Sistemas resilientes e inclusivos de protección social y empleo para los trabajadores - y para todos - en Centroamérica

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Trabajadores de Honduras en el marco de un proyecto de donación Trabajadores de Honduras en el marco de un proyecto de donación

Cuando la pandemia por COVID-19 cerró la tienda de ropa en la que trabajaba María en la Ciudad de Panamá, al principio ella no se preocupó. Aunque informal, su trabajo le permitía cubrir sus necesidades básicas. Ahora, María se enfrentaba a retos inesperados. ¿Cómo pagaría la comida y el alquiler? ¿Sería capaz de encontrar un nuevo trabajo? ¿Quién podría ayudarla? 

María era una de los cientos de miles de trabajadores en Centroamérica que se hacían estas preguntas. Un reciente informe del Banco Mundial, titulado 'Mejores sistemas de protección social y empleo en Centroamérica hacia una recuperación resiliente e inclusiva', examina la forma en que la pandemia puso a prueba las redes de protección social, otras iniciativas de protección de los ingresos y los programas del mercado laboral en la región, poniendo de manifiesto brechas y nuevas prioridades. El informe argumenta que las inversiones estratégicas en los sistemas de Protección Social y Empleo (PSE) sientan las bases para un crecimiento más fuerte e inclusivo en Centroamérica  y fomentan la resiliencia a medida que las personas pobres y vulnerables, como María, enfrentan un escenario de choques cada vez más recurrentes más allá de la pandemia. 

Desafíos prepandémicos en Centroamérica

A pesar de los avances hacia sistemas de PSE más integrales, antes de la pandemia muchos centroamericanos tenían un acceso limitado a programas que les permitieran hacer frente a las crisis, encontrar trabajo, invertir en la salud y la educación de sus hijos y proteger a los adultos mayores 

La mayoría de los países centroamericanos gastaron menos que el promedio regional en asistencia social y se centraron en iniciativas de amplio enfoque, con una alta cobertura de personas ricas y que viven en condiciones de pobreza . Por ejemplo, al menos un programa de asistencia social benefició al 67 % del 20 % de las personas más ricas de El Salvador y al 32 % de este mismo grupo de ingresos en Panamá, en comparación con la media latinoamericana y caribeña del 10 %. 

Otros programas mejor focalizados, como las transferencias monetarias condicionadas, sólo alcanzaron a una pequeña proporción de las personas que viven en situación de pobreza, desde el 4 % de las personas con el 20 % de ingresos más bajos en El Salvador hasta el 44 % en Costa Rica, por debajo del promedio del 49 % de América Latina y el Caribe.

Distribución de beneficiarios de los programas de asistencia social por quintiles de ingreso, divididos por quintiles de ingreso y por países, y promedio regional de América Latina y el Caribe

Distribución de beneficiarios de los programas de asistencia social por quintiles de ingreso, por países de Centroamérica y promedio regional de América Latina y el Caribe
Fuente: indicadores de desempeño de ASPIRE. Nota: último año disponible antes del inicio de la pandemia por COVID-19: para Costa Rica 2019, República Dominicana 2019, Honduras 2018, Panamá 2019 y El Salvador 2019. Los datos más recientes disponibles para Guatemala y Nicaragua son de 2014 y se incluyen aquí solo para completar la información. Para América Latina y el Caribe 2010-2019 se muestra el promedio ponderado utilizando el último año disponible de encuesta por país. La distribución de beneficiarios puede estar subestimada porque las encuestas de hogares no necesariamente incluyen el universo de programas de asistencia social. La distribución de los beneficiarios es: (Número de individuos del grupo que viven en un hogar donde al menos un miembro recibe la transferencia)/(Número total de beneficiarios directos e indirectos).

Respuesta a la pandemia en Centroamérica

La llegada de la COVID-19 supuso importantes retrocesos para las economías y los trabajadores centroamericanos . Los jóvenes, los trabajadores menos calificados y las mujeres, ya de por sí en desventaja, enfrentaron impactos desproporcionados, que profundizaron las brechas preexistentes y amenazaron con dejar cicatrices en el bienestar de un gran número de trabajadores mediante una disminución de sus ingresos a lo largo de toda la vida. En Costa Rica, las mujeres sufrieron un descenso del 28 % en el empleo durante el primer trimestre de la pandemia, frente a una caída del 17 % para los hombres; además, los trabajadores con bajo nivel educativo experimentaron un descenso de más del 40 %, mientras que los trabajadores con un nivel educativo alto prácticamente no se vieron afectados.

