Además de provocar una crisis mundial en la salud, la economía y la educación, es posible que la pandemia de coronavirus esté alimentando una cuarta crisis que, hasta ahora, no ha recibido la atención que merece.
Así como la pandemia mundial ha puesto de manifiesto las vulnerabilidades de nuestros sistemas sanitarios, económicos y educativos, saca también a la luz las deficiencias, los errores y las debilidades en la gestión de las finanzas públicas.
En todo el mundo, los titulares muestran cada vez con mayor claridad que los Gobiernos tienen dificultades para lograr el equilibrio entre dos necesidades encontradas: la rapidez y la integridad. Diversos informes mencionan contratos secretos para la adquisición de vacunas contra la COVID-19, precios exagerados en los suministros y corrupción en el gasto de los fondos de asistencia.
Ciertamente, las deficiencias de la gobernanza, la mala gestión de las finanzas públicas y el uso indebido de los fondos y los bienes públicos no son problemas nuevos. Pero la pandemia les ha conferido nueva urgencia. Esto se debe a que las fallas en la gobernanza, lo que incluye el uso indebido y la mala gestión de los fondos destinados a la lucha contra la COVID-19, pueden socavar los esfuerzos de respuesta a la pandemia de tres formas clave, ninguna de las cuales estamos en condiciones de permitirnos en este momento: 1) los precios exagerados y el uso indebido de fondos, o los fondos que simplemente desaparecen, reducen los escasos recursos disponibles para gastos urgentes y legítimos, como los paquetes de asistencia; 2) los equipos de baja calidad o las fallas en la prestación de servicios constituyen una amenaza para la seguridad pública, y 3) más importante aún, la mala gestión de los fondos públicos socava la confianza de la población en un momento en que los Gobiernos no pueden darse el lujo de que se erosione (i). Si los ciudadanos desconfían del Gobierno, por ejemplo, es más probable que un gran número de personas rechace la vacuna, lo que pondría en peligro su eficacia. Y ya se ven indicios de que esto está ocurriendo.
Podemos y debemos tomar medidas para mejorar la gobernanza y contrarrestar la creciente desconfianza en los Gobiernos, no solo porque es fundamental para que nuestra respuesta a la pandemia tenga éxito, sino también porque la confianza pública es la barrera entre la cohesión social y la fragmentación.
Afortunadamente, hay herramientas basadas en las evidencias que las instituciones internacionales, los organismos gubernamentales, la sociedad civil y las entidades de beneficencia pueden utilizar para ayudar a los Gobiernos a incrementar la confianza, mejorar la gestión de los fondos públicos y, de ese modo, mejorar su respuesta a la crisis actual.
1. Mejorar la transparencia
Muchos Gobiernos aún no han implementado las reformas que dicta el sentido común para incrementar la transparencia, como publicar en Internet todos los presupuestos y contratos. Esta es una medida sencilla que se debería haber aplicado hace tiempo. Los Gobiernos ya producen datos significativos que utilizan para fines internos o para elaborar informes para sus donantes, pero no los hacen públicos. Este es un problema político, no técnico.
La Open Contracting Partnership (i) (Alianza para la Contratación Abierta) ha trabajado con decenas de países, entre ellos Paraguay y Ucrania (en ucraniano), en reformas que exigen a los Gobiernos publicar los contratos y las adquisiciones. Otros países deben seguir su ejemplo.
2. Rendición de cuentas a través de la sociedad civil
Como se ha mostrado en una investigación reciente (i) de Transparencia Internacional (i), la transparencia solo resulta una herramienta eficaz si va acompañada de medidas enérgicas de rendición de cuentas. Debemos respaldar los esfuerzos de la sociedad civil y de los medios de comunicación por supervisar el gasto público y la prestación de servicios gubernamentales. Las organizaciones de la sociedad civil tienen los modelos y las herramientas que se necesitan para llegar a los ciudadanos y exigir que los Gobiernos rindan cuentas. Por ejemplo, en 200 asentamientos informales de toda Sudáfrica, la entidad International Budget Partnership (i) y sus asociados actualmente ayudan a los residentes a informar sobre la prestación de servicios públicos esenciales durante la pandemia a través de un cuestionario que se envía regularmente por teléfono celular (i).
3. Sacar provecho de la tecnología
La tecnología puede ayudar a reducir las posibilidades de que se cometan actos de corrupción. Más allá de la contratación electrónica y los presupuestos digitalizados, mediante el uso de la tecnología para administrar las transferencias condicionadas de efectivo se pueden hacer llegar fondos vitales a los grupos más vulnerables de manera segura y eficiente durante la crisis actual. En India, un sistema de pago con autenticación biométrica permitió reducir la corrupción (i) y mejorar significativamente los servicios de los programas de asistencia social del Gobierno.
4. Accionar las palancas adecuadas en el Gobierno
Las entidades fiscalizadoras superiores son los organismos que, por mandato constitucional, tienen a su cargo la rendición de cuentas de las finanzas públicas. Sin embargo, estas entidades (PDF, en inglés) a menudo tienen dificultades en relación con su independencia, sus mandatos y sus recursos (i). Debemos buscar oportunidades para fortalecer estas instituciones clave.
5. Instituciones internacionales
El Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y otras instituciones internacionales pueden ayudar.
El director del Departamento de Prácticas Mundiales de Buen Gobierno del Banco Mundial, Ed Olowo-Okere, subrayó: "Es probable que la respuesta a la pandemia aumente los riesgos de corrupción...". Para ayudar a los países a protegerse contra estos riesgos, el Banco elaboró un informe titulado Ensuring Integrity in Governments' Response to COVID-19 (i) (Garantizar la integridad en la respuesta de los Gobiernos a la COVID-19).
Por su parte, la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, aconsejó a los Gobiernos: "En este momento de crisis, por favor gasten todo lo que sea necesario. Pero gasten con sensatez y guarden los recibos" (i).
Sin embargo, sabemos que no basta con guardar los recibos. Es importante que el público y los entes encargados de la supervisión tengan acceso a ellos, porque eso es lo que genera la rendición de cuentas necesaria.
Warren Krafchik es director ejecutivo de International Budget Partnership (i). Sígalo en @OpenBudgets.
Leslie Lang Tsai es directora de Impacto Social de la Chandler Foundation (i). Sígala en @ChandlerFdn.
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