Publicado en Voces

Respuesta del Banco Mundial a la COVID-19: proteger a las personas e invertir en ellas

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Fotografía: © Henitsoa Rafalia/Banco Mundial

¿Cómo puede la COVID-19 (coronavirus) cambiar la vida de una niña? La pandemia está alterando radicalmente la vida de millones de niñas, ahora y, quizás, para siempre.  Escuelas cerradas. Ningún espacio seguro donde aprender. Familiares de edad avanzada y hermanos menores que atender. Matrimonio infantil. Embarazo adolescente. Sueños hechos añicos.

Los logros en capital humano obtenidos con tanto esfuerzo corren peligro

La pandemia puede debilitar permanentemente el capital humano de toda una generación de niños, en especial de hogares pobres. Los avances en salud y educación logrados con tanto esfuerzo en la última década —destacados en nuestra nueva actualización del Índice de Capital Humano 2020 (i)— corren peligro, a medida que los servicios esenciales y los ingresos de los hogares se desmoronan.

Naciones Unidas estima que otros 130 millones de niños podrían sufrir malnutrición y 80 millones no tendrían acceso a las vacunas que les podrían salvar la vida [1]. En el pico de la pandemia, cerca de 1600 millones de niños en todo el mundo no asistían a la escuela. Nuestras estimaciones (i) muestran que, como resultado de las interrupciones del aprendizaje, esta cohorte podría dejar de percibir hasta USD 10 billones en concepto de ingresos a lo largo de su vida.

Sin medidas rápidas y concertadas, como las que hemos descrito en nuestro análisis titulado Protecting People and Economies (Proteger a las personas y las economías) (i), el deterioro de la salud, los conocimientos, las habilidades y las oportunidades provocado por la pandemia en curso socavará la recuperación económica y la prosperidad de naciones enteras en el futuro.

Afortunadamente, muchos Gobiernos están pasando a la acción, aunque con limitaciones presupuestarias. El Banco Mundial y otras instituciones financieras internacionales están ayudando a numerosos países a proteger a las personas e invertir en ellas. 

Respuesta sanitaria inmediata

La respuesta sanitaria de emergencia del Banco Mundial (USD 6600 millones a mediados de septiembre) se orienta directamente a la protección de las personas. Mediante los proyectos, que abarcan en la actualidad 111 países (31 de ellos afectados por conflictos, situaciones de fragilidad y violencia), se está ayudando a los países a contener la pandemia de COVID-19 y dar a los hogares acceso a servicios preventivos y esenciales de salud, abastecimiento de agua y saneamiento. Casi la mitad de los recursos de estos proyectos ya ha llegado a los beneficiarios en el terreno.

  • En India, gracias al proyecto de emergencia por valor de USD 1000 millones para el sector de la salud, por ejemplo, se está actualizando el sistema de vigilancia de enfermedades, se está mejorando la preparación para afrontar diversos brotes y se están modernizando hospitales especializados en enfermedades infecciosas.
  • Países frágiles, como Afganistán, la República Democrática del Congo, Haití y Yemen, están adquiriendo equipamiento médico de importancia vital.
  • Côte d'Ivoire y Egipto están recibiendo apoyo para lanzar plataformas y herramientas de mensajería destinadas a mejorar la información pública sobre la COVID-19.

En muchos países, estos proyectos de respuesta sanitaria de emergencia apoyan soluciones innovadoras, como la producción y el suministro de 33 000 equipos de protección personal y 82 millones de mascarillas a través de microempresas en Bangladesh.

Redefinición de la prestación de servicios de educación y protección social

Además de proteger a las personas, los proyectos del Banco Mundial ayudan a los países a invertir en ellas con miras al futuro. Estas inversiones pueden realizarse a través de dos vías importantes: la protección social y la educación.

