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Lo que el Grupo del Banco Mundial oyó en Samoa, durante la Tercera Conferencia de los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (PEID), fueron siete mensajes:
Simplifiquen. Las pequeñas naciones insulares están llamando a los asociados en la tarea del desarrollo a simplificar el acceso al desarrollo y al financiamiento para el clima.
El Banco está escuchando. No debemos agobiar a las islas pequeñas con burocracia. Se han adoptado procedimientos de adquisición más sencillos para los entornos con escasa capacidad en el Pacífico y se han descentralizado los equipos de trabajo de los países.
En la conferencia PEID, el Banco respondió a las demandas de los pequeños Estados insulares y anunció planes para avanzar sobre lo establecido y trabajar con los asociados para crear una Iniciativa para la Resiliencia de los Pequeños Estados Insulares, (i) que reducirá la burocracia en dichos Estados, reunirá recursos de los donantes, disminuirá el tiempo de tramitación y ayudará a las islas pequeñas a acceder al financiamiento para proyectos de adaptación y mitigación del cambio climático.
Aceleren las medidas. Ya pasó el tiempo de conversar; es hora de actuar. En las naciones que son atolones, como Kiribati, las islas Marshall, Maldivas, las islas Cook, Tuvalu y Tokelau, la tierra está casi al nivel del océano e incluso una marea alta puede ocasionar daños graves. Las autoridades locales creen que la comunidad internacional no ha comprendido el peligro actual y real de la crisis provocada por el cambio climático y que sus necesidades han sido ignoradas. Por ello, formaron la Coalición de las Naciones que son Atolones sobre el Cambio Climático (i) para llamar la atención sobre la realidad de la crisis y aumentar los pedidos de apoyo.
El Grupo del Banco ha incrementado considerablemente la ayuda a las islas pequeñas después que la crisis financiera de 2009 y una serie de fenómenos meteorológicos extremos devastaron las comunidades y economías. El programa actual es de US$3000 millones, con US$700 millones en compromisos anuales. El Banco está aumentando el financiamiento para las islas pequeñas destinado a medidas de respuesta a fenómenos climáticos y desastres, de US$140 millones a US$190 millones este año. Pero las poblaciones que enfrentan la posibilidad de perder sus hogares necesitan mucho más apoyo de la comunidad internacional. Los pobladores de los atolones si son afectados por el cambio climático no tienen adónde ir y, como lo expresa la joven poeta de las Islas Marshall Kathy Jetnil-Kijiner, ellos no son nada sin sus islas. (i)
Atraigan a las empresas. El sector privado tiene que desempeñar un papel mayor, ya que existen oportunidades de inversión en el turismo y la pesca y los puestos de trabajo sostenibles son el camino para salir de la pobreza. La industria turística genera 1 de cada 11 empleos en el mundo. Un estudio sobre el impacto del turismo de cruceros en Vanuatu, (i) financiado por el Grupo del Banco Mundial, Carnival Australia y el Gobierno australiano, concluyó que este tipo de actividad genera más de 3000 trabajos.
Hagan que la salud sea una preocupación general. Los participantes convinieron que necesitamos mucho más que remar para dar un vuelco a la crisis de las enfermedades no transmisibles que está amenazando a las economías y los medios de sustento en el Pacífico y otros pequeños Estados insulares. Una hoja de ruta, elaborada por el Banco Mundial, la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Secretaría de la Comunidad del Pacífico, Australia y Nueva Zelandia, será la base de una nueva Alianza del Pacífico que tendrá como objetivo controlar tales afecciones. Se recomiendan cuatro medidas prioritarias relacionadas con el control del tabaco, la reducción del consumo de alimentos y bebidas poco saludables, el mejoramiento de la eficacia del gasto público en salud y el intercambio de información.
Financien “la pieza faltante” para hacer crecer la economía azul . Los participantes estaban entusiasmados con que el Banco Mundial ayudara a reducir el déficit de inversión que existe entre los proyectos pequeños —a menudo ejecutados por organizaciones de la sociedad civil que experimentan con soluciones— y las grandes inversiones del sector privado en la pesca. (i) Se necesita la inversión del Banco para subsanar ese problema y apoyar las reformas del sector público que aprovechan y amplían las lecciones obtenidas de la labor de las organizaciones de la sociedad civil y reducen el riesgo para las empresas.
Terminen con la fragmentación. La creación de coaliciones fue el tema de la conferencia y se anunciaron muchas nuevas asociaciones, incluidas 90 nuevas alianzas que apoyarán a los países en su transición hacia la energía limpia. Si bien el apoyo es universal para las asociaciones que reúnen recursos, combinan los conocimientos y son más eficientes, los participantes pidieron el término de la fragmentación en todos los programas. Las alianzas que no estén bien coordinadas, o sean conflictivas, pueden causar fraccionamiento y reducir el impacto de sus actividades. Y, además, en la mayoría de los casos, los programas y las asociaciones que tienen un enfoque regional obtienen más y mejores resultados.
Arreglen el tema de la deuda: graduarse del estatus de país menos desarrollado conlleva nuevos riesgos. El Banco está escuchando y haciendo que los instrumentos financieros del Grupo del Banco Mundial sean más flexibles. Por ejemplo, los fondos de la Asociación Internacional de Fomento (AIF) para las islas pequeñas tienen una tasa de interés más baja y plazos de vencimiento y periodos de gracia más prolongados. El Marco integral de la deuda (i) se está aplicando de manera experimental en Granada. Su objetivo es ayudar a los pequeños Estados insulares a fortalecer la resiliencia, mejorar la competitividad y estimular el crecimiento impulsado por el sector privado y, potencialmente, reducir el saldo de la deuda. Los donantes y los tenedores de deuda comercial deberán reunirse para ayudar a otras naciones insulares a dar los próximos pasos.
De modo que, volviendo al comienzo, el mensaje relativo a la “simplificación” pone una responsabilidad en los asociados en la tarea del desarrollo de hacer ajustes mientras los pequeños Estados insulares se ven obligados a continuar su adaptación a los desafíos persistentes del desarrollo, que se tornan aún más difíciles por la aparición de efectos cada vez mayores del cambio climático. El primer ministro de Samoa fue amable, pero firme: “necesitamos no solo palabras, sino también hechos”.
Rachel Kyte
Vicepresidenta y enviada especial para el Cambio Climático del Grupo del Banco Mundial
www.worldbank.org/climate (i)
Twitter: @rkyte365
Foto: Juliana Knapp/Banco Mundial.
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