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Tratamiento de aguas residuales: Elemento necesario en una economía circular

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Aguas residuales
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Unos días atrás se realizó el Foro Mundial del Agua en Brasil. Irónicamente, mientras más de 9 mil participantes discutíamos temas de agua, nos encontrábamos en una ciudad de 3 millones de habitantes que está pasando por una crisis de escasez de agua. Al registrarme en el hotel, lo primero que encontré en mi habitación fue una nota emitida por el Gobierno proveyendo información de dicha crisis y recomendando medidas para reducir el uso del agua. Recientemente escuchamos también de los problemas de Ciudad del Cabo en Sur Africa que estuvo a punto de quedarse sin el vital líquido. Y esto pasa en muchas ciudades del mundo.

Lo que es evidente es que la manera en que venimos gestionando el recurso y sus servicios no es una solución sostenible. Los esquemas tradicionales de planificación y de diseño y operación de las inversiones se basan en una visión linear: el agua se extrae de la fuente, se trata, se utiliza, el agua residual se trata y se descarga a un cuerpo receptor. Debemos pasar de este modelo linear a uno circular basado en reducir el uso y consumo, reúso, reciclaje, restauración y recuperación. Para esto debemos re pensar el modelo existente de tratamiento de aguas residuales.
 
En América Latina estamos colaborando con la CAF y varios países en la implementación de una iniciativa titulada ‘Tratamiento de Aguas Residuales: De Residuo a Recurso’ con el objetivo de incentivar este cambio de paradigma [1]. Como parte de este esfuerzo, se organizó un evento en el Foro Mundial del Agua para discutir con varios gobiernos y el sector privado los desafíos y oportunidades para promover este cambio de paradigma. Debemos pasar de pensar de las aguas residuales como un problema a una solución que contribuye a la provisión de servicios sostenibles de infraestructura, mejora la sostenibilidad financiera de los operadores y la calidad ambiental, y fortalece la resiliencia de los sistemas. Se debe pasar de una visión de ‘plantas de tratamiento de aguas residuales’ a una de ‘instalaciones de recuperación de recursos’. La recuperación de recursos de aguas residuales ya se implementa en varios países del mundo, pero de una manera ad-hoc.
 
Ahora la pregunta del millón: ¿que requerimos para internalizar este cambio de paradigma en nuestra región? Algunas sugerencias surgidas que van surgiendo de nuestro trabajo: 

  1. Legislación adecuada. Se pueden establecer estándares mínimos para la calidad de los efluentes en un país, como es el caso hoy en día en la mayor parte de la región. Sin embargo, tal legislación debe ser evaluada considerando los costos de su implementación. El establecimiento de estándares estrictos de efluentes adoptados de los países desarrollados tiene un impacto negativo en el medio ambiente al obligar a los países a gastar demasiado en un número limitado de plantas, dejando sin tratar otras fuentes de contaminación. La legislación debe ser formulada en función de los objetivos deseadas en los cuerpos receptores. Asimismo, la implementación de estos límites debe ser gradual en el tiempo para poder asegurar un cumplimiento con costos permisibles. Y contar con una legislación adecuada sin instituciones que aseguren su aplicación y con sanciones claras y aplicadas es claramente un ejercicio en vano.
     
  2. Regulación, políticas e incentivos inter sectoriales. Estos instrumentos deben ajustarse, alinearse, desarrollarse e implementarse en coordinación con otros sectores ya que puede haber regulaciones existentes en otros sectores (ej. Agricultura, salud) que no permitan la reutilización del agua o el uso de bio sólidos como fertilizante. Los ingresos provenientes de la generación de bioenergía pueden no ser posibles si el sector eléctrico o el regulador no tienen ningún incentivo para fomentar el uso, la compra y / o el transporte de la electricidad generada del biogás. El nexo agua-energía-alimento debe ser estudiado y entendido a nivel de cuenca. Solo tal entendimiento proporcionará adecuadamente el refuerzo positivo necesario para las políticas combinadas y las acciones regulatorias.
     
  3. Iniciativas desarrolladas como parte de un marco de planificación de cuencas. La planificación de cuenca permite la integración de los beneficios y los impactos de las intervenciones propuestas en múltiples sectores, incorporando también los riesgos climáticos y las consideraciones socioambientales. Las metodologías de planificación de cuencas recientes incluyen mecanismos participativos que fomentan una reducción de los conflictos entre varios usuarios. Los proyectos desarrollados utilizando este enfoque promueven la optimización de los recursos y la eficiencia y maximizan el bienestar económico y social sin comprometer la sostenibilidad de los ecosistemas. Como tal, se debe dar una mayor prioridad a los proyectos con un enfoque integral a nivel de cuenca. 
     
  4. Las plantas de tratamiento deben evaluarse bajo un análisis de ciclo de vida completo incluyendo los aspectos financieros, ambientales (incluido climáticos) y sociales. Las fuentes de financiamiento para O&M deben ser consideradas y garantizadas antes de iniciar nuevas plantas, expansiones y/o rehabilitaciones. Si el financiamiento para O&M es insuficiente, las tecnologías de menor costo deben ser evaluadas y posiblemente incorporadas, al menos en una etapa inicial en el programa de inversiones. La contribución de la planta al medioambiente debe verse no solo como una mejora de la calidad del agua en el cuerpo receptor, sino también como un beneficio asociado con la reutilización del agua (ej., sustitución de fuentes alternativas), generación de energía del biogás (ej., mitigación y adaptación al cambio climático) y el uso de bio sólidos como fertilizantes (ej., sustitución de fertilizantes sintéticos). Además, las implicaciones sociales positivas de la instalación se deben considerar para todo el ciclo (ej., trabajos generados por la construcción y O&M de la planta; aumento en el valor de las propiedades por mejora de la calidad del cuerpo receptor; una fuente de agua alternativa adecuada para los agricultores; fertilizantes de bajo costo cuando se implementa un programa de bio sólidos; mejora de la salud de la población). Las tarifas pueden entonces aprobarse y justificarse en base a dicho análisis del ciclo de vida. Los costos de O&M pueden cubrirse a través de esas tarifas y de los ingresos adicionales de la venta de estos recursos recuperados.

    Tenemos mucho más que compartir en próximos blogs así que pronto regresamos profundizando en varios aspectos de nuestra iniciativa. 
[1] En un blog anterior (i) presentamos los desafíos en tratamiento de nuestra región.

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