En respuesta a la pandemia, los proyectos de protección social del Banco Mundial ya están beneficiando, con USD 4200 millones en apoyo de emergencia, a 850 millones de personas pobres y vulnerables de 51 países, 11 de ellos afectados por la fragilidad y el conflicto. Estos recursos permiten a las familias adquirir alimentos nutritivos, mantener su bienestar esencial y asegurar el desarrollo saludable de los niños.

  • En Indonesia, por ejemplo, los recursos de los proyectos están llegando a 40 millones de personas pobres a través de pagos electrónicos.
  • En India, un préstamo de USD 750 millones ha respaldado la distribución de alimentos entre 800 millones de habitantes pobres, además de diversas transferencias de efectivo específicas efectuadas mediante mecanismos de pagos digitales y el número de identificación único de Aadhaar.
  • En los países frágiles, por medio de los proyectos no solo se proporcionan transferencias de efectivo para la población pobre —como en Guinea y la República del Congo— sino que también se están sentando las bases para un sistema de protección social ante las crisis.

En el sector de educación, la respuesta del Banco Mundial a la pandemia ya ha llegado a 43 países, entre ellos 11 que atraviesan situaciones de fragilidad y conflicto, con USD 1250 millones en ayuda de emergencia.  Mediante los proyectos se están poniendo en marcha novedosos programas multimodales (que utilizan teléfonos, mensajería de texto, televisión, radio, materiales impresos y plataformas digitales) para favorecer el aprendizaje a distancia y dotar a los padres de los medios que les permitan brindar a sus hijos estimulación y cuidados en la primera infancia.

  • En Egipto, por ejemplo, el Banco ayudó al Gobierno a reemplazar exámenes nacionales por proyectos de investigación en línea, ampliar la distribución de materiales digitales a todos los grados y ofrecer acceso a ellos a través de dispositivos móviles y programas de televisión.
  • En países frágiles como la República Democrática del Congo, el Banco está ayudando al Gobierno a adaptar las actuales clases de audio interactivas para que los padres puedan enseñar a sus hijos en el hogar.

En el proceso de reapertura de las escuelas, el Banco está respaldando a los países para poner en marcha campañas de reinscripción y prevención del abandono escolar,  revisar el calendario académico y elaborar protocolos de seguridad e higiene escolar, al tiempo que provee insumos básicos de higiene y desinfección.

Innovación para el futuro

Cabe destacar que el Banco está ayudando a los países a utilizar las inversiones en curso como punto de partida para crear sistemas de prestación de servicios resilientes, equitativos y de calidad. 

  • Como ejemplo de la posibilidad de convertir la pandemia en una oportunidad de modernizar los sistemas educativos, Jordania y Turquía están elaborando nuevas plataformas de aprendizaje digital y contenidos en línea para métodos combinados de enseñanza y aprendizaje, lo que dará, a los niños de hogares pobres y a los refugiados, nuevas posibilidades de acceder a una educación de buena calidad en todo momento y en cualquier lugar.
  • En Côte d'Ivoire, se prevé mejorar la metodología de identificación de la población beneficiaria del sistema de protección social a través de un registro social que tiene por objeto hallar con más rapidez y eficiencia a los hogares pobres y vulnerables afectados por la COVID-19 y por otras crisis que se produzcan en el futuro.

Estos ejemplos ofrecen una luz de esperanza. Pero es preciso hacer mucho más. Los profundos efectos de la crisis subrayan la urgencia de alcanzar la cobertura sanitaria universal, reforzar la protección social y modernizar los sistemas educativos, para que los países puedan proteger a las personas, invertir en ellas y, al mismo tiempo, sentar las bases para la futura resiliencia. Los Gobiernos, la sociedad civil, las instituciones financieras internacionales y el sector privado deben unir fuerzas para efectuar inversiones ambiciosas y basadas en resultados comprobados que ayuden a dotar, a todas las personas, de los medios para desarrollar su potencial.

 


Autores

Mamta Murthi

Vicepresidenta de Desarrollo Humano

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