El mundo se enfrenta a una tormenta perfecta de desafíos interrelacionados —desde la intensificación de los impactos climáticos y los crecientes riesgos de pandemias hasta la profundización de los conflictos y los cinco años con el menor crecimiento del producto interno bruto de las últimas tres décadas. Estas crisis superpuestas no solo constituyen una “nueva normalidad” para los países, sino que también representan una amenaza sin precedentes para la reducción de la pobreza y el desarrollo económico, ya que a las familias les resulta más difícil poner comida en la mesa, enviar a sus hijos a la escuela y hacer frente al empeoramiento de los desastres naturales. En los últimos tres años ha quedado clara una cosa: ya no podemos permitirnos tratar las crisis como sorpresas. Los países en desarrollo necesitan más y mejores herramientas para gestionar los múltiples desafíos a los que se enfrentan. En un momento en que repensamos el desarrollo en una época de crisis, mejorar la preparación y respuesta ante las crisis y generar resiliencia deben ser objetivos centrales de nuestras soluciones.
En el Grupo Banco Mundial estamos implementando reformas ambiciosas para transformar la manera en que apoyamos a los países en estos tiempos difíciles. En el marco de esta transformación, un elemento crítico es un nuevo conjunto de herramientas para la preparación y respuesta ante las crisis. Estas medidas ayudarán a los Gobiernos a prepararse mejor para responder a las crisis, y enfrentar menos desequilibrios entre sus prioridades de desarrollo y necesidades de financiamiento de emergencia.
Estamos avanzando con rapidez para poner en práctica este conjunto de herramientas porque sabemos que el acceso inmediato a financiamiento para responder a emergencias puede salvar vidas. Esta semana presentamos una nueva opción de respuesta rápida, que permitirá a los países reorientar rápidamente una parte de su cartera de financiamiento del Banco Mundial no utilizado para cubrir emergencias. Este mecanismo ayudará a optimizar los recursos que ya tienen los Gobiernos para satisfacer las necesidades urgentes de la población, como refugio, alimentos y agua. De manera crítica, también apoyaremos la planificación anticipada de los Gobiernos para asegurar la rápida utilización del financiamiento de respuesta a las crisis.
Además, estamos mejorando el acceso de los países a financiamiento acordado en forma anticipada, aumentando así su capacidad financiera para crisis futuras. Los países tendrán mayor acceso a recursos contingentes y a financiamiento directo para responder a las crisis sin la necesidad de comprometer fondos que se podrían utilizar para objetivos de desarrollo. De este modo, los países pueden aprovechar estos recursos para prepararse ante desastres naturales, emergencias sanitarias y otras crisis a través de dos de nuestros instrumentos de financiamiento existentes: el financiamiento para políticas de desarrollo (i) y el financiamiento para proyectos de inversión (i). Los países deberán emprender reformas en materia de preparación ante crisis y otras medidas de fortalecimiento institucional para aprovechar aún más estas nuevas herramientas, fomentando la resiliencia a largo plazo.
Los seguros contra riesgos de catástrofe pueden desempeñar un papel importante en la mitigación de crisis. Estamos ofreciendo a todos los países la opción de incorporar bonos para catástrofes, seguros y otros productos de gestión de riesgos en nuestras operaciones de financiamiento. En caso de una crisis, los Gobiernos podrían entonces ser elegibles para recibir un pago, sin necesidad de endeudarse más. Sobre la base de herramientas existentes, como los bonos para catástrofes, este enfoque movilizará capital privado y transferirá los riesgos de desastres de baja intensidad pero poca frecuencia a los mercados internacionales de reaseguros y de capital. En colaboración con los donantes, procuramos garantizar que estos productos de seguros sean accesibles a los países de ingreso bajo.
Como parte del conjunto de herramientas, el Banco Mundial amplió las cláusulas de suspensión temporaria de la deuda tras una crisis climática, que fueron introducidas recientemente para extender un apoyo crucial a las pequeñas islas y otros pequeños Estados afectados por desastres naturales, y permitir a los Gobiernos centrarse en la recuperación tras los desastres en lugar de preocuparse por reembolsar la deuda cuando se producen catástrofes. Las cláusulas ahora abarcan todos los préstamos existentes en los países elegibles, y permiten a los prestatarios diferir el pago de intereses y comisiones, y que las comisiones se sufraguen con recursos en condiciones concesionarias.
Este nuevo conjunto de herramientas permitirá, por primera vez, al Banco Mundial ofrecer a todos los países clientes financiamiento contingente para ayudar a responder a las crisis. Por ejemplo, un país afectado por huracanes puede ahora incorporar la opción de respuesta rápida en su cartera de préstamos del Banco Mundial, lo que le permite reorientar rápidamente parte de los fondos no desembolsados para responder a la situación de emergencia en caso de que se produzca un suceso de este tipo. O bien, el país puede optar por apoyo presupuestario contingente para poner en marcha un programa sólido de preparación para casos de desastres y garantizar que el financiamiento está disponible de inmediato para una situación de desastre. Los mecanismos de seguros mejorados añadirán una protección adicional. A través de un bono para casos de catástrofe, facilitado por una operación de financiamiento del Banco, los tenedores de bonos privados podrán proporcionar un pago al Gobierno en caso de un huracán de determinada magnitud, sin que el país contraiga deuda adicional.
Este conjunto de nuevas herramientas constituye un paso importante en los amplios esfuerzos para fortalecer la preparación ante las crisis y la resiliencia. Y estamos haciendo mucho más. Ayudamos cada vez más a los países a evaluar los riesgos a los que se enfrentan, por ejemplo, a través de nuestros informes sobre el clima y el desarrollo de los países (i). Nuestro nuevo enfoque para la alineación con el Acuerdo de París (i) implica que ahora evaluamos el 100 % de nuestras operaciones para determinar su resiliencia climática. Nuestro modelo de interacción con los países más sólido respaldará las inversiones y las reformas nacionales para mejorar la preparación frente a las crisis. También estamos intensificando nuestra labor con los clientes del sector privado. La Corporación Financiera Internacional (i) ha diseñado una solución de respuesta a las crisis impulsada por el sector privado para ayudar a las instituciones financieras a abordar el impacto de los desastres naturales derivados del cambio climático. El Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones (i) está trabajando con los prestamistas y el sector de los seguros privados para integrar mejor los impactos del cambio climático en los préstamos otorgados al sector público mediante instrumentos como los seguros paramétricos contra riesgos. El Fondo para Pandemias, un ejemplo de nuestros mecanismos de financiamiento específicos, también ayuda a los países a fortalecer la prevención, preparación y respuesta en caso de pandemias.
El Grupo Banco Mundial se creó para ayudar a los países a afrontar tiempos difíciles, y estamos redoblando nuestro apoyo en esta nueva época de crisis. Con innovación y compromiso, nuestros esfuerzos dotarán a las naciones de los recursos que necesitan para construir un futuro más resiliente, impulsar un desarrollo de gran impacto y, en última instancia, contribuir a la visión de un mundo sin pobreza en un planeta habitable.
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