Cambios en la tasa de empleo y participación en Costa Rica, 2020-2021, por educación y género

Cambios en la tasa de empleo y participación en Costa Rica, 2020-2021, por educación y género
Fuente: elaboración propia con base en Encuesta de Mercado Laboral de Costa Rica, T1-2019 a T1-2021. Nota: 1/ Cambio porcentual en las tasas de empleo y participación respecto a los niveles del T1-2020. 2/ Educación baja se refiere a: menos de 9 años de educación, media: de 9 a 13 años de educación y alta: 14 o más años de educación.

Al igual que en otras partes del mundo, los gobiernos centroamericanos respondieron al aprovechar los instrumentos de PSE existentes. Sin embargo, estos programas mostraron dificultades para proteger a los beneficiarios existentes y ampliar la cobertura al "segmento intermedio no atendido", es decir, a las nuevas personas vulnerables que normalmente quedan fuera de las redes de protección social y de los sistemas formales que pueden actuar como estabilizadores durante las crisis. Dada la limitada capacidad de adaptación de los sistemas y las enormes necesidades, algunos gobiernos tuvieron que crear sistemas paralelos para actuar con rapidez. 

Casi todos los países de la región desplegaron transferencias monetarias principalmente para llegar a nuevos beneficiarios, incluidos los trabajadores informales. Sólo la República Dominicana utilizó datos de su registro social, mientras que otros países recurrieron a enfoques que iban desde utilizar aplicaciones a recibir las transferencias monetarias bajo demanda en Costa Rica, hasta recurrir a bases de datos como aquellas que registran el consumo de servicios públicos en El Salvador y Guatemala. Panamá puso en marcha una de las transferencias monetarias más grandes - el Plan Panamá Solidario - contrastando diferentes bases de datos administrativas para identificar a los potenciales beneficiarios. Por otra parte, las iniciativas de seguridad social fueron limitadas debido a la escasa cobertura y a la falta de seguros de desempleo

Las medidas relativas al mercado laboral incluyeron el acceso a créditos en El Salvador y Panamá, la emisión de garantías para las micro, pequeñas y medianas empresas en Costa Rica; subsidios salariales o ayudas similares para los trabajadores formales en Guatemala, República Dominicana, Honduras y El Salvador; y programas de capacitación en Costa Rica y Panamá. La pandemia por la COVID-19 también catalizó innovaciones en materia de pagos, que incluyó una mayor digitalización, como las cuentas virtuales para transferencias de emergencia usadas para el Bono Familia de Guatemala. 

Sistemas de PSE más resilientes e inclusivos
La pandemia demostró la importancia de contar con medidas de PSE adaptativas y eficaces para una recuperación resiliente e inclusiva . Basándose en la evidencia mundial, el informe señala tres directrices de política para los sistemas de PSE en Centroamérica:

  1. Mejorar la eficiencia y la eficacia del gasto en protección social y garantizar la combinación adecuada de programas para proteger y aumentar la resiliencia de quienes viven en pobreza y los (nuevos) vulnerables. Los países deben pasar de programas poco focalizados a programas bien focalizados, que a menudo tienen beneficios adicionales para el capital humano de las personas.
  2. Mejorar la capacidad de adaptación de los sistemas de PSE y reforzar los sistemas de distribución de beneficios. Estos pasos podrían incluir la ampliación de los registros sociales, el apoyo a la inclusión dinámica de beneficiarios y el uso de pagos digitales.
  3. Reforzar los servicios e instituciones de empleo para ayudar a las personas a reincorporarse rápidamente a puestos (productivos) de trabajo. Los gobiernos pueden entender y monitorear mejor la demanda laboral y promover la capacitación liderada por el sector privado para mejorar la empleabilidad y una mejor adecuación entre la oferta y la demanda de empleos.

Es urgente fortalecer los sistemas de PSE en Centroamérica en el contexto de múltiples crisis mundiales , desde la guerra de Ucrania hasta las presiones inflacionarias, así como las amenazas naturales y las perturbaciones climáticas en la región, que han aumentado en frecuencia e intensidad, con mayores impactos en los pobres y vulnerables, y generando pérdidas económicas significativas. Como demostró la pandemia, los sistemas de PSE aumentan la resiliencia de las personas, preservan y restauran el capital humano, al mismo tiempo que ayudan a los trabajadores afectados, como María, a volver a obtener ingresos; y, a los países a invertir en su gente.

Descarga el reporte Mejores Sistemas de Protección Social y Empleo en Centroamérica hacia una Recuperación Resiliente e Inclusiva.

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Autores

Ana Sofía Martínez Córdova

Analista de Investigación en el Banco Mundial

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