Garantizar la conectividad de la red de transporte de Argentina frente al cambio climático

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Tren atravesando una inundación. Foto: Ministerio de Transporte de Argentina
Tren atravesando una inundación. Foto: Ministerio de Transporte de Argentina

Como muestran las conversaciones que están teniendo lugar en Glasgow con motivo de la COP26, los fenómenos naturales extremos son cada vez más frecuentes debido al cambio climático, perturbando nuestras vidas e induciendo pérdidas económicas más allá de los costos de reparación. Solo en julio de 2021, fuertes lluvias en Europa central y en la provincia china de Henan produjeron inundaciones catastróficas que provocaron más de 11.000 millones de dólares en daños.

En América Latina, las inundaciones en el norte de Argentina (provincias de Chaco, Corrientes, Formosa y Jujuy) han provocado importantes pérdidas económicas, así como desplazamientos de población y, en algunos casos, incluso pérdida de vidas humanas.

El cambio climático es ya una realidad y sus consecuencias palpables. Por ello, no podemos limitarnos a frenar la subida de las temperaturas, sino que debemos aprender a adaptarnos a la nueva realidad climática.

En este sentido, las infraestructuras de transporte, elemento clave para el desarrollo y el crecimiento económico del mundo, están especialmente expuestas a estos fenómenos climáticos extremos cada vez más frecuentes. Para mitigar los riesgos climáticos, la construcción y el mantenimiento de la red de transporte deben adaptarse para aumentar su resiliencia, y los códigos de construcción de todo el mundo están empezando a adoptar estos cambios.

¿Qué ocurre en Argentina?

En Argentina, las temperaturas aumentarán entre 0,5 y 1°C, según la trayectoria de concentración representativa (RCP) 4.5 y 8.5, lo que inducirá un aumento del volumen de las precipitaciones y del número de días con precipitaciones extremas. Esto hará que el país sea más vulnerable a las inundaciones, que ya son causantes de 22.500 millones de dólares en pérdidas económicas desde 1980, por no hablar de las pérdidas de vidas producidas por eventos como las inundaciones de La Plata en 2013.

La amplia red de carreteras nacionales, provinciales y rurales de Argentina, que abarca más de 240.000 kilómetros, es fundamental para el crecimiento y el desarrollo del país. Se calcula que las amenazas relacionadas con el cambio climático afectarán a entre el 4,5% y el 7% de su PIB, y los fallos en las infraestructuras de transporte pueden agravar estas pérdidas.

En este contexto, el Banco Mundial y el Fondo Mundial para la Reducción de los Desastres y la Recuperación (GFDRR) publicaron este informe que estudia y estima las pérdidas macroeconómicas directas e indirectas resultantes de las interrupciones del transporte, en particular los riesgos relacionados con las inundaciones.

El informe utiliza una metodología de sistema de sistemas, que define la red de transporte como un conjunto de nodos (puertos, aeropuertos, estaciones, cruces de carreteras) y enlaces (tramos de carretera, líneas ferroviarias, vías navegables), evaluando para cada uno de ellos:

  • La vulnerabilidad, que es una medida de las consecuencias negativas de un fallo de la infraestructura provocado por eventos climáticos extremos. Se estima en función de los niveles de profundidad de las inundaciones, suponiendo la pérdida total de la funcionalidad de la red a partir de un determinado umbral de profundidad.
  • La criticidad, que es una medida de la importancia de la infraestructura y del impacto perturbador sobre el resto de la red. Se evalúa en función del impacto que tendría el fallo de un activo, calculando no solo el costo de los daños causados a la infraestructura, sino también el costo indirecto del desvío de los flujos de transporte.

La evaluación de la vulnerabilidad y la criticidad da lugar a una evaluación del riesgo que tiene en cuenta la probabilidad del riesgo y las consecuencias del fallo del elemento de transporte. Estas consecuencias incluyen los daños directos a la infraestructura, medidos por el indicador de Daños Anuales Esperados (EAD), así como las pérdidas económicas indirectas derivadas de la interrupción del servicio, que se miden utilizando el indicador de Pérdidas Económicas Anuales Esperadas (EAEL).

El análisis del informe se completa con una evaluación de las acciones para proteger las infraestructuras contra el cambio climático, que se someten a un análisis costo-beneficio. Los costos incluyen las inversiones iniciales y de mantenimiento rutinario, mientras que los beneficios consisten en las pérdidas evitadas en términos de daños directos (EAD) y riesgos económicos indirectos (EAEL).

Los resultados del informe muestran un aumento de la vulnerabilidad de las infraestructuras de transporte a causa del cambio climático. Se espera que las carreteras nacionales estén un 10% o un 20% más expuestas a las inundaciones pluviales según las proyecciones aumento medio y alto de temperaturas, en comparación con su exposición actual. La vulnerabilidad de los aeropuertos y puertos clave se evalúa como el período de retorno mínimo en el que la infraestructura está sujeta a inundaciones extremas.

Calle inundada en el barrio Perchel, ciudad de Mendiolaza, provincia de Códoba, Argentina
Calle inundada en el barrio Perchel, ciudad de Mendiolaza, provincia de Códoba, Argentina. Foto: Istock/AndresRuffo

Áreas más afectadas y recomendaciones

En términos de criticidad, las mayores interrupciones se producen en las carreteras nacionales que irradian desde Buenos Aires, que, si son afectadas por inundaciones, pueden causar interrupciones de alrededor de 100.000 toneladas de carga por día. Si los peligros de las inundaciones provocaran el fallo de tramos viales y ferroviarios individuales, los impactos económicos resultantes podrían alcanzar los 3 millones de dólares diarios para las carreteras provinciales 14 y 49, que conectan Buenos Aires y La Plata; 4,2 millones de dólares diarios para la línea de ferrocarril Roca en Buenos Aires; y 700.000 dólares diarios para los puentes de carreteras nacionales en las provincias de Mendoza o San Luis.

El informe proporciona una base de referencia para comparar las intervenciones y dar prioridad a las que tienen la mayor relación beneficio/costo (BCR). Deben priorizarse los elementos de la infraestructura en los que las pérdidas directas e indirectas evitadas por las averías son más elevadas, en comparación con el costo de las intervenciones de mejora. Las carreteras con los valores más altos de BCR se concentran en el noroeste de Argentina.

En resumen, este estudio es un intento de recopilar todos los datos de infraestructura de transporte y logística de Argentina en una plataforma, proporcionando un modelo para el uso de la Dirección Nacional de Vialidad (DNV) y el Ministerio de Transporte.

Los impactos económicos de las interrupciones por fenómenos climáticos extremos pueden llegar a ser significativos, dependiendo de las opciones de desvío y de la duración de la interrupción. Al poder cuantificar los daños directos y contabilizar las pérdidas macroeconómicas indirectas de estas interrupciones, estas instituciones pueden mejorar el diseño, la construcción y el mantenimiento de las infraestructuras de transporte de Argentina.

En un escenario de cambio climático, la construcción de infraestructuras resilientes podría suponer costos adicionales marginales, pero para muchos activos de infraestructura, los beneficios de evitar los daños y las interrupciones por inundaciones superan los costos de inversión.


Autores

Verónica Raffo

Especialista en infraestructura del Banco Mundial

Yohannes Yemane Kesete

Senior Disaster Risk Management Specialist

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