Desde los primeros informes acerca del coronavirus (COVID-19) en China, hemos observamos que países con sólidos sistemas de salud se han visto desbordados uno tras otro por la pandemia. Ahora los expertos en salud a nivel mundial tienen temor sobre el posible impacto del virus en África al sur del Sahara, donde muchos países tienen sistemas sanitarios más débiles.
Preocupados por la devastación que podría causar la pandemia, algunos Gobiernos, entre ellos Kenya, Nigeria y Sudáfrica, actuaron de forma anticipada y rápida, decretando la restricción de viajes, el cierre de escuelas, la prohibición de grandes concentraciones y la creación de centros de análisis. Hasta la fecha, se ha informado un total de más de 10 000 casos del nuevo coronavirus en todos los países africanos, salvo dos.
El Dr. Muhammad Ali Pate (i), director mundial del Departamento de Prácticas Mundiales de Salud, Nutrición y Población del Banco Mundial, ha estado al frente de la respuesta del Banco Mundial a la pandemia del actual coronavirus. Nos presenta una perspectiva importante desde su función actual y a partir de su experiencia como médico y exministro de Salud de Nigeria. Le preguntamos sobre la capacidad de África para enfrentar la pandemia, la labor que está haciendo el Banco Mundial para apoyar a los países y los consejos que daría a los distintos dirigentes.
¿Qué es lo más importante que deben hacer los responsables de tomar decisiones y los líderes comunitarios de África durante la crisis?
Lo más importante es generar confianza, además de seguir los enfoques ya probados para controlar las enfermedades que amenazan la salud pública. Una de las cosas que aprendimos de otras epidemias como el ébola, es que se puede perder la confianza y eso puede conducir a prácticas comunitarias contraproducentes. Al final, el comportamiento de las personas será lo que contendrá, o no contendrá, el brote.
Los encargados de formular políticas tienen la responsabilidad importante de comunicarse de manera transparente, usando todos los canales disponibles para difundir las evidencias y crear conciencia sobre cómo se propaga la infección. Deben involucrar a los ciudadanos, especialmente a los líderes religiosos y comunitarios, quienes pueden orientar a las comunidades respecto de la transmisión del virus.
Es importante preservar ese vínculo de confianza entre los Gobiernos, los líderes comunitarios y los ciudadanos, para garantizar que las personas crean y sigan los consejos que reciben. Los líderes deben ganarse y mantener la confianza de las comunidades: deben tener la humildad de reconocer lo que no saben y la humildad de escuchar a los expertos.
¿Qué está haciendo el Banco Mundial para ayudar a los países a responder a la pandemia?
A comienzos de marzo, el Grupo Banco Mundial anunció un paquete de apoyo acelerado para ayudar a los países a responder a la pandemia. Se aumentó el financiamiento a USD 14 000 millones, y este monto incluye USD 6000 millones para los países y USD 8000 millones para las empresas que serán canalizados a través de la Corporación Financiera Internacional (IFC), la entidad del Grupo Banco Mundial dedicada al sector privado.
Debido a la rápida propagación de la pandemia, queríamos responder de inmediato, especialmente en países en desarrollo con sistemas de salud más débiles. Por ello, nuestro Directorio aceleró la aprobación de proyectos en 25 países por un valor de USD 1900 millones, incluidos 10 países africanos (i).
Esta primera ronda de proyectos atenderá primero las necesidades críticas, entre ellas la compra de suministros médicos y equipos de protección personal para los trabajadores de la salud, la ampliación de la capacidad de laboratorios y hospitales y el asesoramiento técnico sobre estrategias de contención para reducir la transmisión.
Todos los proyectos de emergencia relacionados con la COVID-19 tienen componentes de participación comunitaria y comunicación de riesgos, para que puedan mantener y generar confianza entre la comunidad y la ciudadanía, así como responsabilidad social.
Las actividades específicas se adaptan a cada país e incluyen, por ejemplo, desarrollar sistemas para la vigilancia comunitaria de enfermedades y la participación de múltiples partes interesadas y abordar temas como la inclusión y la seguridad de los trabajadores de la salud. Algunas intervenciones también comprenden la vigilancia de enfermedades animales y redes de alerta temprana a nivel comunitario para apoyar un sistema sólido de denuncias y respuestas de emergencia ante enfermedades de notificación obligatoria.
