Agua y saneamiento en el Perú: una historia de desafíos y soluciones

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Valle cerca de Cusco. Adobe Stock / Banco Mundial Chaska y Yaku en su pueblo natal. Ilustración de Adriana García / Banco Mundial.

La historia de Chaska y su hermano Yaku, aunque ficticia, está inspirada en los desafíos de seguridad del agua que enfrentan las comunidades en Perú , un país donde una de cada cuatro personas vive de la agricultura, y depende de la lluvia y el riego para subsistir y generar ingresos, según el recientemente publicado diagnóstico de seguridad hídrica para Perú. El texto presenta datos del diagnóstico y enfatiza la necesidad de reformar algunas políticas públicas y avanzar en infraestructura para garantizar el futuro sostenible de los recursos hídricos en el país.

Chaska y Yaku en su pueblo natal. Ilustración de Adriana García / Banco Mundial  
Chaska y Yaku en su pueblo natal. Ilustración de Adriana García / Banco Mundial.

Chaska heredó una pequeña granja de sus padres. Con ella, sostiene a su familia cultivando papas, quinua y maíz. La granja de Chaska se encuentra en las faldas de los Andes, en la región de Apurímac, un área que enfrenta una grave escasez de agua debido a los efectos del cambio climático. Chaska ha visto con sus propios ojos el retroceso del glaciar Salcantay. 

El retroceso del glaciar y otros factores relacionados al cambio climático hacen difícil que Chaska pueda mantener su granja y apoyar a su familia , ya que los recursos hídricos en la región se están agotando rápidamente. El año pasado, las lagunas que solían ser reservorios de agua cristalina para agricultura se secaron como consecuencia de la falta de lluvia. El acceso limitado a servicios de agua potable y saneamiento también plantea un grave riesgo para su familia y su comunidad debido a posibles enfermedades. 

Como agricultora, Chaska conoce la importancia del riego para sus cultivos, el cual puede aumentar o reducir su productividad. Sin embargo, a pesar de que la agricultura es el sector que más consume agua en el Perú (89 %), solo el 22 % de las tierras agrícolas están irrigadas, lo que dificulta que los agricultores rieguen sus cultivos de manera efectiva. Además, las malas condiciones de la infraestructura existente de riego agravan las dificultades en la gestión de los recursos hídricos. 

La situación del agua desde las faldas de los Andes hasta Lima

Por otro lado, Yaku, el hermano menor de Chaska, recientemente se mudó a Lima en busca de mejores oportunidades laborales, ya que, con la granja que heredó, no podía sostener a su familia. 

Después de llegar a San Juan de Lurigancho, Yaku se sorprendió al observar la falta de áreas verdes y de agua.  Yaku sabía que Lima es la segunda ciudad más grande del mundo ubicada en un desierto, pero no podía imaginar una transición tan drástica desde las faldas cambiantes, pero aún verdes, de la Sierra peruana, hasta los colores amarillos y grises de Lima.

La ciudad depende de las aguas subterráneas y superficiales del Río Rímac, que están constantemente amenazadas por la contaminación causada por los efluentes mineros y el uso de agroquímicos en la agricultura intensiva. La falta de tratamiento de las aguas residuales domésticas también agrava la situación. Aunque Yaku ha observado cierto progreso en el desarrollo de la infraestructura hídrica de la ciudad, a cargo de Sedapal, este desarrollo es más lento de lo esperado y muchas obras de construcción parecen retrasadas o pospuestas. 

A pesar de los desafíos que enfrentan, Chaska y Yaku se mantienen optimistas. Chaska participa activamente con las autoridades locales y otros agricultores para promover prácticas agrícolas sostenibles y preservar ecosistemas y humedales. En una zona cercana a Chaska, en Candarave, hubo una devastación de cultivos causada por el fenómeno de El Niño hace unos años. Por ello, Chaska sabe que es fundamental proteger los humedales para reducir dichos impactos y asegurar el suministro de agua durante las sequías, para así garantizar la seguridad alimentaria y bienestar de las comunidades, como la de Chaska. Durante las últimas vacaciones de Navidad, cuando Yaku visitó a Chaska en los Andes, Chaska le explicó cómo estas prácticas, recientemente adoptadas, están mejorando significativamente la productividad de los cultivos.

Inspirado por la notable dedicación de su hermana, Yaku ha asumido el papel de un ciudadano comprometido con su comunidad local. Él apoya activamente iniciativas destinadas a construir una instalación temporal de baños compartidos, que cubra la brecha hasta la finalización de importantes proyectos de infraestructura para el suministro de agua y servicios sanitarios. 

Para abordar eficazmente los desafíos de seguridad del agua que enfrentan los peruanos, los esfuerzos y la dedicación demostrados por Chaska y su hermano deben alinearse con reformas en políticas dentro del sector hídrico.  

El reciente diagnóstico de seguridad hídrica para Perú del Banco Mundial establece políticas recomendadas y avances en infraestructura destinados a mejorar el sector hídrico. Estas medidas son esenciales para garantizar un futuro sostenible tanto para el pueblo peruano como para los recursos hídricos del país. El Banco Mundial se compromete a apoyar al país aprovechando su papel de convocante para reunir a los actores interesados y promover un enfoque coordinado para impulsar la acción sobre este importante tema. 

Si quieres saber más sobre el trabajo del Banco Mundial en el Perú, lee el Diagnóstico de Seguridad Hídrica para Perú y visita la Infografía: Nueve recomendaciones para mejorar la seguridad hídrica en Perú.

 

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Autores

Christian Borja-Vega

Economista, Práctica Global de Agua

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