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Para erradicar el hambre, debemos mejorar la resiliencia de los países afectados por conflictos y fragilidad

Para erradicar el hambre, debemos mejorar la resiliencia de los países afectados por conflictos y fragilidad En Nigeria, un sistema alimentario sostenible y nutritivo crea empleos para los jóvenes y produce pescado ahumado saludable para que sea vendido y consumido. Fotografía: Dasan Bobo/Banco Mundial.

Erradicar el hambre es un desafío mundial urgente. Sin embargo, en medio de una década y media tumultuosa, es posible que estemos fallando. Los datos oficiales recientes sobre los indicadores para hacer un seguimiento de los avances hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) señalan que el ODS 2 “Hambre cero” se ha desviado del camino. Tras años de progresos, la situación empezó a cambiar en 2014, cuando el número de personas que sufren desnutrición aumentó en todo el mundo. En 2022, más de 250 millones de habitantes enfrentaron una crisis alimentaria, y de ellos la mayoría vivía en situaciones de fragilidad y conflicto. Según la base de datos World Food Security Outlook (WFSO) (i) (Perspectivas de la seguridad alimentaria en el mundo) del Banco Mundial, esta tendencia continuará hasta 2030, y las disparidades entre los grupos de ingresos también aumentarán durante el período proyectado.

La base de datos WFSO (i) utiliza técnicas de aprendizaje automático de vanguardia para subsanar la falta de datos y proporcionar un panorama integral y oportuno acerca de la inseguridad alimentaria mundial. Al generar nuevos conocimientos sobre cómo los países caen en la inseguridad alimentaria, fortalece los esfuerzos mundiales de lucha contra el hambre. Esto es particularmente importante para los países afectados por fragilidad, conflicto y violencia (FCV), cuyos datos oficiales tienden a ser escasos e incompletos (i), lo que dificulta las intervenciones globales dirigidas a combatir la inseguridad alimentaria. La base de datos WFSO, que aborda esta carencia de datos, arroja nueva luz sobre las tendencias de la inseguridad alimentaria en los países más vulnerables.

¿Qué hemos aprendido hasta el momento?

La inseguridad alimentaria grave ha aumentado en los países afectados por situaciones de fragilidad y conflicto (SFC) en los últimos 15 años

PREVALENCIA INSEGURIDAD ALIMENTARIA

 

A comienzos del siglo XXI, la inseguridad alimentaria en los actuales países afectados por SFC era similar a la de otros países que reunían los requisitos para recibir apoyo de la Asociación Internacional de Fomento (AIF) del Banco Mundial, y siguió una tendencia descendente hasta 2007. Sin embargo, una serie de conmociones aumentó la inseguridad alimentaria en los países afectados por SFC, de la que no se han recuperado.

POBLACIÓN TOTAL QUE SUFRE INSEGURIDAD ALIMENTARIA

 

Desde la crisis alimentaria mundial de 2007 (i), una serie de conmociones mundiales ha empujado a más personas que viven en países afectados por SFC a una inseguridad alimentaria grave: de aproximadamente 109 millones en 2008 a una cifra estimada de 267 millones en 2022. Si no se toman medidas, se prevé que este número superará los 287 millones de personas para 2030.

Una proporción cada vez mayor de la población de los países afectados por SFC padece hambre.

PREVALENCIA INSEGURIDAD ALIMENTARIA

 

El problema no solo está empeorando en términos absolutos. Hoy en día, alrededor de una de cada cuatro personas que viven en países afectados por SFC enfrenta inseguridad alimentaria grave. Esto contrasta con una de cada cinco personas en todos los países elegibles para recibir financiamiento de la AIF (incluidos los países afectados por SFC) y alrededor de una de cada ocho a nivel mundial. Se prevé que esta tendencia se mantendrá en 2030, a menos que se intensifiquen significativamente los esfuerzos para combatir el hambre.

Las crisis concomitantes hacen que la recuperación sea más lenta y difícil en los países afectados por SFC

La doble carga de las crisis climáticas y los conflictos violentos está exacerbando la inseguridad alimentaria en muchos países afectados por SFC. Las conmociones mundiales, como la crisis de la COVID-19 y la invasión de Rusia a Ucrania, han agravado aún más estos desafíos, haciendo que la recuperación de las crisis alimentarias en los países afectados por SFC sea más lenta y difícil.

Si bien hay indicios de que las cifras de seguridad alimentaria se están estabilizando en todo el mundo, se prevé que la proporción de la población que sufre inseguridad alimentaria en los países afectados por SFC seguirá aumentando. De hecho, el hambre mundial se concentra cada vez más en los países afectados por SFC. Si se mantienen las tendencias actuales, alrededor de un tercio de la población mundial que padece hambre vivirá en países afectados por fragilidad, conflicto y violencia para 2030. Este número es superior al de 2007, que era una de cada siete personas.

Esta falta de resiliencia y la recuperación más lenta en los países afectados por SFC están teniendo un profundo efecto en la forma que adopta la inseguridad alimentaria mundial: hoy en día, el hambre se entrelaza cada vez más con la fragilidad y los conflictos.

Población que sufre inseguridad alimentaria grave en 23 países afectados  por SFC

 

Retomar el rumbo del ODS 2 y poner fin al hambre en el mundo

Comprender la forma que toma el hambre en el mundo, y dónde los desafíos son más agudos, es un paso crucial para resolver el problema. Para retomar el camino hacia el logro del ODS 2 y la erradicación del hambre en el mundo, debemos ampliar urgentemente las intervenciones dirigidas a abordar la inseguridad alimentaria. Estos esfuerzos deben ser específicos y adaptarse al contexto de cada país. Tal como muestra la base de datos WFSO, esto significa centrarse cada vez más en los países afectados por SFC.

Mientras continúan surgiendo crisis alimentarias, climáticas y de seguridad, y se entrelazan, debemos adelantarnos a la próxima crisis y generar resiliencia en los lugares más vulnerables del mundo. El Banco Mundial responde entregando su financiamiento de manera más rápida y flexible. A principios de este año, pusimos en marcha nuestro conjunto de herramientas para crisis ampliado, que permite a los países reasignar rápidamente fondos del Banco no desembolsados para responder a emergencias, ofreciendo al mismo tiempo mayor flexibilidad para ayudar a los países a disponer de más recursos contingentes para prepararse para futuras crisis. También estamos ayudando a los países a hacer un seguimiento de la seguridad alimentaria (i) con herramientas basadas en datos más rápidas (i), fortalecer su preparación y generar resiliencia frente a un entorno mundial cada vez más volátil a través de nuestros planes de preparación para crisis de seguridad alimentaria y nutricional.

Abordar las emergencias relacionadas con el hambre también puede ayudar a impedir los conflictos. Prestar especial atención a la promoción de la paz y la prevención de conflictos es crucial en cualquier programa de seguridad alimentaria.


Indira Konjhodzic

Lead Operations Officer

Bo Pieter Johannes Andree

Científico de datos, Grupo de datos de desarrollo, Banco Mundial

Zacharey Carmichael

Senior Economist, Agriculture & Food Global Practice

Lindsey Jones

Senior Operations Officer

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