percepciones de las comunidades de acogida con respecto a los refugiados y las personas desplazadas internamente. Los enfoques de desarrollo impulsado por la comunidad que reúnen a los refugiados y a las personas de las comunidades de acogida para planificar de manera conjunta, tomar decisiones y supervisar las inversiones en infraestructura y servicios esenciales pueden fomentar interacciones positivas.
Se dice que la mejor manera de predecir el futuro es inventarlo. Los países pueden beneficiarse mucho económica y socialmente del hecho de pensar de forma generosa e innovadora sobre cómo integrar a las personas desplazadas en la sociedad. Los efectos positivos quizás no se manifiesten inmediatamente, pero pueden valer la pena la espera y permitir que todos los ciudadanos se desarrollen con dignidad y prosperidad.
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