Hace un mes, hablé de algunos riesgos importantes para un ligero repunte en la economía mundial en 2014. Esos riesgos, entre los cuales estaban las preocupaciones acerca de una desaceleración del crecimiento de China y los problemas del sistema bancario paralelo en este país, ya han pasado a primer plano, al aproximarse el comienzo del Año del caballo (i) el viernes pasado.
La percepción de que los riesgos son mayores para China ha agregado otra vulnerabilidad potencial, como demuestra una nueva ronda de flujos de capital procedente de mercados emergentes en las últimas semanas, parecida a la del verano último. (i) Si bien los rendimientos de los bonos a 10 años del Tesoro de Estados Unidos han bajado un poco desde diciembre, a pesar del inicio del retiro gradual de estímulos financieros de la Reserva Federal, las noticias del debilitamiento de la producción industrial china han acelerado el proceso continuo en curso de reducción de la exposición de las carteras mundiales a los mercados emergentes en general, en favor de las economías avanzadas. Los acontecimientos políticos y/o económicos idiosincráticos también fueron importantes en casos específicos (Turquía, Ucrania, Sudáfrica y Argentina), pero el hecho de que países con mercados con liquidez y condiciones menos fluidas (como México, Polonia y Malasia) además sufrieran alguna venta repentina de activos indica que un alcance mucho más amplio está en juego.
¿Qué importancia tienen las posibles repercusiones internacionales de la desaceleración del crecimiento económico de China? ¿Por qué las últimas noticias afectaron sobre todo a los mercados emergentes? El viernes pasado, la publicación “Global Data Watch” de JPMorgan ofreció algunas pistas. En sus investigaciones se estima que un descenso de 1 punto porcentual en las tasas de crecimiento del producto interno bruto (PIB) de China por lo general tiene un impacto negativo total de unos 0,46 puntos porcentuales en el crecimiento mundial, más de cuatro cuartos, incluyendo los efectos sobre los precios del petróleo. Sin embargo, si bien esto refleja una caída de 0,21 puntos porcentuales en el crecimiento del PIB de las economías avanzadas, la cifra correspondiente a los otros mercados emergentes en su conjunto es de 0,73 puntos porcentuales. Los países que dependen de los productos básicos se verán muy afectados, ya que los demás podrían contar con una cierta reactivación de las importaciones de las economías avanzadas.
El mundo ha vigilado de cerca el ajuste a la baja del sistema bancario paralelo en China –la intermediación crediticia que involucra a entidades y actividades fuera del sistema bancario regular–, (i) al tiempo que ha sido testigo durante las últimas semanas de las preocupantes noticias provenientes de este país sobre el casi incumplimiento de un gran producto fiduciario. La ya esperada desaceleración del crecimiento (i) podría profundizarse por los riesgos de un ajuste desordenado, no por los vínculos financieros con el resto del mundo, ya que la participación extranjera en tales entidades es baja y predominan ampliamente las fuentes y el destino de los flujos de carácter nacional.
En el pasado reciente, el sistema bancario paralelo en China no parecía tener un gran volumen en comparación con otros países (incluidos otros mercados emergentes), como lo plantearon Ghosh y colaboradores en un documento de 2012. (i) Sin embargo, no solo la expansión del sistema bancario paralelo ha sido extraordinaria en los últimos tres años, sino también la deuda del sector privado no financiero como porcentaje del PIB, la cual ha aumentado significativamente desde 2009. La reacción de la política económica de China a los temores después de 2008 de un derrumbe mundial generó una cierta laxitud con respecto a la rápida ampliación de los canales bancarios paralelos de financiamiento de inversiones y gastos en bienes raíces mediante instrumentos con fines especiales, incluidos aquellos pertenecientes a los gobiernos subnacionales. Como ocurre a menudo con los estallidos repentinos e intensos de alivio de las condiciones crediticias, parte de la pirámide de activos y pasivos recientemente creados tiene “pirámides” o “elefantes blancos” como su contraparte real.
Por lo tanto, las autoridades chinas deben tener cuidado. Al mismo tiempo que mantienen la presión para corregir los balances, mediante la adopción de una postura dura en torno a los mecanismos oficiales de apoyo del refinanciamiento, ellas deberán tratar de evitar los efectos de pánico de quiebras ocasionales a través de medidas de protección de algunas entidades financieras de importancia sistémica. La manera como se haga esto tendrá consecuencias sobre las actuales tasas de crecimiento del PIB de China. Asimismo, tendrá impacto en los mercados emergentes en general y, por lo tanto, en el riesgo de que un ajuste lleno de pánico de la exposición a los mercados emergentes podría provocar una fuerte desaceleración de estos últimos, generando a su vez un ciclo de retroalimentación negativa para las economías avanzadas. El punto de referencia de 2014 para la economía mundial todavía parece seguir una tendencia alcista, pero el año del caballo puede ser inestable.
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