Esta es solo la primera fase de la asistencia del Banco Mundial, ya que reconocemos que habrá necesidades en otros sectores a medida que los países respondan a impactos sociales y económicos más amplios. Estamos preparados para distribuir hasta USD 160 000 millones en los próximos 15 meses con el fin de respaldar medidas contra la COVID-19 que ayudarán a los países a responder a las consecuencias sanitarias de la pandemia y a impulsar la recuperación económica.
¿Considera alentadoras las respuestas de las naciones africanas hasta el momento?
Es una situación que está en desarrollo. En Wuhan, vimos cómo un sistema de salud sólido se vio rápidamente desbordado, pese a que las autoridades chinas trabajaron duro para contener el brote. Sus esfuerzos pueden habernos hecho ganar algún tiempo. En Italia tienen un sistema de salud muy sólido, pero la situación sigue siendo sumamente difícil.
Algunos países de África tienen sistemas de salud más débiles y podrían ser los más afectados por esta pandemia. Pero hasta el momento, a través de la Unión Africana, los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) de África y el Grupo de Trabajo de África para la COVID-19, los países han aprovechado la llegada tardía del virus para organizarse. Hemos visto a los CDC de África llevar a cabo capacitación, a los laboratorios entregar kits de prueba para más de 40 países y a naciones como Etiopía y Nigeria organizar rápidamente sus planes de respuesta.
Con el tiempo, a medida que aumenten los casos y se propague el virus en la comunidad, veremos qué tan bien resisten los sistemas sanitarios débiles. Es muy probable que veamos que la pandemia se manifieste de maneras muy diferentes en distintos lugares del mundo. Quizás los impactos no sean similares en todas las regiones. Estamos monitoreando esto junto con nuestros colegas de la OMS y los CDC de África.
¿Qué les diría a quienes creen que África no tiene experiencia para responder a las pandemias?
El panorama está cambiando en términos de capacidad de la región. Esto se ejemplifica en las capacidades de los CDC de África y los CDC nacionales, y en la manera en que los países ya se están organizando, a través de medios que incluyen a la Organización de la Salud de África Occidental y también de la región meridional. Es el resultado de décadas de esfuerzo de los países africanos para crear capacidades nacionales, y eso debe continuar.
Sin embargo, persisten brechas fundamentales y, como mencioné, incluso las economías más avanzadas han tenido dificultades para enfrentar la demanda sobre sus sistemas de atención médica. La respuesta del Banco Mundial se focaliza en ampliar rápidamente las capacidades de los países y permitirles contener el virus usando el distanciamiento social y medidas de salud pública, como el lavado de manos, para reducir la tasa de transmisión. Estas acciones pueden ayudar a asegurar que los ya débiles sistemas de salud no se vean sobrepasados.
Los países africanos también pueden ser parte de la solución en términos de investigación y desarrollo de terapias y vacunas. Así lo hemos visto recientemente en la República Democrática del Congo, donde la investigación dirigida por el profesor Jean-Jacques Muyembe Tamfum (i) ayudó a desarrollar una terapia para pacientes con ébola.
¿Tiene algunas reflexiones finales?
Esta pandemia exige medidas firmes por parte de los líderes de los países. También requiere que la comunidad mundial se una para encontrar soluciones. No es algo que los países puedan enfrentar por su cuenta. Mientras atravesamos esta crisis, debemos asegurarnos de que el tejido de la solidaridad mundial se mantenga unido, respetando al mismo tiempo las diferencias entre los Estados soberanos.
Algunos países y comunidades pueden ser particularmente vulnerables debido a la migración o situación de fragilidad actual. A medida que se desarrollan pruebas, terapias y vacunas, la comunidad mundial en general deberá prestarles mucha atención. Al diseñar respuestas nacionales, debemos considerar también la diversidad de los países y sus vulnerabilidades específicas. En el Banco Mundial, nuestro enfoque es mitigar el impacto en los países más vulnerables y hacer todo lo posible para proteger a los más pobres.
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