En mayo de 2002, el entonces presidente del Grupo Banco Mundial, James Wolfensohn, reabrió la oficina del Banco Mundial (i) en Kabul después de un paréntesis de 23 años. Nuestro trabajo se reanudó inmediatamente para satisfacer las necesidades de los afganos más pobres y ayudar a esta nación maltratada a reconstruir sus instituciones y prestar servicios públicos a los ciudadanos.
Desde entonces, Afganistán ha recorrido un largo camino y ha conseguido algunos de los avances más rápidos del mundo en lo que respecta a resultados de desarrollo clave, como la reducción de la mortalidad infantil, la mejora de la matriculación escolar y la ampliación del acceso a la electricidad.
Nada de esto habría sido posible sin el apoyo de la comunidad internacional. Sin embargo, los logros alcanzados por Afganistán son frágiles, y es fundamental que continúe la ayuda para mantener el progreso y proteger los avances en términos de desarrollo que tanto han costado.
La próxima semana, los donantes tendrán la oportunidad de prometer apoyo para el futuro —los niveles actuales de ayuda vencen a finales de 2020— y reafirmar su compromiso con el pueblo afgano en la conferencia Afganistán 2020 (i), que se celebrará en Ginebra. Este evento se produce en un momento crítico, ya que las negociaciones en curso entre el Gobierno afgano y los talibanes generan esperanzas de lograr la paz.
Pero el hecho de llegar a un acuerdo político no constituye ninguna garantía de finalización del conflicto. Los datos empíricos internacionales muestran que mantener la paz es más factible en el contexto de una economía en crecimiento, servicios públicos confiables, una gobernanza sólida e instituciones en funcionamiento.
En el caso de Afganistán, que depende de la ayuda extranjera para financiar el 75 % de su gasto público, el apoyo internacional sostenido puede ayudar a garantizar que tengan cabida las nuevas oportunidades económicas y de desarrollo derivadas de un acuerdo político.
"El análisis del Banco Mundial muestra que un apoyo estable o ligeramente descendente a mediano plazo puede ayudar a Afganistán a acelerar su crecimiento, mantener los resultados de desarrollo y lograr progresos reales hacia la autosuficiencia".
El análisis del Banco Mundial muestra que un apoyo estable o ligeramente descendente a mediano plazo puede ayudar a Afganistán a acelerar su crecimiento , mantener los resultados de desarrollo y lograr progresos reales hacia la autosuficiencia. Por el contrario, cualquier recorte precipitado en el respaldo en forma de donaciones conducirá a un colapso de los servicios públicos, la actividad económica y los niveles de vida, además de alimentar la inestabilidad.
Se espera que la economía de Afganistán se contraiga más de un 5 % en 2020. Las empresas locales están lidiando con las medidas de confinamiento y el cierre de fronteras, y más de un tercio de ellas ha tenido que despedir a parte de su personal. El impacto humano ha sido grave: mayor desempleo, una reducción de las remesas y precios más altos de los productos esenciales para el hogar. Es posible que la mayoría de los afganos en este momento no cuente con ingresos suficientes para satisfacer sus necesidades básicas.
En estos tiempos difíciles, nos comprometemos a seguir trabajando con el Gobierno nacional y nuestros asociados para ayudar al pueblo de Afganistán a lograr un futuro mejor.
Como parte de ese esfuerzo, el Fondo Fiduciario para la Reconstrucción de Afganistán (ARTF), que reúne a 34 donantes internacionales y el Banco Mundial como organismo de ejecución, se encuentra en una posición privilegiada para ofrecer el tipo de programas que harán que la economía afgana se recupere y se mantenga la paz.
Los programas del ARTF proporcionan acceso a servicios vitales, generan oportunidades económicas en zonas urbanas y rurales, ayudan a establecer la infraestructura que sostiene a la economía y refuerzan el funcionamiento de las instituciones de las que depende la sociedad.
Desde 2002, el ARTF ha contribuido sistemáticamente al logro de resultados mediante la canalización de los fondos de los donantes para fortalecer los sistemas y la capacidad del Gobierno nacional, garantizar el impacto en el desarrollo y gestionar cuidadosamente los riesgos vinculados con la corrupción y la gobernanza, asegurando al mismo tiempo la sostenibilidad de estas medidas.
Más de 8 millones de niños se sumaron a la población del país que asiste a la escuela. Las tasas de mortalidad materna disminuyeron de 1100 casos por cada 100 000 nacidos vivos en 2000 a 396 casos por cada 100 000 nacidos vivos en 2015.
Las mujeres han asumido un papel más destacado en las esferas pública y política de Afganistán: alrededor del 21 % de todos los funcionarios del país son mujeres , mientras que en 2001 este valor era casi nulo. Más de una cuarta parte de los escaños parlamentarios están ocupados por mujeres, una proporción superior al promedio de los países de ingreso bajo.
Nuestro apoyo no termina allí, ya que el ARTF complementa otros canales de ayuda, como el de la Asociación Internacional de Fomento (AIF), el fondo del Grupo Banco Mundial para los países más pobres. El Banco brinda respaldo a una cartera de la AIF con un compromiso neto de más de USD 2300 millones, además de casi USD 2500 millones destinados a proyectos del ARTF.
Tanto la AIF como el ARTF han respondido con contundencia y flexibilidad a la emergencia de la COVID‑19, movilizando y redistribuyendo rápidamente los recursos de los programas para el alivio inmediato, y ayudando al pueblo afgano a amortiguar el impacto económico de la pandemia. Por ejemplo, la donación de USD 280 millones para el Alivio a las Comunidades y Hogares Afganos —cofinanciada por la AIF y el ARTF— ofrece apoyo a casi 2,9 millones de hogares que, de esta forma, podrán adquirir alimentos y paquetes de saneamiento o acceder a subvenciones en efectivo. Sin embargo, se necesita mucho más para mitigar los impactos de la COVID‑19 y trazar el camino hacia una mayor resiliencia en Afganistán.
A tal fin, la conferencia de la próxima semana será un momento ideal para apoyar la promesa de paz y prosperidad en el país. Espero que la comunidad internacional aproveche esta oportunidad para apoyar al pueblo afgano y así garantizar que no se pierdan los impresionantes avances de desarrollo —tan difíciles de lograr— de los últimos 20 años.
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