Con un firme compromiso nacional y el apoyo a largo plazo del Banco Mundial y el Fondo Mundial para la Reducción y la Recuperación de Desastres (por sus siglas en inglés GFDRR), Colombia ha impulsado un enfoque proactivo que permite una respuesta rápida y fomenta la resiliencia a largo plazo.
Ese progreso alcanzó un hito en el 2025 con la aprobación del cuarto Préstamo para Políticas de Desarrollo de Colombia con Opción de Desembolso Diferido ante Catástrofes (por sus siglas en inglés Cat DDO IV), que otorga al gobierno acceso inmediato a fondos en caso de desastres. Tras este titular se esconde una historia de inversión sostenida, innovación local y compromiso en todos los niveles de gobierno.
Sentar las bases para la resiliencia
El punto de inflexión se produjo en 1999, cuando un potente terremoto azotó la región del Eje Cafetero de Colombia. En respuesta, el gobierno y el Banco Mundial movilizaron 93 millones de dólares para la recuperación, pero la experiencia reveló la necesidad de herramientas financieras más rápidas y flexibles.
En 2008, Colombia se convirtió en uno de los primeros países en acceder a un Cat DDO, un instrumento financiero que no solo proporciona financiamiento rápido tras un desastre, sino que también exige la implementación de políticas de reducción de riesgos y preparación, antes del desembolso, algo que Colombia había estado impulsando de forma constante durante años. Ese primer Cat DDO demostró su eficacia durante las inundaciones de 2010-2011, cuando se desembolsaron fondos en cuestión de semanas para apoyar la recuperación temprana.
Con el apoyo del GFDRR, Colombia fortaleció sus bases de gestión del riesgo de desastres. Esto incluyó el inventario de zonas de alto riesgo, lo cual orientó la planificación territorial municipal, y la realización de un análisis del sistema nacional de gestión del riesgo de desastres que orientó las reformas políticas e institucionales.
El segundo Cat DDO, implementado en 2012, incluyó reformas al Plan Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres, el fortalecimiento de la planificación territorial y el desarrollo de herramientas para reducir los riesgos en el sector de vivienda. Con el apoyo del GFDRR en 2016, el gobierno realizó una evaluación intermedia de sus esfuerzos en la reconstrucción tras las inundaciones de La Niña de 2010-2011.
Estos esfuerzos dieron sus frutos en el 2020, durante la pandemia cuando azotó la COVID-19 , y el Cat DDO II se desembolsó en su totalidad, lo que proporcionó liquidez rápida y demostró el valor de la preparación para emergencias.
La resiliencia comienza desde lo local
Más de 900 municipios han desarrollado planes de gestión del riesgo de desastres y más de 280 han actualizado las regulaciones del uso del suelo para afrontar los riesgos. Por otra parte, GFDRR ayudó a desarrollar el Índice Municipal de Gestión de Riesgo de Desastres Ajustado por Capacidades en 2017-18, una herramienta que mide el riesgo en todos los municipios mediante la evaluación de la exposición, la vulnerabilidad y la capacidad, y ayuda a orientar las políticas, establecer prioridades y asignar recursos de manera más eficaz.
En el sector educativo, se destaca la ciudad de Cali. Con el apoyo del Banco Mundial y GFDRR, se desarrolló un plan de infraestructura escolar de 12 años centrado en el fortalecimiento de los edificios escolares contra el riesgo sísmico.
Foto: Colombia. Estudiantes dibujan en la pizarra. © Charlotte Kesl / Banco Mundial
Nuevos Riesgos, Nuevas Respuestas
El tercer Cat DDO de Colombia, fue aprobado en el 2021, y amplió su enfoque para incluir políticas relacionadas con el cambio climático las emergencias de salud pública y transporte resiliente. Un instrumento oportuno ya que fue desembolsado en el 2022 durante una de las temporadas más largas del fenómeno de La Niña
Ahora, con el Cat DDO IV, Colombia va aún más lejos.
Con el apoyo de GFDRR, respaldado en parte por el Gobierno de Japón, el país ha fortalecido el diálogo sobre políticas a nivel nacional, sectorial y subnacional. Esto condujo a actualizaciones del Plan Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (PNGRD) —la principal hoja de ruta de Colombia— y del Plan Distrital de Gestión del Riesgo de Desastres de Cartagena, ambos alineando la gestión del riesgo con las prioridades de adaptación climática y desarrollo.
GFDRR también ha contribuido al desarrollo de directrices técnicas para la planificación vial en zonas propensas a riesgos, que se están integrando en los manuales del Ministerio de Transporte, dándose un paso así hacia la prevención. En 2024, el IMRC se actualizó para incluir riesgos relacionados con el agua, como sequías e incendios forestales. Por primera vez, la estrategia de gestión del riesgo de desastres de Colombia integró al sector turístico, en donde los gobiernos locales desempeñan un papel muy importante..
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