Aproximadamente 27 millones de jóvenes emigran de su país de nacimiento para encontrar empleo en el extranjero. ¿Acaso esta tendencia sugiere que la migración puede ser una solución a la preocupante situación por la que el 60 % de los jóvenes de las regiones en desarrollo están desempleados, no estudian, o participan en el empleo irregular? De acuerdo con una serie de jefes de Estado, responsables de formular políticas y otras partes interesadas (como las agencias de contratación), la respuesta es afirmativa. En 2013, el Gobierno de Malawi llegó a acuerdos con varios países para “exportar” su mano de obra joven, en un intento por crear nuevas oportunidades de empleo para su población de jóvenes en el extranjero. En otra parte, en algunos países de Asia meridional, empresas del sector privado contratan a jóvenes desempleados para trabajar en otros países.
La migración laboral puede exponer a los jóvenes a mejores oportunidades, incluyendo el acceso a un trabajo digno. Por ejemplo, Thomas, un joven trabajador migrante de Ghana que vive en Canadá, comentó: “La migración ha sido beneficiosa para mí; he aprendido nuevas competencias profesionales, el salario es bueno, y puedo tener un nivel de vida decente aquí y enviar algo de dinero a mis familiares en Ghana”.
Dicho esto, existe el concepto erróneo generalizado de que la transición en el mercado laboral de otro país o sociedad es fácil y sin inconvenientes. Este no suele ser el caso, en particular para los jóvenes migrantes del mundo en desarrollo. Por ejemplo, se ha informado que hay aproximadamente 1,4 millones de trabajadores migrantes –en su mayoría jóvenes– actualmente en Qatar, proporcionando servicios laborales para la preparación del país como organizador de la Copa del Mundo de 2022. Lamentablemente, “más de 500 trabajadores migrantes de India han muerto desde enero de 2012 y más de 380 trabajadores nepaleses murieron en 2012 y 2013”.
Los profesionales del desarrollo y los responsables de formular políticas deben centrarse en una serie de áreas para mejorar la seguridad, la protección y la experiencia de migración laboral de los jóvenes migrantes.
Equipar a los jóvenes migrantes con información y habilidades
Antes de que los jóvenes emigren para trabajar, deben contar con la pertinente educación y formación en destrezas básicas. Esto los ayudará a aprovechar las oportunidades económicas en el país o la sociedad de destino, contribuyendo a su vez a reducir la incidencia de la “fugas de cerebros”, en particular de los migrantes altamente calificados o semicalificados.
Hay además una serie de actividades que son fundamentales para promover los derechos de los trabajadores migrantes jóvenes y mitigar el riesgo de que experimenten las peores formas de explotación y abuso.
Estas actividades incluyen, entre otras:
- Intercambiar información fiable y relevante acerca de qué esperar durante su viaje
- Informarles sobre sus derechos y responsabilidades laborales
- Proporcionar métodos para denunciar malos tratos en el país o la sociedad de destino
- Facilitar la integración en el país o la sociedad de destino mediante el aporte de información sobre su cultura.
Asegurar que los acuerdos laborales se basen en normas de derechos humanos
Los países que están recibiendo a jóvenes migrantes deben asegurarse de que los acuerdos de migración laboral se basen en una contratación ética y en principios de trabajo decentes.
Las partes interesadas, incluyendo los Gobiernos de origen y destino, así como las instituciones del sector privado, deben participar en procesos sistémicos para aplicar y evaluar las condiciones de trabajo y reducir el riesgo potencial de abuso y explotación en los países de destino.
Crear espacios para las redes sociales, la tutoría, y el desarrollo de competencias
Las redes sociales desempeñan un papel importante en empoderar a los jóvenes con información relevante que pueda reducir directamente los riesgos asociados con la migración. También pueden facilitar la integración social, cultural y económica tanto en los países de destino, como en los países de origen para posibles migrantes que regresen.
Sin embargo, los migrantes a menudo carecen de acceso a estas confiables redes y apoyos sociales, especialmente en sus países de destino. Por lo tanto, las partes interesadas deben colaborar para conectar a los inmigrantes recién llegados con compatriotas de confianza.
Aumentar las oportunidades de trabajo decente y proporcionar ayuda financiera a los migrantes que regresan
Los trabajadores migrantes jóvenes calificados que regresan a sus países de origen, dotados de habilidades, redes empresariales, calificaciones y recursos económicos, pueden contribuir positivamente al desarrollo económico de esos países.
Los Gobiernos de los países de origen deberán hacer todo lo posible para facilitar la reinserción de estos jóvenes en su sociedad.
Mejorar la visibilidad de los jóvenes migrantes en la política y la práctica
A pesar de la importancia de la migración de jóvenes –ellos representan el 30 % de los 232 millones de migrantes internacionales– y su impacto en el desarrollo, los jóvenes de hoy tienen pocas oportunidades de participar en los debates y las prácticas de políticas de migración.
Por esta razón, las partes interesadas involucradas en cuestiones de migración juvenil deben comprometer a los jóvenes que aspiran a migrar, los que lo están haciendo o ya lo hicieron, a través de mecanismos participativos de colaboración, consulta o dirigidos por jóvenes.
Fomentar el espíritu empresarial de los jóvenes y ofrecer capacitación centrada en el empleo
Si bien todas estas recomendaciones deben aplicarse para proteger y mejorar la experiencia de los trabajadores migrantes jóvenes, la migración en sí no debe ser considerada una solución milagrosa. Más bien, los Gobiernos deben fomentar las inversiones en los jóvenes empresarios de su país, y ofrecer capacitación centrada en el empleo a personas desempleadas. Esto puede alentar a los jóvenes a permanecer en el hogar y contribuir al mismo tiempo al desarrollo local y nacional.
La mayoría de los trabajadores migrantes jóvenes de los países en desarrollo que emigran lo hacen más por necesidad que por elección, debido principalmente a la falta de oportunidades de empleo o de activos económicos para la iniciativa empresarial. Las inversiones en estos jóvenes en el país proporcionarán una solución mucho más sostenible.
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