¿Por qué el crecimiento de la productividad es tan bajo en América Latina y el Caribe?

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Las explicaciones sobre el bajo crecimiento y la escasez de inversión en América Latina y el Caribe (ALC) se centran a menudo en las deficiencias en la educación, la competencia limitada y la informalidad generalizada. Hay un fuerte consenso de que, a menos que se mejoren ess áreas, la productividad de los trabajadores latinoamericanos seguirá siendo baja, como se argumenta en un reciente artículo publicado en la revista The Economist (i).

En cualquier caso, hasta ahora los debates han pasado por alto otras cuestiones. Por ejemplo, la paradoja de la productividad urbana en ALC de ciudades con más densidad que no son particularmente productivas y sus nexos con el problema del bajo crecimiento de la región han recibido menos atención . Esta es una omisión importante, sobre todo por el carácter muy urbanizado de la fuerza laboral de ALC y la alta concentración de trabajadores en las zonas urbanas más grandes de la región.

En el nuevo informe La evolución geográfica de la productividad y el empleo se utiliza una “perspectiva territorial” para analizar de una manera diferente el problema del bajo crecimiento en América Latina y el Caribe. El informe reseña la evolución de la geografía de la productividad y el empleo en ALC con la ayuda de nuevos datos y métodos. En la publicación, se plantea que tres factores estructurales interrelacionados —la desindustrialización de las ciudades, los altos costos de la distancia entre las ciudades, y las divisiones dentro de las ciudades— han debilitado los beneficios de las economías de concentración y, por lo tanto, el crecimiento económico de la región.

Deficiencias urbanas

El informe muestra que, si bien la desindustrialización afectó a las ciudades de todos los tamaños, dejó una huella particularmente profunda en las urbes más grandes . A medida que el empleo en las manufacturas se contrajo, hubo más trabajo en los servicios menos dinámicos y no comercializables, y ello tuvo consecuencias negativas en la productividad. A los servicios de este tipo no les favorece la innovación endógena ni los beneficios dinámicos derivados del comercio internacional, y reciben menos beneficios de las economías de concentración, especialmente en las ciudades más grandes, que a menudo son urbes muy congestionadas.

No ayudó el hecho de que, como se indica en el estudio, durante las últimas décadas la infraestructura de transporte recibiera menos inversión de la necesaria a lo largo de las rutas que conectan los lugares más poblados y productivos de la región. La falta de inversión en las redes viales entre las ciudades es una de las razones de los costos relativamente altos del transporte interurbano, y eso ha limitado el acceso al mercado, los efectos adicionales en forma de conocimientos y las oportunidades de especialización y, por tanto, el crecimiento económico.

Por último, si bien no menos importante, en el informe se indica que en las grandes ciudades divididas en secciones distantes y mal conectadas de bajos y altos ingresos, los beneficios de las economías de concentración asociados con el intercambio, las correspondencias y el aprendizaje se limitan a los barrios situados en los distritos comerciales centrales o cerca de estos. Allí se encuentran las empresas formales, abundan los servicios para el consumidor y los residentes disfrutan de infraestructura básica y servicios públicos de mejor calidad.

Lo contrario sucede en los barrios de bajos ingresos, donde la economía es principalmente informal, los servicios para el consumidor son escasos, y la infraestructura básica y los servicios públicos suelen ser deficientes. La existencia de economías urbanas duales —modernas de alta productividad en zonas comerciales céntricas e informales de baja productividad en barrios de bajos ingresos— da lugar a pérdidas de eficiencia que socavan el crecimiento económico .

Mientras que las economías urbanas tuvieron dificultades para aumentar la productividad, las zonas agrícolas y mineras registraron un desempeño mucho mejor. Se beneficiaron de las inversiones y la fuerte demanda de productos básicos en China y otras economías de rápido crecimiento, especialmente durante la década dorada (2003-2013), lo que se tradujo en una disminución de la desigualdad territorial en la mayoría de los países de América Latina y el Caribe en los últimos 20 años.

 

 

¿Qué deben hacer los responsables de formular políticas?

En el informe se exhorta a combinar el modelo de desarrollo de América Latina y el Caribe impulsado por los productos básicos con uno que refuerce y aproveche mejor las competencias de la fuerza de trabajo urbana de la región . Se recomienda la implementación de políticas en tres niveles territoriales: local, regional y nacional:

  • A nivel local, sería clave mejorar la competitividad y la habitabilidad de las ciudades, así como eliminar las barreras a la movilidad de los residentes que viven lejos de las oportunidades económicas derivadas de la economía formal.
  • A nivel regional, se deben hacer mayores esfuerzos para conectar mejor las ciudades dentro de los países y entre ellos.
  • A nivel nacional, deberían seguir siendo prioridades mejorar la competencia, la educación, las capacidades de innovación y el entorno para los negocios. Modernizar la manera en que los países gestionan y gastan sus recursos también ayudará a hacer avanzar el programa de políticas descrito.

En el informe se esbozan los lineamientos de una estrategia para lograr un crecimiento acelerado e inclusivo a través de una perspectiva territorial. Cada país debe adaptar la estrategia a sus propias circunstancias y coordinarla en las distintas escalas territoriales. El programa es complejo, pero si se implementa bien, tiene el potencial de conducir finalmente a América Latina hacia una nueva era de un crecimiento mayor y más inclusivo.

 

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